Este país ha sabido crear con imaginación y garra grandes acontecimientos políticos transformadores, esos que desarreglan el orden establecido y buscan otros horizontes prometedores, felices, vitales.
Pero ellos no son un mero dato de conocimiento. Si lo fuesen los dejaríamos congelados y ni siquiera podríamos recordar en qué consistieron. Triste destino.
Ya sabemos que en toda memoria acecha el olvido. No importa. Hay lazos, relatos, vidas que nos llevan hacia lo ocurrido, no en toda su dimensión, sino en la vibración que poseen.
Cuando descubrimos ese desarreglo producido antaño, debemos apropiarnos de él y descubrir en esa apropiación el choque de lenguajes y de tiempos que inesperadamente se dan cita y nos abren la posibilidad de armarlos y rearmarlos.
Solo así podríamos crear algo inesperado, porque en lo ocurrido siempre ha quedado algo por decir.
Espero con ansias esa cita porque el mal no acecha, actúa y daña.