Como en una versión en clave de disparate de “lo personal es político”, Elon Musk asegura que su hija trans no le habla por estar influenciada por el comunismo y que esa historia de su vida familiar lo terminó de convertir en el exponente del ultraliberalismo tecnológico, antiprogresista, que hoy es. 

La frase (“lo personal…") que fue popularizada por el feminismo de la segunda ola en los 60 puede ser interesante para pensar las fantasías paranoicas del magnate y también su viraje ideológico. Alguna vez Musk fue un recaudador de fondos y fanático de Barack Obama. Según su biógrafo, Walter Isaacson, el que en algún momento fue el hombre más rico del mundo ahora juega un papel de autoproclamado purista de la libertad de expresión, aunque en realidad opere como todo lo contrario. 

Según Isaacson, el rechazo total (y la transición de género) por parte de una de las hijas de Musk jugó un papel enorme en la radicalización de su derechismo. También, las restricciones por el coronavirus.

El virus woke

Poco después de anunciar que su empresa, X, se mudaría fuera de California en rechazo a la ley estatal que protege a los estudiantes trans, Elon Musk contó su versión sobre cómo se siente afectado por la identidad de género de su hija en un podcast.

En la entrevista que le dio al psicólogo ultraconservador Jordan Peterson, discutió sobre temas que van desde la imaginería cristiana hasta la “dieta carnívora”. Pero los comentarios que causaron mayor revuelo fueron los que hizo sobre su hija, Vivian Wilson, que en 2022, presentó una petición para cambiar su nombre porque, como dijo, “ya ​​no vivo ni deseo estar relacionado con mi padre biológico de ninguna manera”. 

En esa conversación Musk explicó que sus posturas antiderechos lgbti tienen raíz en ese hecho. Dijo que fue “engañado para firmar [los papeles que autorizaban el cambio de nombre y género registral de su hija] antes de que yo realmente entendiera lo que estaba pasando”.  Dijo que su "hijo había sido asesinado por el ‘virus woke’. Por esa razón me comprometí a destruirlo. Me engañaron para que le diera bloqueadores de la pubertad a mi hijo. Estos son medicamentos de esterilización. Mi hijo está muerto”

La palabra "woke" está vinculada a la lucha antirracista en EE.UU; tiene sus orígenes en la cultura afroestadounidense y se usaba para describir a alguien que estaba "despierto" ante las injusticias que se sustentan sobre la idea de "raza". En la década de 2010, el término “woke” comenzó a usarse más ampliamente y a hacer referencia también a la consciencia alrededor de otras formas de opresión. Hoy la ultraderecha lo usa de forma despectiva para referirse al progresismo en general.

El viaje de Musk

Se autoperciba o no como tal, y aunque se nombre como apenas un comentarista aficionado de la realidad política, Musk es un activista de peso de las derechas radicales. Quizás uno de sus más poderosos referentes. Su colaboración va mucho más allá de recomendar votar republicanos o formar opinión.

Si le preguntan, él asegura ser “de centro”, y que su posición no ha cambiado. En la realidad paranoide de Musk, donde hay comunistas por todos lados, tiene sentido que diga que en verdad fue el Partido Demócrata el que viró “dramáticamente hacia la izquierda”.

La lógica de Musk –según la cual el izquierdismo desbocado no le ha dado a un liberal moderado de toda la vida otra opción más que apoyar causas de derecha– es un lugar común. Es un argumento de larga data en la política estadounidense. El movimiento neoconservador en Estados Unidos fue originado en parte por liberales que se desilusionaron con el Partido Demócrata, especialmente en relación con las protestas contra la guerra de Vietnam.

¿Y lo de Musk es más personal que político o al revés? Lo que es seguro es que está interesado en preservar las creencias que lo mantienen en la cima como un miembro venerado de una cultura en la que el mercado es el único organizador de la vida. Y en la que los trabajadores y los jóvenes idolatran a los millonarios, por lo general asociados al mundo de la tecnología. Es una filosofía que el escritor John Ganz ha descripto como bossism (“jefismo”). 

Muchos de los fans de Musk lo admiran su postura de mano dura entre los empleados de Twitter, con iniciativas que hasta hace no tanto eran resistidas en esas mismas empresas (eliminar puestos de trabajo, cortar protecciones sociales, castigar a las voces disidentes, resistirse a las políticas de inclusión y diversidad, obligar a los empleados a trabajar durante los momentos más duros de la pandemia de coronavirus).

Derecho al shitpost

Esas declaraciones que llamaron la atención esta semana, formuladas contra su hija, no son novedosas. En plena pandemia Musk se puso en boca del mundo cuando twitteó: “Mis pronombres elegidos son: enjuicien a Anthony Fauci”. 

Fauci fue uno de los principales miembros del Grupo de Trabajo sobre el Coronavirus de la Casa Blanca, primero con Trump y, luego, con Biden. Con esas cinco palabras, Musk se las ingenió para burlarse de las personas trans, denigrar las políticas de salud pública y para darles material y alentar a ejércitos de trolls de ultraderecha.

Mas allá de lo anecdótico de la crueldad que ejerce con su hija, que no lo quiere ver desde hace años, las contribuciones de Musk a la propagación del odio son mucho más subterráneas, profundas. Está comprometido con la “batalla cultural” de las derechas contra el progresismo en todas sus formas. Compró Twitter con el argumento de preservar la libertad de expresión. Pero su noción de “libertad de expresión” es tan acotada que sólo implica amplificar “el derecho al posteo” de las voces más reaccionarias mientras se trollea a todas las demás.

No es una sensación. Desde que Musk compró Twitter en 2022 y luego le cambió el nombre a X, una gran cantidad de anunciantes abandonaron la plataforma en medio de un aumento documentado del discurso de odio en la plataforma. Musk ha arremetido contra la pérdida de anunciantes con una serie de demandas contra grupos que monitorean el discurso de odio, incluida una demanda contra el Centro para Contrarrestar el Odio Digital (CCOD).

El CCOD ha publicado informes que relatan el aumento del contenido racista, antisemita y extremista en X. En junio de 2023, el CCOD informó que después de que Musk adquirió Twitter, el sitio "no actúa ante el 99% de los comentarios odiantes publicados". A esto X Corp. respondió presentando una demanda contra el CCOD el 31 de julio de 2023, diciendo que "afirman falsamente que tenía respaldo estadístico que muestra que la plataforma está abrumada con contenido dañino". El 25 de marzo de este año, el juez Charles Breyer desestimó el caso y dándole la razón al CCOD.

Algunos de los blancos preferidos del millonario son activistas lgbti, organizaciones de derechos humanos (sobre todo las volcadas al derecho a la información) e investigadores que trabajan para combatir la desinformación y las fake news

Ese poder de fuego no se agota en lo declamatorio. Sino que es un modo de incentivar formas de violencia paraestatal (que tienen sus propias versiones acá en Argentina) que empiezan como ataques virtuales pero que luego se expanden hasta los domicilios y familiares de sus objetivos.