Las fuerzas de seguridad panameñas informaron que diez migrantes, cuyos cuerpos no han sido localizados, "fallecieron ahogados" supuestamente hace días en una zona del Caribe de Panamá. Habían llegado procedentes de Colombia, en una ruta más corta a través de la selva del Darién en su camino migratorio hacia Norteamérica.
"El Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) hace de conocimiento público que, de acuerdo con información recibida, en las afluentes ribereñas cercanas a la comunidad de Carreto se observaron diez cuerpos de migrantes que fallecieron ahogados producto de una cabeza de agua", anunció este cuerpo policial fronterizo en un comunicado.
El tapón del Darién es una selva que hace de frontera natural entre Panamá y Colombia, con 266 kilómetros de longitud. Atravesada por los migrantes en su camino hacia Norteamérica, allí se enfrentan a menudo a peligros como la crecida repentina de ríos o los ataques de animales salvajes o de grupos armados, que cobran a los migrantes por el paso o les roban, siendo en ocasiones además víctimas de abusos sexuales.
El misterio de los cuerpos
El Senafront considera que individuos podrían haber "sepultado estos cuerpos para encubrir sus nexos criminales con el tráfico de migrantes", pero aún no ha sido posible localizar los cadáveres.
"(Los cuerpos) se conoce que están en el sector, eso sí, pero todavía no se ha dado el proceso formal de exhumación o un proceso siguiente a lo que es la investigación preliminar, que es la etapa en la que se está en este momento (...) por eso es que estamos hablando de presuntos, porque todavía no se tiene la certeza", aclaró una fuente de la policía fronteriza, que prefirió mantener el anonimato.
Señaló que desde la población indígena de Carreto se les suministró información de que "habían personas que estaban enterradas cercanas a la comunidad", pero anotó que no disponen de "un día como tal del suceso, pues todavía están las investigaciones que se están llevando por parte del Ministerio Público".
El diario panameño La Prensa recopiló testimonios dentro de la comunidad indígena, donde les aseguraron que el pasado 15 de julio migrantes les dijeron que la crecida de un río había arrastrado a varias personas, pero que a pesar de que buscaron los cuerpos, nunca los encontraron.
Las rutas migratorias a través del Darién
El Senafront insistió a través del comunicado que están tratando de "canalizar la migración irregular por el corredor humanitario que ofrece mayor protección a la población migrante", por lo que lamentó que "la delincuencia organizada a través de colaboradores locales de estas comunidades costeras del Caribe insisten en utilizar pasos no autorizados, poniendo en grave riesgo la vida de estas personas".
"El Senafront reitera que el paso autorizado para la migración irregular es el que conduce a Cañas Blancas, donde se disponen de patrullas especializadas para su protección y asistencia humanitaria", subrayó.
De acuerdo con una información de 2023 de la organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF), que estuvo prestando servicios en el Darién hasta que este año no fue renovado su permiso para operar, la ruta por Carreto, en el Caribe panameño, es la más costosa, teniendo que pagar hasta 550 dólares para tomar un bote desde Capurganá, en Colombia, hasta esa comunidad, para luego caminar durante dos o cuatro días por la selva para llegar hasta la comunidad indígena de Canaán Membrillo.
Las barreras de Mulino
Desde que el pasado 1 de julio comenzó la nueva Administración del presidente José Raúl Mulino, se tomaron varias medidas para tratar de reducir el flujo de migrantes por la peligrosa selva del Darién, que ya la han atravesado en lo que va de año más de 216.000 migrantes, la mayoría venezolanos, mientras que en todo 2023 fueron más de 520.000, una cifra inédita, según datos oficiales de Panamá.
Entre esas medidas, desde el pasado 3 de julio Panamá ha cercado progresivamente con "barreras perimetrales" (vallas de alambre con púas) unos 4,7 kilómetros en el Darién, donde había al menos cinco pasos no autorizados o trochas, para "canalizar" el flujo de los migrantes a través de un "corredor humanitario".