Javier Milei estará este viernes en la inauguración de los Juegos Olímpicos de París, invitado por el gobierno francés. Además, consiguió un encuentro con el presidente galo, Emmanuel Macron. Sin embargo, lo llamativo es la presencia de Karina Milei en la ceremonia de apertura, algo que el Quai d'Orsay, la cancillería francesa, definió como "inexplicable". 

Ocurre que el protocolo marca que cada país goza de dos entradas, que son indelegables: una para el jefe de Estado invitado y otra para el embajador. Pero la Argentina tendrá en la inauguración de los Juegos a la secretaria general de la Presidencia y hermana del mandatario, en lugar del embajador Ian Selecki

Tras confirmarse esta deferencia, para la cual hubo un pedido del gobierno argentino, resta saber si la hermana de Milei lo acompañará en el encuentro bilateral con Macron. Se estima que el cara a cara sea antes de la recepción que se brindará a los jefes de Estado el viernes por la tarde, antes de la ceremonia de inauguración.

Milei tenía previsto viajar a Francia el mes pasado y la Casa Rosada informó que el viaje se canceló por cuestiones de calendario. En París se afirma que ese encuentro, justo antes de las elecciones europeas, fue cancelado por el propio Macron, que consideró un lastre verse con un referente de extrema derecha antes de unos comicios cuyos resultados lo obligaron a adelantar las elecciones legislativas. 

La visita de Milei coincide con la polémica por el video con cánticos racistas de la selección argentina de fútbol hacia Francia, lo cual derivó en una queja del gobierno francés y provocó rispideces con la vicepresidenta Victoria Villarruel. Esta salió defender a los jugadores argentinos y fue desautorizada por Milei, cuya hermana fue en persona a la embajada francesa a presentar disculpas. 

Por si fuera poco, se suma la polémica por la visita de diputados de La Libertad Avanza a genocidas presos en Ezeiza. Uno de los condenados que los recibió es Alfredo Astiz, condenado a perpetua por, entre otros crímenes, las desapariciones de las religiosas francesas Alice Domon y Léonie Duquet, en 1977. Por ese hecho, Astiz fue condenado en ausencia en Francia, en 1990. Familiares de desaparecidos franceses se sumaron en las últimas horas al repudio.