La decisión de la CGT de retirarse de la mesa del "Diálogo Social" representó un golpe inesperado para el gobierno nacional. No es para menos, la central obrera anunció que vuelve a la calle al comprometerse a jugar un papel “muy activo” en la marcha del 7 de Agosto por San Cayetano junto a los movimientos sociales donde se desempolvará la consigna por “Paz, Pan y Trabajo”. El primero en reaccionar fue el secretario de Trabajo, Julio Cordero, que le pidió a la central sindical que "reflexione" y depongan sus intereses sectoriales. Luego fue el turno del vocero presidencial, Manuel Adorni, que primero pidió a los sindicalistas no levantarse de la mesa de diálogo y, ya con tono de policía malo, afirmó que los jefes sindicales son "los más experimentados en la decadencia que viene sufriendo la Argentina" y, como tal, les ordenó "de vuelta a la mesa, señores”, afirmó Adorni. 

En su momento, la CGT le había llevado a Cordero una serie de propuestas para avanzar en el denominado "diálogo social". Entre ellas estaba elevar el piso para los mínimos no imponibles y quitar del tributo las horas extras, viáticos y aguinaldo, entre otros. El funcionario les había prometido una respuesta favorable, pero después apareció el decreto regulatorio donde no se contemplaba ninguna de las propuestas gremiales. Y estalló la bronca. El jueves a la noche, la CGT lo anunció en una conferencia de prensa que sorprendió al gobierno.

"Ojalá (la CGT) reflexione sobre esta posición, debemos avanzar en normativas y consensos que son esenciales para una Argentina que convierta en realidad sus propios sueños de grandeza", indicó Cordero poco después de conocer la novedad. Luego indicó que "es tiempo de deponer los intereses sectoriales en pos del bien común, y el diálogo es el camino".

A través de un comunicado, el secretario de Trabajo insistió en mantener la mesa de diálogo y les dijo a los gremios que "se mantendrá siempre abierta a todos los que quieren formar parte de ella", aunque advirtió que "debe conformarse sin exigencias previas".

El vocero

En su habitual conferencia de prensa, Adorni dijo que el diálogo con la CGT no estaba del todo cortado. “Todos conocemos la situación laboral y lo que viene sucediendo con el empleo privado en los últimos diez, doce o quince años. Todos sabemos lo que le pasa a un empresario, grande o pyme, cuando quiere contratar un empleado. Todos conocemos el elevadísimo nivel de informalidad y el nivel miserable de salarios que promedia la Argentina medido en dólares”, señaló.

Eso, para Adorni, es una de las principales razones para que nadie se levante de la mesa de diálogo social. "De ninguna manera es momento de levantarse. Es momento de dialogar, de encontrar consensos y avanzar”, dijo y comenzó luego a endurecer aún más su discurso.

El portavoz acusó a la dirigencia sindical de ser responsables de "la decadencia que viene sufriendo la Argentina en los últimos 40 años en términos laborales y en cómo los trabajadores, a pesar de que parecen ser cada vez más representados, tienen una peor situación laboral". Es por eso que Adorni, ya sin mediatintas, que le ordenó a la CGT "a sentarse, discutir, debatir para que los trabajadores estén cada vez mejor. De vuelta a la mesa, señores”