"El hombre no ha de terminar en la Tierra", escribió Gyula Kosice en 1944, en el único número de la legendaria revista Arturo. La frase da cierre a una importante exposición en su homenaje en el Malba; aparece en una pared luego de que el visitante presencie el despliegue de "La ciudad hidroespacial", su creación más emblemática, proyecto estético y político que sintetiza su pensamiento y praxis. Gyula Kosice: Intergaláctico reúne más de 80 obras realizadas entre 1950 y 1980, entre ellas esculturas de plástico, relieves cinéticos y gotas de agua, la mayoría con luces y activadas por aireados y motores.

Esta es la primera vez que se exhibe "La ciudad hidroespacial" en su conjunto en la Argentina en muchos años, por eso puede decirse que es el punto fuerte de una muestra muy completa, con curaduría de María Amalia García y Mari Carmen Rodríguez. En una de las salas se pueden apreciar 19 maquetas de hábitats hidroespaciales y, a su alrededor, siete constelaciones lumínicas; una instalación que plasma una idea revolucionaria que obsesionó al artista desde 1946 -cuando empezó a escribir, dibujar y maquetar en torno a ella- y que fue científicamente aprobada por la NASA -era viable, aunque requería de un presupuesto excesivo-: el hombre podría habitar módulos sostenidos por las nubes. Las piezas que ahora deslumbran a grandes y chicos forman parte de la colección del Museum of Fine Arts de Houstoun desde 2009, que también produce esta muestra.

La propuesta de una sociedad que flotaría a 1,5 kilómetros sobre la superficie terrestre iba, como se sabe, más allá de lo escultórico y planteaba otro modo de organización social. "Sólo utilizamos una mínima proporción de nuestras facultades mentales adaptadas a módulos que derivan de la arquitectura llamada moderna o funcional. Es decir, el departamento o la celdilla para habitar, que una sociedad de clases nos impone en su economía y su explotación compulsiva", escribió Kosice en su manifiesto Arquitectura y urbanismo hidroespacial, en 1972. En su idea, la división convencional del hogar en cocina, dormitorio y baños es sustituida por espacios que incentivan a una humanidad lúdica y emocional. 

"Mostraba una preocupación por el ambiente y por el agua, su distribución, su cuidado y potabilización. Esta obra atenta contra un concepto de propiedad capitalista, porque estos hábitats podían desplazarse, no tenían que estar en un lugar fijo. Habla de lugares para la poesía, el amor, para tener ganas; pensaba en la emancipación humana. Esto que vemos es el conjunto más amplio, representativo de la ciudad hidroespacial, pero hay hábitats en otros museos, como el Kosice o el Bellas Artes", cuenta García. "Es interesante resaltar la cuestión de la habitabilidad del planeta, la necesidad de pensar en otros espacios y modos de vivir. Sintoniza mucho con las preocupaciones actuales", analiza.

El poeta, escultor y teórico, precursor del arte cinético, lumínico e hidrocinético -que quería ser reconocido como el Messi de su especialidad- murió en 2016 a los 92 años. Cofundador de los grupos de arte constructivo rioplatenses Arturo (1944) y Madí (1946), fue una figura destacada de la vanguardia internacional posterior a 1945. Esta exposición, que no mantiene un orden cronológico sino que se estructura en núcleos temáticos, fue pensada a propósito del centenario de su nacimiento. Y fue diseñada a partir de un relevamiento integral del archivo del artista. El propósito, dice la gacetilla, es "destacar su rol pionero y reposicionarlo en el contexto internacional del arte de posguerra". 

"Esta es la primera muestra importante luego de su fallecimiento. No es una retrospectiva; no es total. Recorta su producción en plástico y su obra lumínica e hidrocinética. Es importante porque él fue un artista que publicó mucho sobre sus producciones, pero la mirada sobre su obra estaba ahogada en este tiempo: él era una persona que controlaba mucho lo que se decía de su producción. Entramos a su archivo y nos adentramos en análisis críticos que hasta el momento no se habían realizado por la omnipresencia de su figura", dice García a Página/12. En el Malba hay piezas de colecciones privadas y de museos (Bellas Artes, el de Arte Moderno, Castagnino y Macba) y el Planetario. La muestra luego se exhibirá en el Pérez Art Museum Miami y en el Museo de Bellas Artes de Houston.

Por supuesto que el agua es una de las grandes protagonistas de una exposición que realza, también, su carácter profético. "Llegué a la ciudad de Buenos Aires atravesando el Atlántico durante 32 días en barco y lo que recuerdo de allí es justamente el agua. Durante tantos días lo que veía era agua y estela, estela y agua", ha dicho el hombre nacido en Checoslovaquia en 1924. Solía señalar que había sido pionero en la utilización del agua en términos estéticos. Las famosas gotas en un display, con luces de distintos colores, el agua en chorros y el agua en cascada y hasta un divisor transparente de ambientes arman el paisaje de la sala "Cuerpo de agua". 

La primera sala, "Espacio y transparencia", alberga algunas de sus obras en plástico, específicamente en plexiglás, un material que lo atrapó por su ductilidad y que implicó una alianza con empresas. "El venía quebrando una idea de escultura tradicional o de bloque. Ya había trabajado con piezas articulables como Röyi. El plástico le permitió trabajar la transparencia; la idea de un espacio virtual que se genera entre la transparencia y la espacialidad de la obra", precisa García. Durante los años cuarenta y cincuenta comenzó a trabajar con el neón, elemento presente en la sala "Luces en movimiento", llena de color, con grafías lumínicas, relieves y semiesferas.

Investigaciones geométricas, una pieza en homenaje a Diyi Laañ -su esposa, también artista, que terminó cediendo el protagonismo a su marido, como promotora de su arte-, un cortometraje de Alejandro Vignati y notas periodísticas que muestran las joyas que vendía a celebridades -Susana Giménez, Mirtha Legrand- desde finales de los sesenta completan el universo Kosice. "En uno de los textos para la muestra hago una interpretación respecto del erotismo en sus piezas, por ejemplo en el homenaje a Diyi, en el que hay un intercambio de fluidos. Es algo que sintoniza con el pensamiento contemporáneo. Lo importante de la muestra es que abre nuevas líneas interpretativas en relación a su producción y rompe con la cajita cerrada de su relato", concluye García.

*Gyula Kosice intergaláctico se puede visitar en el Malba, Av. Figueroa Alcorta 3415. De jueves a lunes, de 12 a 20, y miércoles desde las 11. Martes cerrado.