Renán Calheiros seguirá al frente del Senado brasileño luego de que la Corte Suprema de Brasil anulara por seis votos contra tres una medida cautelar que lo suspendía en su cargo. De este modo, el gobierno del presidente Michel Temer, acorralado por las denuncias de corrupción, obtuvo algo de alivio. 

La cautelar había sido dictada el lunes por uno de los miembros del tribunal después de que la misma Corte abriera un juicio contra Calheiros, quien fue acusado de beneficiar a una empresa que, a cambio, pagaba la pensión de una hija extramatrimonial. El ministro del Supremo Tribunal, Luis Roberto Barroso, disparó contra el titular de la Cámara alta, según consignó el portal del diario Folha de San Pablo, y denunció que la desobediencia a una orden de la Corte puede configurar un golpe de Estado. “Frente a una decisión judicial es posible protestar, presentar apelaciones. Pero dejar de cumplir una orden judicial es un delito de desobediencia o golpe de Estado”, afirmó. El fiscal general de Brasil, Rodrigo Janot, respaldó ayer la medida cautelar de la Corte que buscó apartar temporalmente de su cargo al presidente del Senado.

Entre los apoyos al presidente del Senado, la Mesa Directiva de esa Cámara se declaró en rebeldía, se negó a cumplir la orden y a ser notificada de la cautelar, ratificó a Renán Calheiros en su cargo y exigió un pronunciamiento del pleno de la Corte. Sin embargo, en forma unánime, e incluso quienes votaron por mantener en el cargo a Calheiros, los magistrados condenaron esa actitud de la Mesa Directiva, que llegaron a calificar como una afrenta al Poder Judicial y un peligroso precedente.

La cautelar anulada fue justificada por su autor, Marco Aurelio Mello, en el hecho de que el cargo que ocupa Calheiros está en la línea sucesoria de la Presidencia de Brasil y la Constitución prohíbe que un procesado en un juicio penal ejerza ese cargo. No obstante, la opinión de la mayoría de los magistrados fue que Calheiros puede continuar al frente del Senado y que sólo sería impedido de asumir la Presidencia en ausencia del mandatario, lo que eventualmente pudiera ocurrir pues su cargo sigue en la línea sucesoria al jefe de la Cámara de Diputados.

La decisión de la Corte le da aire al gobierno de Temer, que había manifestado su preocupación frente a un cambio en la presidencia del Senado en momentos en que las cámaras legislativas deben votar importantes medidas del impopular ajuste fiscal propuesto para atajar la crisis económica que atraviesa Brasil. Calheiros es miembro del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que lidera Temer, pero su sucesor en ese cargo habría sido el vicepresidente del Senado, Jorge Viana, del Partido de los Trabajadores (PT), al que pertenece la ex presidenta Dilma Rousseff, destituida en agosto y que califica a Temer de golpista.

El temor del gobierno pasaba porque, al frente del Senado, Viana hubiera podido alterar la pauta de votaciones y postergar para el próximo año las discusiones sobre el plan de ajuste, al que el PT se opone abiertamente. La principal de esas votaciones está prevista para la próxima semana y se refiere a un proyecto presentado por el gobierno que propone establecer un límite al aumento del gasto público anual, en función de la tasa inflación del ejercicio inmediatamente anterior, techo que deberá regir por un lapso de veinte años, con la posibilidad de ser revisado en los primeros diez años, algo que generó fuertes protestas en la oposición y en los movimiento sociales.

Según los adversarios de Temer, en la práctica esa propuesta congelará los presupuestos del Estado, pues impedirá aumentos reales del gasto y llevará a fuertes recortes en áreas sociales sensibles como educación, salud y atención a los más pobres. A pesar de la polémica generada por la cautelar, Calheiros sólo estará en la presidencia del Senado hasta fin de año, cuando el Parlamento entrará en un receso que se prolongará hasta febrero, tras el cual renovará autoridades en ambas cámaras.