“Ayer me levanté y no estaba el Mateando al aire”. “Tuve una tristeza tan grande cuando busqué el programa y después supe que lo habían sacado”. “Acá no hay otra forma de comunicarnos”. “Hay que caminar 17 kilómetros hasta el cerro para enviar un mensaje”, dicen audiencias de distintos pueblos de nuestro territorio.
El aire de Radio Nacional ya no es federal. La resolución firmada por Héctor Cavallero, director ejecutivo de Radio Nacional se hizo efectiva en las 49 emisoras. El comunicado informaba que todas las frecuencias de AM y FM de todas las emisoras del país deberán replicar los contenidos de la emisora Ciudad de Buenos Aires en los horarios centrales.
Asimismo, extraoficialmente se informó que en los pocos espacios que quedan disponibles se debe evitar hablar de política. Viva la libertad…
Las voces locales se silencian. Esas voces tienen un impacto clave en sus comunidades: “en la mañana sabemos si tenemos que viajar a la ciudad por un turno en el hospital, esperamos que nos informen si llega la leña, sabemos si la ruta está o no transitable, esperamos nos llegue lo convenido, sabemos si están bien nuestros animales con la nevada y el hielo”.
Es imprescindible subrayar que Radio y Televisión Argentina tiene entre sus objetivos “garantizar el derecho a la información de todos los habitantes de la Nación Argentina; promover el desarrollo y la protección de la identidad nacional, en el marco pluricultural de todas las regiones que integran la República Argentina; promover la producción de contenidos audiovisuales propios y contribuir a la difusión de la producción audiovisual regional, nacional latinoamericana; garantizar la cobertura de los servicios de comunicación audiovisual en todo el territorio nacional”.
Asimismo la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (26.522), establece entre las obligaciones de Radio y Televisión Argentina “asegurar la información y la comunicación con una adecuada cobertura de los temas de interés nacional, regional e internacional; difundir y promover las producciones artísticas, culturales y educativas que se generen en las regiones del país, instalar repetidoras en todo el territorio nacional y conformar redes nacionales o regionales”.
Nuestra normativa vigente entiende que la comunicación es un servicio y un derecho humano. En contextos de escasez de voces, las audiencias locales estarán obligadas a escuchar la conferencia de Manuel Adorni y los problemas de tránsito en la porteña Avenida 9 de julio. Dicen en los pueblos que “se extraña la música campera, las voces de los payadores, el matecito y la radio que nos acompañan cada día”. “En el programa de la mañana compartimos las buenas noticias como los nacimientos, pero también las tristes”. “Nada puede reemplazar el servicio que brinda la radio, son las voces que están desde siempre, las que nos hacen compañía”.
Este deterioro del derecho a la comunicación no es aislado, se inscribe en otros ataques a la libertad de expresión: represión de periodistas, amenazas contra la Defensoría del Público, desfinanciación de medios comunitarios, intervención del ENACOM, eliminación de portales culturales/educativos y la difamación y hostigamiento a periodistas críticos.
“Lo que hacen estas autoridades es borrar nuestra cultura, nuestra identidad, no podemos quedarnos callados, hay que organizarse”, señala otro oyente local. Ese parece ser el camino.
La democracia necesita una comunicación plural, diversa, con perspectivas de derechos y local. Necesita una Radio Nacional federal.
* Licenciada en Comunicación Social (UNLP). Docente del ISFD Nº 13. Periodista en Radio Nacional Zapala
** Licenciado en Comunicación Social (UNLZ). Docente de la UNRN.