Desde Caracas

Llegó el día. Luego de una campaña intensa pero pacífica, y muy lejos de la violencia vivida en años anteriores, este domingo Venezuela elegirá presidente. Si bien hay diez candidatos inscriptos, sólo dos tienen chances reales de ganar: el actual mandatario Nicolás Maduro, que representa al chavismo, y el diplomático Edmundo González Urrutia, ungido por una coalición de partidos de derecha. El padrón electoral consta de 21.620.705 personas.

Esta será la sexta elección presidencial desde que Hugo Chávez asumió el poder, en 1999, y la tercera del chavismo con Maduro de candidato. La gran novedad respecto a los últimos comicios de 2018 -en las que el oficialismo triunfó con más de 40 puntos de diferencia- es que la oposición mayoritaria logró nuclearse en torno a un único nombre. El pronóstico está completamente abierto: ambos se muestran confiados en la victoria y exhiben encuestas que los vaticinan ganadores, incluso por márgenes de más de 30 puntos. La sensación reinante es que cualquier cosa puede pasar.

Estilos

La campaña se inició oficialmente el 4 de julio, aunque el clima electoral ya se palpitaba desde hacía varios meses. Maduro, que va por el Gran Polo Patriótico (GPP), la vivió de una manera frenética: llegó a hacer hasta cuatro actos en un mismo día, en diferentes ciudades. La dinámica que adoptó para sus presentaciones combinó prédica política, música y coreografías casi en partes iguales. De hecho, luego de terminar sus discursos, el presidente se quedó en varias ocasiones bailando con sus seguidores.

González Urrutia, por su parte, también recorrió el país con actos multitudinarios, aunque siempre opacado por la figura de María Corina Machado. La ex diputada es considerada la principal referente antichavista de Venezuela, pero está inhabilitada por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) para ejercer cargos públicos por 15 años debido a irregularidades en su declaración jurada de bienes. Por eso, el 20 de abril eligió al diplomático, un completo desconocido en la escena política hasta ese entonces, como su “representante” en la Plataforma Unitaria Democrática (PUD).

A lo largo de la campaña, Machado buscó presentar a González Urrutia como un hombre fuerte y decidido, capaz de derrotar a “la dictadura chavista”. Sin embargo, nunca le cedió la centralidad de la escena (y hasta lo invisibilizó en sus propias redes sociales). Encima, el hombre de 74 años se ausentó de algunos actos importantes por “estar engripado”. Ese papel secundario llevó a que Maduro lo tildara de “títere y monigote” en varias ocasiones. El presidente, de hecho, se identificó en sus discursos con un “gallo pinto” (los gallos vencedores en las riñas) mientras que, para su rival, utilizó el mote de “pataruco”: así se les dice en Venezuela a las aves débiles y cobardes.

Señales de recuperación

Estas elecciones se dan en un contexto muy particular. Luego de muchos años de crisis humanitaria, inflación por las nubes y falta de productos básicos, la economía comenzó a mostrar señales de recuperación. De hecho el FMI pronostica un crecimiento anual del 4,5%, el más alto de la región. Este es uno de los grandes ejes de campaña de Maduro, quien se jacta de que fue su gestión la que sacó el país adelante, frente a las numerosas sanciones y bloqueos internacionales. Otra de las herramientas con las que el presidente busca reconquistar a los desencantados y motivar a los convencidos es la permanente evocación al legado de Chávez, a quien bautizó como el “Comandante Infinito”. El líder bolivariano, de 61 años, sentenció varias veces que esta es una elección entre “la paz o la guerra”, ya que responsabiliza a sus rivales de los hechos de violencia que asolaron al país entre 2014 y 2019, y sostiene que, con la derecha en el poder, podría volver el caos.

Por el lado de la oposición, González y Machado dan su victoria por descontada y dicen que sólo pueden ser derrotados si el gobierno manipula los votos. “La única manera de que Maduro gane es con un fraude monumental y todos sabemos que eso no va a ser sostenible”, afirmó ante la prensa la mujer de 56 años. De cara a esta narrativa construida por sus contrincantes -similar a lo que sucedió en otros comicios- el oficialismo remarcó una y otra vez la transparencia y eficacia del sistema electoral venezolano. Habrá unos 630 observadores y veedores internacionales supervisando la jornada, entre ellos cuatro expertos de la ONU.

Incertidumbre

En unos comicios que se pronostican muy inciertos, y con la posibilidad real de que el chavismo deje el poder luego de más de dos décadas, la oposición comenzó también a plantear escenarios sobre lo que podría suceder “el día después”. “La ventaja que tenemos es histórica: confiamos en que nuestras Fuerzas Armadas hagan respetar la voluntad de su pueblo”, dijo González Urrutia. Lejos de subirse al ring, y aunque muy confiado en la victoria oficialista, Nicolás Maduro Guerra (hijo) manifestó en una entrevista: “Si ellos ganan, entregaremos y seremos oposición”.

Las propuestas de la PUD no difieren mucho de las del resto de derechas continentales y representan un quiebre absoluto respecto al modelo chavista: reducción de las funciones del Estado, endeudamiento con organismos multilaterales de crédito y un amplio programa de privatizaciones que incluiría a la petrolera estatal PDVSA. Maduro, a su vez, representa la continuidad de la Revolución Bolivariana, con su fuerte impronta socialista. La profundización del sistema comunal -organizaciones de autogobierno popular-, la inversión en políticas públicas y el objetivo de avanzar en la industrialización y soberanía alimentaria son algunas de sus banderas.

El factor Argentina

En ese sentido, el actual mandatario utilizó el caso argentino como ejemplo de lo que podría significar el triunfo de la PUD. “¿Ustedes quieren que venga un gobierno arrastrado a los gringos? ¿Quieren que se privatice la educación? ¿Quieren que Venezuela se convierta en Argentina?", preguntó repetidamente en sus actos. El candidato del GPP también caracterizó a Javier Milei como “un malparido nazi fascista”.

El libertario, de hecho, apoyó muy fervientemente a Machado durante la campaña. “Milei me reafirmó su apoyo a nuestra causa, a los valores democráticos y a la libertad. Gracias, estimado Presidente", publicó la referente antichavista en su cuenta de X. A través de esa misma red social, el argentino contestó repitiendo la consigna: “Siempre estaremos junto al pueblo venezolano en esta lucha por la libertad”.

Participación

Varios analistas coinciden en señalar tres factores que pueden incidir en el resultado final. El primero es el porcentaje de participación, en un país en el que votar no es obligatorio: el chavismo apunta a un 70% -que haría incidir más su núcleo duro- y la oposición apuesta a una concurrencia masiva. El segundo es el porcentaje de indecisos, gente que decidirá su voto (o ausencia) a último momento. Y el tercero se relaciona con las cifras que puedan alcanzar los otros ocho contendientes, entre los que se encuentran el pastor evangélico Javier Bertucci y el comediante Benjamín Rausseo: todo lo que sumen, por más que sea poco, beneficiará al oficialismo.

Las urnas estarán abiertas desde las 6 hasta las 18. Los ansiosos deberán esperar: en Venezuela, el Consejo Nacional Electoral sólo anuncia los resultados cuando existe una tendencia irreversible y, si los números son muy parejos, esto podría ser incluso en la madrugada del lunes. A la hora que sea, el mundo mirará atento: es el momento de la verdad.