Hace 72 años fallecía Eva Duarte de Perón, una de las mujeres más importantes de la historia política y social de la Argentina. La Juventud Sindical referenciada en la CGT organizó este año una marcha de antorchas para conmemorar, como afirmaron los participantes, el “paso a la inmortalidad de nuestra jefa espiritual”. Militantes de diversos gremios nutrieron la larga columna que partió desde la sede de la central obrera hasta la Catedral de Plaza de Mayo, en donde se ofreció una misa en memoria de Evita, la líder del movimiento nacional y popular peronista. "Es la que cataliza lo más lindo que tiene este pueblo", dijo a Página/12 uno de los participantes.
Desde las 17, horario de la convocatoria, comenzó a llegar gente a Azopardo 802, en el barrio porteño de San Telmo. Allí se ubica el histórico edificio de la Confederación General del Trabajo (CGT), atrás de la que fuera la sede de la Fundación Eva Perón entre 1948 y 1955, y donde actualmente funciona la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Se hicieron presentes militantes de diversos sindicatos que integran la principal central obrera de la Argentina, que volvió a las calles tras endurecer su postura contra el Gobierno.
Los sindicatos
Uno de los grupos más nutridos fue el de La Fraternidad, del gremio ferroviario, quienes se hicieron notar con sus buzos azules y negros. No es para menos, es el gremio de Sebastián Maturano, el referente de la Juventud Sindical.
También resaltaron los integrantes del Sindicato Argentino de Docentes Privados (Sadop), con sus pecheras celestes, así como las camperas naranjas de la Unión Obrera Ladrillera y los chalecos amarillos del Sindicato Único de Guardavidas y Afines. A su vez, se sumaron militantes del Sindicato de Empleados de Comercio, de La Bancaria, de la seccional Pacheco del Sindicato de Trabajadores de Industrias de la Alimentación, de la Asociación Obrera Textil y del Sindicato de Prensa de Buenos Aires. Tampoco faltaron los panaderos de la Unión del Personal de Panaderías y Afines, ni los estatales de la Asociación de Trabajadores del Estado, quienes exhibieron una bandera con la imagen de Germán Abdala, histórico líder gremial que durante casi diez años ocupó la secretaría General del sindicato, desde donde encabezó la resistencia al vaciamiento menemista.
“Somos de la gloriosa juventud peronista, somos los herederos de Perón y de Evita”, fue el primer cántico que comenzó a sonar entre aplausos y brazos agitados en la intersección de Azopardo e Independencia, muy cerca del exclusivo barrio de Puerto Madero. Con el correr de la tarde comenzaron a llegar las dos banderas de palo de la CGT que acompañaron la marcha. Adelante, la principal con el logo de la central obrera, y a un costado la icónica imagen de Evita abrazando a Perón en el llamado Día del Renunciamiento del 22 de agosto de 1951. En la parte posterior de la columna, la otra bandera con la consigna “Mujeres Trabajadoras”, junto con las siglas de la CGT y la silueta de Evita en uno de sus enfervorizados discursos ante sus descamisados. Una vez desplegadas las banderas, se repartieron algunas antorchas metálicas de color verde, junto con decenas de pequeñas antorchas caseras de plástico con la imagen de Evita, y algunas velas para terminar de cubrir la extensión de la columna.
El patrullero
Cerca de las 18.30 llegó un patrullero con dos agentes de la Policía de la Ciudad, quienes consultaron a los organizadores por el recorrido que haría la columna. Minutos después, comenzó el lento transitar de las centenares de personas que se congregaron para homenajear a Evita. El trayecto hizo sus primeras cuadras por la calle Azopardo, bordeando la plazoleta Juan Domingo Perón y el Paseo de la Historieta, tras el cruce de la avenida Belgrano. Edificios históricos atestiguaron el paso de los militantes sindicales, entre ellos la Dirección General de Aduanas de la AFIP y el Edificio Libertador, en el cual tienen su sede el Ministerio de Defensa y el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas. La célebre Marcha Peronista, popularizada por Hugo del Carril a fines de los años 40, comenzó a sonar a medida que los manifestantes doblaban en la calle Moreno para cruzar la avenida Paseo Colón. Tras girar nuevamente en Defensa, a medida que se acercaban a Plaza de Mayo, iniciaron los cánticos contra el Gobierno. “Traigan al gorila de Milei para que vea, que este pueblo no cambia de idea, lleva las banderas de Evita y Perón”, fue uno de los clásicos. “Y ya lo ve, y ya lo ve, el que no salta votó a Milei”, fue el complemento.
Las palabras de cariño en recuerdo de Evita abundaron durante toda la jornada. “Con ella nuestro pueblo vivió los días más felices de su historia, le pese a quien le pese”, afirmó Carla, una de las participantes de la marcha de las antorchas. “Como dice la frase, amor con amor se paga”. Miguel, otro de los militantes presentes en la columna, sostuvo que “ante un presidente que dice que la justicia social es una aberración, más que nunca vamos a defender el legado de Evita”.
Unidad y conducción
Por su parte, Mariano, otro de los militantes presentes en la columna, sostuvo que Evita “es la que cataliza lo más lindo que tiene este pueblo”, y destacó el afecto que le tuvieron “las personas que la conocieron y pudieron vivir su obra”. Tampoco faltaron las evaluaciones respecto al momento que vive el peronismo. Para Mariano, en el movimiento justicialista “falta unidad y conducción”. “Hay que rearmarlo desde abajo, con las organizaciones libres del pueblo”, planteó y agregó que para enfrentar al gobierno ultraderechista de Javier Milei hay que “reorganizarse y oponerse”, en base a “sostener las tres banderas históricas y las veinte verdades”.
Al llegar a las escalinatas de la Catedral, en cuyo interior se celebró una misa en homenaje a María Eva Duarte de Perón, los militantes sindicales entonaron las estrofas del Himno Nacional argentino. “No se vende, la patria no se vende”, cantaron acto seguido para repudiar las políticas entreguistas del gobierno de Javier Milei, para culminar nuevamente con la marcha peronista. Hacia el final, se produjo un breve altercado con un transeúnte que cruzaba desde Diagonal Norte hacia la Plaza y que comenzó a insultar, desde lejos, a los participantes de la marcha. La respuesta no tardó en llegar. “Y ya lo ve, y ya lo ve, el que no salta votó a Milei”, sonó nuevamente, en el sitio donde un 17 de octubre de 1945 decenas de miles de trabajadores se congregaron para exigir la liberación de Perón y cambiar para siempre la historia de nuestro país.
Informe: Juan Pablo Pucciarelli