“Esta nación saborea los hipócritas mucho más allá de los límites”, asegura el protagonista de The Secret Agent. Y Verloc (Toby Jones) habla con conocimiento de causa. Flemático, sombrío, maquiavélico y temeroso, como si Scrooge se hubiera olvidado de la Navidad y convertido en un hombre ligado a la embajada rusa hacia 1886. Así es el personaje principal de esta miniserie basada en una novela de Joseph Conrad que trabaja temáticas vinculadas al espionaje, la política del terror, los cambios de época y las traiciones. Será emitida por el canal 201 de DirecTV, a partir de mañana a las 22 hasta el viernes y también podrá verse por la plataforma DirecTVPlay. Se trata de la primera parte de un programa doble que la señal satelital preparó con este actor. El lunes de la semana que viene estrenará Capital. En este otro drama, encarna a un banquero en un drama coral con apuntes sobre la vida moderna.  

The Secret Agent, por su parte, es una producción de la BBC que sigue la vida de un ¿revolucionario desesperado?, ¿espía de la embajada rusa?, ¿provocador cínico?, ¿sujeto asustado por las circunstancias? El dueño de un sex shop del Soho londinense tiene varias máscaras. A su vez está casado con una mujer más joven (Vicky McClure) y vive con su cuñado que padece un retraso madurativo. Son los años previos a la Segunda Internacional; mientras algunos llaman a la acción directa, otros reparten panfletos sobre “el futuro del proletariado”. En ese aire de época se mueve Verloc. Desde los primeros minutos, el susodicho está puesto entre la espada y la pared por la diplomacia rusa. “Soy un mero informante”, se presenta como un buen señorito inglés ante los rusos que están furiosos con la indiferencia del establishment por el fantasma que comienza a recorrer Europa. Lo chantajean para que coloque una bomba en el Observatorio de Greenwich y que ese acto sea adjudicado a los anarquistas. Si no lo hace quedará expuesto como un confidente para el zarismo: Verloc es capaz de implosionar a toda su familia con tal de salvar su propio pellejo.

En ese sentido, el título de la obra más conocida de Conrad, El corazón de las tinieblas, ilustra mejor el motor del protagonista que el del improbable agente en que se ha convertido. Dicho de otro modo, no hay nada de espionaje elegante en El Agente Secreto, ni entretenimiento ligero ni sarcasmo político. Una de las intenciones de la ficción, más allá de los encorsetamientos de la época victoriana, es la de establecer lazos con las acciones terroristas de la actualidad. Otra de las osadas apuestas del envío es presentar a Verloc como un hombre movilizado por los demás, una víctima que no despierta la empatía del antihéroe moderno. Al igual que la mayoría, sus intereses están lejos de la fraternidad, sus creencias están atrofiadas, y por ende, las acciones resultan perfectas para justificar la violencia y la muerte. “Es un personaje totalmente distinto a los que hice antes. Obviamente es un agente, se muestra como un sujeto proactivo pero en realidad está exprimido, desencadena una serie de eventos de la cual todos quedarán implicados”, dijo el actor recordado por su interpretación de Truman Capote en Infame. 

“Tenemos que shockear a todos. Necesitamos mostrar que nuestra intención es crear una nueva forma social: el terror real”, asegura el maquiavélico Verloc tratando de buscar cómplices. Según la Scotland Yard, Verloc “no es capaz de nada”, sin embargo otro nihilista partidario de la acción directa (Ian Hart) está en la mira de los oficiales. Es un experto en explosivos al que llaman el profesor porque cubre las bombas pegadas a su cuerpo con un batón. Más allá de la exquisita reconstrucción de época, la literalidad de su narrativa no deja mucho resquicio a la interpretación. Excepto por la encarnación de Jones, uno de los más sutiles e identificables intérpretes de su camada. “Mi mayor interés era buscar la forma más efectiva de encarnar a alguien siniestro y doloroso de ver para la audiencia. Es un agente pero sin jefe, parece estar completamente supeditado a la voluntad de todos los demás. Ese es el desafío: confiar en que se podrán ver las presiones. Ver cómo reacciona Verloc ante la presión”, manifestó el actor.