"Los números no cierran", escucha decir Victoria Villarruel a ruralistas, industriales y empresarios de la construcción, algunos con más énfasis que otros, con quienes mantiene contactos cada vez más fluidos. Todos apoyan al Gobierno y se sienten identificados con su programa de ajuste, achicamiento del Estado, desregulación y reformas estructurales, como la laboral, pero expresan dudas respecto al plan del ministro de Economía, Luis Caputo. Desconfían de su sostenibilidad y le reprochan los altos costos involucrados, con una crisis que no afloja

Los ruralistas se quejan del tipo de cambio y piden una devaluación, los constructores dicen que su situación es crítica y que si la obra pública no vuelve rápido cerrarán cientos de empresas y se perderán miles de empleos, mientras que los industriales protestan por la recesión, la pérdida de competitividad exportadora y por los riesgos de extranjerización de sus empresas, como en la década del '90.

"Villarruel cuando levanta el perfil es porque está expresando cosas que no son solo de ella. La alientan a que lo haga. No hay rentabilidad, no hay financiamiento, el RIGI expone a muchos sectores. Hay preocupación entre los empresarios vinculados al mercado interno y a la producción, y se lo están transmitiendo a la vicepresidenta", cuentan desde una de las cámaras empresarias.

A mitad de semana Villarruel estuvo en la Sociedad Rural con un asesor inesperado, Matías Lestani, quien fue funcionario de Julián Domínguez cuando era ministro de Agricultura de Alberto Fernández. Lestani la acompañó en el recorrido y aunque los ruralistas le tienen recelo por ese paso, es un conocedor del sector por su ocupación anterior como economista de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).

"Villarruel quiere expresar al nacionalismo tradicional, terrateniente, pero también a las economías regionales, a la agroindustria, a sectores productivos que la están pasando mal. Por eso está armando agenda propia en esos temas. Viaja a las provincias y se reúne con empresarios", señalan desde la cámara.

Esos movimientos aumentan la tensión con Javier Milei, pero al mismo tiempo expresan la disputa de intereses que existe dentro del empresariado. Este domingo el presidente y la vice volverán a mostrarse juntos en la tribuna de la Sociedad Rural. La foto anterior fue arriba de un tanque.

Inversión

El derrumbe del indicador más importante para el Gobierno, el de la inversión, resume el estado de ánimo empresario y su desconfianza con el programa de Milei y Caputo.

La consultora de Orlando Ferreres reveló este viernes que la inversión bruta interna cayó en junio 27,5 por ciento interanual, con lo cual encadenó ocho meses seguidos en baja. Abarca toda la gestión libertaria.

La caída del mes pasado fue la segunda más grave en ese período, después de la de marzo. En el primer semestre, en tanto, se acumuló una contracción del 22,2 por ciento.

Se supone que la reactivación económica será impulsada por la inversión privada, luego de que la inflación baje a 2 por ciento mensual o menos, que el tipo de cambio se estabilice y que suban los salarios, de acuerdo a las explicaciones del Gobierno. Por ahora todo eso está en duda, mientras que el Banco Central empieza a perder reservas.

La dura realidad es lo que describe el informe de Ferreres: "Al promediar el año, la inversión no muestra señales de recuperación, y aunque no perforó el piso al que se había llegado en marzo, el segundo trimestre reflejó una contracción de 4,2 por ciento respecto del primer cuarto, en términos desestacionalizados". Es decir, el segundo trimestre fue peor que el primero.

"Hacia adelante podríamos ver alguna reacción de los niveles de inversión a partir de las últimas medidas del gobierno. Recientemente anunció una flexibilización del cepo cambiario para compras en el exterior, permitiendo bajar algo el costo financiero de estas operaciones. Esto, sumado a la posibilidad de una eventual unificación cambiaria con devaluación del tipo de cambio oficial, podría incentivar las decisiones de compra de los agentes", plantea la consultora, que tiene como director a Fausto Spotorno, ex integrante del Consejo Asesor de Milei, quien fue echado del cargo cuando criticó anuncios de Caputo.

Ferreres y Spotorno manifiestan lo mismo que los empresarios que se acercan a Villarruel: hay que levantar el cepo, devaluar, aguantar el cimbronazo inflacionario y arrancar con un nuevo plan de estabilización, con otro tipo de cambio. Lo mismo recomendó en el diario La Nación el ex viceministro de Economía, Joaquín Cottani, en una nota en la que arremetió contra la estrategia de Caputo, su jefe hasta hace un mes, y el presidente. El economista identificado con Domingo Cavallo tuvo la delicadeza de no pedirle la renuncia al ministro en ese mismo artículo.

Agroindustria

El entramado agroindustrial que procesa el maíz para la producción de biocombustibles, que abastece al sector avícola, que genera alimento balanceado, produce pellets y aceite de soja, la industria molinera de trigo, los feedlots, los tambos, la molienda húmeda y seca, la mayoría de esos sectores, que son generadores de empleo en pueblos y localidades agropecuarias, entrega números en rojo.

"En junio la molienda de trigo pan cayó 11 por ciento interanual. Se molieron 501 mil toneladas, contra 585 mil de igual mes del año pasado. Es una caída importante", advierte el consultor Javier Preciado Patiño, ex funcionario de Agricultura en el gobierno anterior.

Los datos son contundentes. "Tambos, feedlots, la actividad transformadora de la materia prima del agro está padeciendo la caída del consumo, la falta de plata en los bolsillos", explica el especialista.

"En la industria de la maltería hay una caída del 7 por ciento interanual. Hasta el año pasado trabajaban a capacidad llena, no les entraba un grano más. Este año la industrialización de cebada para cerveza baja 7 puntos", detalla.

"En el país hay 180 molinos de trigo importantes, casi todos de capital nacional. En los pueblos grandes hay un molino de trigo. En Chivilcoy, Bragado, Chacabuco, Rojas, Salto, Pergamino, en las zonas productoras. Son empresas familiares, generan empleo y riqueza local. Lo mismo con la agroindustria de Córdoba, en Rio Cuarto, en Villa María, con el bioetanol de maíz. La avicultura en Entre Ríos", describe Preciado Patiño.

Dirigentes y referentes de esos sectores son algunos de los que se acercaron a Villarruel para quejarse porque los números no cierran y pedir cambios en la política económica.