En 1986, el promedio de edad de los muertos por hechos de violencia en Medellín, Colombia, estaba entre los 35 y los 45 años. En 1987 bajó a la franja de 25 a 35. En 1988 iba de los 20 a los 25. En 1989, el 70 por ciento de los fallecidos estaba entre los 14 y los 21 años. 1991 marcó otro record siniestro: 7 mil asesinatos en un año. Detrás de semejantes cifras había un nombre que pocos se atrevían a mencionar. Al menos no de manera crítica.