La devaluación implica que cada peso argentino equivalga a menos cantidad de dólares o que cada dólar se cambie por mayor cantidad de pesos. Esto se traduce en pérdida de valor de la moneda nacional, la que se compra cada vez con menos cantidad de dólares.
Cuando cada peso vale menos cantidad de dólares, también implica que por cada recurso natural nacional se pagaría menos cantidad de dólares. Devaluar el peso es devaluar nuestros recursos naturales. Una de las exigencias del FMI, es que no se retrase el tipo de cambio, expresado de otra manera: que se devalúe el peso.
A pesar de las fuertes medidas de liberalización y desregulación de la economía que favorecen al mercado implementadas por el actual gobierno mediante el vigente Decreto de Necesidad y Urgencia 70/23 y otras órdenes ejecutivas tomadas desde diciembre, así como por la sanción de la Ley Bases, el mercado demanda una nueva devaluación del peso frente al dólar.
Las corridas cambiarias como la ocurrida recientemente - aún en desarrollo-, expresan la preferencia del mercado de fortalecer sus tenencias y posiciones en dólares y también su voluntad de que cada dólar se fortalezca y cueste más pesos, con lo cual se debilita o devalúa nuestra moneda nacional.
Dentro de sectores que contribuyen a la situación anterior se encuentras las empresas y grupos exportadores del agro que, para canjear los dólares que obtienen de sus ventas en el exterior – exportaciones –, exigen más cantidad de pesos por cada dólar argumentando que la cantidad de pesos que reciben con el tipo de cambio actual – “atrasado” – no está acorde con el ritmo de aumento de sus costos dada la inflación, que desde enero acumula más de un 72 por ciento.
Los principales destinatarios de nuestros demandados recursos naturales a escala global como el litio, el gas y el petróleo son los Estados Unidos y La República Popular China que recientemente y por requerimientos del FMI renovó por un año el Swap de monedas por cinco mil millones de dólares al gobierno argentino.
Son también muy significativas las reservas de agua dulce con que cuenta Argentina, así como su estratégica posición geográfica que incluye a la Antártida y a las Islas Malvinas. Estos son recursos y condiciones en la mira de los intereses geopolíticos de las potencias mundiales.
Devaluar la moneda nacional se complementa con el intenso proceso de desregulación de la economía llevado a cabo por el poder ejecutivo nacional desde diciembre de 2023 en su objetivo de profundizar cambios estructurales en la economía y la sociedad a través de la Ley Bases como uno de sus principales instrumentos. Para la obtención de esas metas, el Estado y sus políticas regulatorias, redistributivas y de protección al patrimonio público nacional de la sociedad se convierte en una limitante. De ahí el profundo proceso de desfinanciación que ha tenido lugar en el sector público desde diciembre de 2023 y más intensamente en el gasto de jubilaciones y pensiones, salarios y obra pública con lo cual se ha acotado la capacidad del Estado argentino.
La inflación en V corta
El índice de inflación de mayo fue de 4,2 por ciento y representa un nivel muy próximo al mínimo posible inflacionario (en junio ya aumentó a 4,8 por ciento) dadas las condiciones estructurales de nuestra economía. Una nueva devaluación del peso sumado a la nueva ronda de reducción de subsidios a la energía, el transporte público y el agua darían lugar a índices inflacionarios superiores al 4 por ciento para los meses siguientes.
Nuestra historia económica atestigua una fuerte relación entre las devaluaciones y su traslado a los precios internos de la economía generándose aumentos de la inflación y el encarecimiento de los bienes y servicios.
No queda claro si vamos rumbo a un sistema anarco capitalista o hacia un neo colonialismo del Siglo XXI mientras la economía entra en un notable ciclo de recesión económica. El Indec ha publicado la disminución del PBI en 5,1por ciento durante el primer trimestre de 2024 en relación a similar periodo de 2023. Dentro de los sectores más afectados se encuentran la construcción, la industria manufacturera y la intermediación financiera con caídas del 19.7 por ciento, 13.7 por ciento y 13 por ciento, respectivamente. Dentro de las variables que explican el PBI el consumo, la inversión privada y el gasto público se encuentran en un ciclo de contracción económica en términos reales.
La voluntad política de impregnar mayor libertad a la sociedad no se está traduciendo en libertad económica y en mayor capacidad de las mayorías, sino todo lo contrario: están atravesando por situaciones económicas de mayores restricciones y caídas de sus posibilidades reales para satisfacer sus necesidades.
"Los países pobres están en el concurso universal a ver quién ofrece salarios más raquíticos y más libertad para envenenar el medio ambiente. Compiten para seducir a las grandes empresas multinacionales y las mejores condiciones para las empresas son las peores condiciones para el nivel de salarios, la seguridad en el trabajo y la salud de la tierra y de la gente", escribía Eduardo Galeano en Patas Arriba, La escuela del mundo al revés.
* Docente en UBA y en UNQ en Economía y en Impuestos