Un estudio aporta nuevas pruebas de que la propagación de la gripe aviar de las aves al ganado lechero en varios estados de EE.UU. ha dado lugar ahora a una transmisión de mamífero a mamífero: entre vacas y de vacas a gatos y a un mapache.

Detrás de esta investigación que se publica en la revista Nature hay investigadores de la Universidad de Cornell y de la Universidad de Texas A&M, ambas en Estados Unidos.

El estudio se suma a otro publicado el pasado 8 de julio en la misma revista, que también constataba que el virus puede transmitirse entre mamíferos desde leche de vaca contaminada, y que demostró la transferencia desde ratonas lactantes infectadas a sus crías.

Para Diego Diel, uno de los firmantes del artículo de hoy, "esta es una de las primeras veces que vemos pruebas de una transmisión eficaz y sostenida de mamífero a mamífero de la gripe aviar altamente patógena H5N1".

En 2021, un subtipo del virus H5N1 emergió en aves silvestres y, desde entonces, ha provocado la muerte de cientos de millones de aves en todo el mundo. Más tarde, la mortandad de animales se trasladó al sur y generó preocupación en la Argentina, donde hubo cientos de lobos marinos que murieron en las costas marinas.

La Organización Mundial de la Salud todavía considera que el riesgo para la ciudadanía es “bajo”, aunque sus registros muestran que el virus H5N1 ha saltado desde las aves a al menos 889 personas desde 2003, matando a 463 de ellas (el 52%). A caballo de la pandemia provocada por el virus de la covid, que se inició en China a raíz del consumo humano de animales salvajes, la peor pesadilla de los científicos es que un virus con esa letalidad mute y sea capaz de transmitirse de humano a humano, cosa que por el momento no ha ocurrido.

La secuenciación del genoma completo del virus no reveló ninguna mutación que pudiera aumentar la transmisibilidad del H5N1 en humanos, aunque "los datos muestran claramente la transmisión de mamífero a mamífero, lo que es preocupante ya que el virus puede adaptarse en mamíferos", apunta Diel.

Hasta ahora se han notificado 11 casos humanos en Estados Unidos, el primero en abril de 2022, todos con síntomas leves: cuatro relacionados con explotaciones ganaderas y siete con granjas avícolas, incluido un brote de cuatro casos notificados en las últimas semanas en Colorado, explica un comunicado de Cornell.

Estos pacientes recientes enfermaron con la misma cepa que, según el estudio, circula en las vacas lecheras, lo que llevó a los investigadores a sospechar que el virus probablemente se originó en granjas lecheras del mismo condado.

Las vacas fueron posiblemente infectadas por aves silvestres, lo que provocó síntomas de disminución del apetito, cambios en la consistencia de la materia fecal, dificultad respiratoria y leche anormal con pronunciada disminución de la producción láctea.

El estudio muestra un alto tropismo del virus (capacidad de infectar células concretas) para la glándula mamaria y elevadas cargas virales infecciosas liberadas en la leche de los animales afectados.

Traslado de vacas infectadas a Ohio

Mediante la secuenciación del genoma completo de cepas víricas caracterizadas, la modelización e información epidemiológica, los investigadores determinaron casos de transmisión de vaca a vaca cuando vacas infectadas de Texas fueron trasladadas a una granja con vacas sanas en Ohio.

La secuenciación también mostró que el virus se transmitió a gatos, un mapache y aves silvestres que aparecieron muertos en las granjas afectadas.

Lo más probable es que los gatos y el mapache enfermaran por beber leche cruda de vacas infectadas. Aunque se desconoce cómo se infectaron las aves silvestres, los investigadores sospechan que pudo deberse a la contaminación ambiental o a los aerosoles levantados durante el ordeño o la limpieza de los establos.

Para Diel, es fundamental seguir vigilando el virus en animales afectados y también en posibles humanos infectados. Para contener una mayor propagación serían necesarias pruebas tempranas, bioseguridad reforzada y cuarentenas en caso de resultados positivos.