Y vaya Delgadito, vaya. El pibe de Boca de 19 años tomó la pelota en campo propio, pasó a uno, a otro y hasta a un tercero y así se originó el gol que terminó con flechazo de Cavani, algo demorado por la revisión del VAR (aunque nada que ver con la de Argentina-Marruecos en París). De esta manera, con los juveniles dando la cara -quizá un poco más de lo deseado dado que a Delgadito se le fue la pata a los 61minutos y vio la roja-, Boca venció 1-0 a Independiente del Valle en La Bombonera (0-0 en la ida) y puso fin a un maleficio de 14 partidos consecutivos sin triunfos en instancias de eliminación directa entre Libertadores y Sudamericana.

El "pibes" en plural se debe a que el otro purrete y petiso de la cancha, Ceballitos, también jugó un partidazo. Yendo para adelante, con gambeta e inteligencia para aprovechar los quedos de la defensa ecuatoriana, sobre todo a la hora de defender saques de banda. Entre él y Blanco -la figura ofensiva del encuentro- les armaron varios problemas a los de camiseta rosa, bastante dormilones en campo propio, por cierto.

Hasta el gol de Cavani -aún atolondrado, el goleador siempre está- poco había pasado en La Bombonera más allá de algún centro que el destinatario no llegó a embocar. Acaso lo más peligroso de la jornada hasta ese gran contraataque había sido el volantazo que pegó el chofer de la línea 64 camino al estadio, que nos dejó a todos los pasajeros aferrados a cuanto caño de colectivo se pudiera agarrar mientras algunos transeúntes miraban confundidos.

La noche recién tomó temperatura copera una vez expulsado Delgado. Era hora de adelantamiento ecuatoriano, cosa a la que Boca respondió enfriando las situaciones con un tole tole en área propia, musicalizado por el "y pegue, y pegue, y pegue Boca pegue" de los hinchas.

Y si de cánticos se trata, mención especial para el que se ganó Advíncula. "Olé, olé, negro, negro", se llevó el peruano, esta vez muy atareado en la faceta defensiva, y dispuesto a no dar ninguna pelota por perdida. El segundo tiempo del incaico fue verdaderamente emotivo. Caso contrario al de Fabra vale destacar, que cuando le tocó entrar se llevó muchos silbidos.


Con uno menos, Boca aguantó muy bien y casi que sin el drama que le venía siendo costumbre en copas. Lo de Independiente fue muy flojo cuando le tocó proponer y peor a la hora de ubicar el arco de Chiquito Romero. Así, el equipo de Diego Martínez sobrevivió a las turbulencias de estas semanas y pasó a octavos. Lo espera Cruzeiro, el 14 de agosto de local y el 21 en Belo Horizonte.