Es el primer Festival del Centro Cultural Croci, y si bien significa varias cosas, la primera es la recompensa a todo un camino trazado, de música y trabajo. Durante hoy y mañana, a partir de las 18 en Comunidad Refi (Vélez Sarsfield 641), bandas en vivo, ensambles, dúos y solistas, compartirán escenario junto a intervenciones artísticas, feria, buffet y sorteos. Hoy se presenta la banda Garage y mañana lo hará Cómo conseguir chicas, con participaciones especiales de Candombe Refinería y del coro de música popular El Revés de la Taba.

“Yo empecé a dar clase a los 16 años, en la casa de mis viejos, a partir de que me quería comprar una guitarra y una reproductora que tenía A-B, con la que vos podías loopear un pedacito, mientras con la viola arriba, trataba de sacar los solos. ¡Ahora eso lo hacés con YouTube! (risas)”, comenta Flor Croci -directora de la escuela de música del CCC- a Rosario/12. Y agrega: “Lo del CCC surgió a raíz de que, después de la pandemia, empecé a tener muchísimos alumnos, y le propuse a una alumna, Belén Musso, agarrar unas clases de canto. Después lo convoqué a Eleazar Vernetti para las clases de guitarra, y así se empezó a abrir. En un momento, la casa me empezó a quedar chica para vivir, así que me mudé y la dejé para la escuela. Y comencé a incorporar personas colegas, como una de mis hermanas, Paula Croci, que tocó el bajo conmigo en Cambio de Hábito; o Cintia Venier, baterista que tocó muchos años en Chiquita Machado”.

El CCC funciona en el barrio de Pichincha (Richieri 707) y el plantel docente integra también los nombres de Ignacio Benítez, Camilo Salvatierra, María Paula Maidana, Marina Alejandra Calvagna, Natalia Zambrini, y Federico Vittorio Finocchiaro. Del grupo participó Adriana Coyle, fallecida hace pocos días, a quien Croci rememora muy emocionada: “No me lo esperaba. La conozco desde los 15 años; yo estudiaba guitarra con Palmo Addario, y él me la recomendó, porque tocaba con ella en Tráfico, la banda de blues. Fui a su casa y me sacó cagando, me hizo llorar. ¿Viste? Era una mina dura, y muy fuerte también. Esta semana que pasó no la vi, yo justo tenía una gira en Buenos Aires; pero también jugó Central, y cuando era así, ese día ella no aparecía por la escuela. Me quería muchísimo, compartimos muchos escenarios, laburamos juntas en (Escuela Circo) El Ruedo, armamos lo de Perfume de Mujer. Tantas cosas hicimos con la gorda; ¡no sabes cómo la voy a extrañar!”.

A la experiencia colectiva, musical y docente, “se fueron incorporando chicos más jóvenes, como mi hija, Zoe Maguna, que tiene 19 años, viene de la Nigelia Soria y actualmente estudia actuación; ella está trabajando en la cuestión administrativa. Es decir, todo esto empezó a generar una fuente de laburo importante, que me llevó 30 años montar. Uno puede llegar a pensar que no hizo o no tiene nada, pero de repente mirás para atrás, y la verdad es que se hicieron un montón de cosas. Este es el fruto de todo lo que uno invirtió, y fue en la música, que es parte mía. Siempre quise ser una estrella de rock, ganar plata en SADAIC y tocar por el mundo (risas), pero la docencia es un recurso hermoso también, para transmitir todo lo que uno aprendió en ese trayecto, en ese viaje y en ese vuelo, porque la música es un vuelo mágico, donde hoy no tenés nada y mañana lo tenés todo, donde todo el tiempo estás inventando cómo subsistir, a través de este arte que está tan mal calificado y en muchos aspectos, porque si lo llevás a la educación, la hora de música es una hora libre, es lo que me pasó a mí cuando era chica y creo que debe seguir siendo un poco así. Para mí, la música debiera estar enmarcada en la parte de salud, como un bien necesario”.

Sobre la dinámica de la escuela y las presentaciones en el festival -que contará con las presencias de Cómo Conseguir Chicas, Garage, El Revés De La Taba, Candombe Renería, Claudia Méndez, Liliana Barrale, La Negra Sound-, Croci explica: “Al empezar el año se anotan un montón de pibes y pibas, y más o menos voy viendo para dónde va cada une, los voy derivando y empiezo a cranear a quién juntar con quién. Así se arman los ensambles, a partir de esa magia entre los alumnos, que me encanta, porque se empiezan a conocer. La banda Cómo conseguir chicas son todas alumnas mías, y escuchan grupos como La Máquina de Hacer Pájaros; ¡tocan eso y a un nivel muy elevado! Yo estoy alucinada y feliz de verlos así. También al incentivar que realicen composiciones propias, porque si bien SADAIC no te da mucho, tenés tres momentos del año donde cobrás por tus composiciones; son chirolas, pero van sumando. Son pequeños recursos y herramientas que podemos brindar a los jóvenes, para que puedan empezar a instalarse dentro de esta sociedad, que es tan dura y tan careta”.