A pesar del quiebre que significó la muerte de Fernando Báez Sosa, uno de los casos más trascendentes sobre violencia a la salida del boliche, cuya tragedia abrió un vasto debate y marcó la agenda mediática, un nuevo episodio de golpizas nocturnas entre jóvenes ocurrió este domingo en Córdoba, dejando en coma a un adolescente de 16 años. La fiscalía investiga lo sucedido y busca dar con los responsables.
El hecho tuvo lugar local bailable Khalama de Carlos Paz durante los festejos del Día del Amigo. En horas de la madrugada del domingo, a la salida de la fiesta, una patota comenzó una discusión que tuvo su descenlace en una violenta pelea.
La víctima, que se encontraba con sus amigos, estaba apoyado sobre una baranda en la parte de afuera del boliche. Cuando la riña fue creciendo en el nivel de agresión, el joven recibió golpes de puño en la cara y, posteriormente, una patada que lo haría caer al vacío desde una altura de dos metros y medio.
Desafortunadamente, el adolescente cayó contra el piso de cabeza, lo cual le provocó una fisura en el cráneo y le ocasionó politraumatismos y fracturas graves en el resto del cuerpo. Fue atendido por una ambulancia y luego derivado al Hospital Doctor Gumersindo Sayago, donde permanece internado en terapia intensiva, en coma.
Desde la Fiscalía de Competencias Múltples del Tercer Turno de la Ciudad de Córdoba, a cargo de la doctora Jorgelina Gómez, notificaron que continúan trabajando para identificar a los agreadores. "Todo sucedió el domingo en horas de la madrugada, la Fiscalía ha impartido las directivas correspondientes con la finalidad de individualizar a los supuestos autores", afirmó Gómez.
Las autoridades cordobesas se mostraron preocupadas respecto al aumento de peleas, al consumo de alcohol -en Córdoba los adolescentes de 16 y 17 años tienen permitido el ingreso a las discotecas pero no así la venta de bebidas alcohólicas- y los robos dentro de los boliches. Ante este panorama, la fiscal solicitó una reunión de urgencia con la Municipalidad, la Policía y los propietarios de establecimientos.
Violencia post-boliche: una figurita repetida
El más conocido fue el caso de Fernando Báez Sosa, asesinado por un grupo de rugbiers el 18 de enero de 2020 a la salida del boliche Le Brique en Villa Gesell, el cual provocó un gran repudio social a la violencia luego de las fiestas nocturnas. Sin embargo, los casos de golpizas, agresiones y peleas que terminan con jóvenes hospitalizados o muertos no decreció.
En lo que va del año en la provincia de Córdoba, hubo tres casos: el de Benjamín, un adolescente de 17 años que el 26 de febrero sufrió una dura golpiza a la salida de una disco en Río Tercero, durante los festejos por el “último primer día” del secundario. “Me salvé de la muerte”, había dicho la víctima, quien terminó hospitalizada.
El 21 de abril, un joven de 23 años llamado Jesús Buffarini murió en la localidad de General Cabrera, debido a los brutales golpes en la cabeza, recibidos también durante una pelea en la puerta de un boliche. De este episodio hubo un detenido y la causa quedó caratulada como homicidio preterintencional.
Un mes después, el 20 de mayo, otro chico identificado como Santiago Daniel Fernández, de 20 años, fue ferozmente golpeado a la salida de un bar en el barrio de la zona norte cordobesa Alto Palermo, en manos de cuatro agresores con quienes minutos antes habría sostenido una discusión. Por este hecho de violencia no hubo detenidos ni imputados.
Cómo prevenir estos casos
En noviembre de 2022 se presentó ante el Congreso un proyecto de ley con la intención de generar una solución estructural para la problemática. La iniciativa vino de la mano de Oscar Castellucci, padre de Martín, un joven asesinado en 2006 por un patovica en el boliche La Casona de Lanús, mientras intentaba defender a un amigo al que le negaron la entrada al local por discriminación.
Su objetivo es crear la Agencia Nacional de Nocturnidad, ya que "no existe ningún organismo que se encargue de manera transversal de impulsar políticas públicas que propicien la importancia de la noche como un espacio de convivencia e intercambio para personas de todas las edades, géneros y culturas, y en ese marco generar políticas que promuevan entornos saludables y libres de violencias", consideró Castellucci.
Sobre este tipo de conflictos los señaló como una cuestión recurrente. "Vivimos en una sociedad cada vez más violenta. Las herramientas para combatir esto son ineficientes, sobre todo si se quiere combatir sólo desde la perspectiva de las fuerzas de seguridad, que a veces son más parte del problema que de la solución. Estos casos me resultan dolorosos pero es bueno que trasciendan: plantean la posibilidad de abrir un debate", postuló.