Si bien se sabe desde hace casi seis décadas que el hipocampo del cerebro adulto de muchos mamíferos genera nuevas neuronas a lo largo de toda la vida, se desconocían los genes involucrados en la maduración neuronal. Es decir, el proceso que permite el funcionamiento de los circuitos cerebrales. Ahora, especialistas del Conicet y de la Universidad de Harvard revelaron los mecanismos moleculares que participan en cada etapa. Este conocimiento podría resultar clave para posibles intervenciones contra enfermedades neurodegenerativas, condiciones fisiológicas como el envejecimiento o lesiones cerebrales.

“Identificamos y elaboramos un mapa detallado de los factores de transcripción --genes que regulan la expresión de otros genes-- que se van prendiendo y apagando durante el proceso de maduración de una célula madre a una neurona madura en el giro dentado del hipocampo, que es una de las regiones donde se generan neuronas nuevas en el cerebro adulto ”, explica Damiana Giacomini, una de las autoras principales del trabajo e investigadora del Conicet en el Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Buenos Aires (IIBBA) y en el Laboratorio de Plasticidad Neuronal de la Fundación Instituto Leloir (FIL).

“Esto aporta un nuevo escenario porque el hipocampo es una de las zonas afectadas por enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Entonces, entender qué sucede en situaciones fisiológicas normales permitirá luego, a largo plazo, pensar cómo prevenir o minimizar situaciones patológicas”, añade la científica en relación al artículo publicado en la revista Science Advances.

En la actualidad, diversos laboratorios en el mundo investigan sobre reprogramación neuronal, una técnica experimental que apunta a cambiar la identidad de una célula para convertirla en neurona como una manera de “reparar” o “suplir” el funcionamiento de otras que están alteradas. “Para eso, por ejemplo, es necesario saber qué factores de transcripción o genes le dan no sólo la identidad a una neurona sino también las características distintivas de cada etapa del desarrollo, que es lo que estamos aportando con este trabajo”, asegura Giacomini.

Durante muchos años, en el Laboratorio de Plasticidad Neuronal de la FIL --dirigido por el investigador del Conicet Alejandro Schinder, quien además dirigió este trabajo--, se dedicaron a estudiar el desarrollo de neuronas que nacen en el cerebro adulto. “Nuestro laboratorio estableció que una neurona nueva del cerebro adulto necesita ocho semanas para completar su desarrollo e integrarse. Sin embargo, no sabíamos cuáles eran los genes responsables de los cambios que ocurren durante ese proceso”, señala Natalí Rasetto, becaria doctoral del Conicet y también autora del artículo. “Entonces nos propusimos estudiar los conjuntos de genes que guiaban el desarrollo de neuronas en el hipocampo de un cerebro adulto”, agrega.

Todas las células de un organismo poseen los mismos genes. Sin embargo, para que cada una cumpla un rol determinado deben activarse un conjunto de genes particulares. En este proyecto, los investigadores estudiaron en ratones los genes de casi 40 mil neuronas de distintas edades. Para eso utilizaron una estrategia de datación precisa de nacimiento, que permitió seguir el desarrollo de las neuronas recién generadas.

Los científicos determinaron que, según los genes que se van expresando a lo largo de ocho semanas, las nuevas neuronas pasan por cuatro estados principales: células madre neurales quiescentes, células proliferativas, células granulares inmaduras postmitóticas y células granulares maduras.

Del trabajo participaron Ariel Berardino, Maximiliano Beckel y Ariel Chernomoretz, del IIBBA y del Laboratorio de Biología de Sistemas Integrativa de la FIL, y Paola Arlotta y su equipo, del departamento de Células Madre y Biología Regenerativa de la Universidad de Harvard.

“A diferencia de estudios previos, que hacían foco en los primeros estadios del desarrollo neuronal en animales adultos, este trabajo describe por primera vez el programa genético completo de desarrollo de una neurona nacida en el cerebro adulto”, explica Rasetto. Y concluye: “Este trabajo constituye un atlas genético con una resolución temporal sin precedentes, que establece las bases moleculares que permitirán estudiar el proceso de neurogénesis adulta en distintas especies animales, incluyendo a los humanos”.