El martes 30 de julio se cumplen diez años del fallecimiento de Julio Humberto Grondona, el bonaerense que se desempeñó como presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) durante 35 años, y como vicepresidente y tesorero de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) desde 1988 en adelante. Además, fundó y fue presidente de Arsenal de Sarandí entre 1957 y 1976, y ocupó el cargo de presidente en Independiente de Avellaneda, entre 1976 y 1979.

El periodista Ernesto Cherquis Bialo fue director de medios de comunicación de la AFA y vocero de Grondona desde el 1 de enero de 2008 hasta el día de su muerte. En diálogo con BuenosAires/12, el ex director de la revista El Gráfico repasa los inicios de Grondona en el barrio Sarandí, ubicado en el municipio de Avellaneda, y grafica con anécdotas el espíritu de quien para él fue "el más grande dirigente político, social y deportivo que tuvo la Argentina".

"Un benefactor de todo aquel que quería tener su casa propia"

En Sarandí las calles eran de tierra con el sol, y de barro cuando llovía. Sus primeros años están directamente atados a la ferretería Grondona y Lombardi, en la calle Independencia al 539, porque además de generar el mango que sostenía a la familia, allí vivieron, en la planta alta, Grondona, sus padres y sus cinco hermanos. Él terminó la escuela primaria en el colegio público de Avellaneda, y cursó sus estudios secundarios en el Colegio del Salvador, en Callao al 542, donde se recibió a los 16 años con medalla de oro en matemática. Se inició en los estudios terciarios de ingeniería en la Universidad Nacional de La Plata, pero los dejó. Jugaba en River Plate, donde quedó luego de una prueba, y llegó a formar parte de la tercera división como número cinco. "Siempre fue muy hincha de Independiente, pero toda la vida quiso tener un club familiar", dice Cherquis, en una frase clave para entender el ideal que lo forjó como dirigente.

Eran principios de los '50. Luego de fundar la institución junto a un grupo de amigos, empezaron a levantar la cancha del club Arsenal de Sarandí él, sus hermanos, y su novia, que luego fue su inseparable esposa. "Pocas veces conocí un matrimonio tan simbiótico como el de Julio con Nelida Pariani", acota Cherquis, que asegura que Grondona fundó Arsenal con la idea de que hubiera, en la zona, un club que juntara a las familias divididas de Independiente y de Racing, los dos clubes grandes de Avellaneda. Esa idea quedó plasmada en los colores de la institución, que son el rojo y el celeste. La cancha, actualmente, lleva el nombre del histórico presidente de la AFA, al igual que la calle donde está situada, a la altura 3660.

El nombre fue por el Arsenal de Inglaterra, pero le pasó el acento para el final y acomodó las pretensiones. "Nunca tuvieron la idea de llegar a jugar a primera división. Querían un club para los pibes del barrio, y él buscó la mancomunión de aquella comunidad de Sarandí", sostiene Cherquis, que para la época ya se desempeñaba como periodista. Llegó a conocer que, para recaudar fondos, Grondona concedió el teléfono del club y dos teléfonos adicionales que enchufaban clandestinamente para que los quinieleros del barrio trabajasen en el buffet y le dejaran una comisión a la institución. La necesaria para terminar las obras.

Grondona pasaba mucho tiempo en la ferretería. Su padre enfermó y él se cargó el negocio al hombro, pero redobló su pasión por el fútbol. Ya era la década del '60.  Grondona construía el estadio de Arsenal con sus manos y las de sus compañeros, pero además se desempeñaba como vocal de la comisión directiva de Independiente. Chequis dice que "pudo con todo porque empezaba a ser caudillo".

Cuenta el periodista que Grondona les vendía ladrillos a los vecinos, a pagar como pudieran, para que hicieran sus casas en los terrenos que habían comprado en las zonas linderas a la cancha de Arsenal. Cual libreta de almacenero de la época, sin interés y sin investigación de quién era el otro, él facilitaba la venta de los materiales. "Tenía muy bajo coeficiente de morosos, porque la gente tenía palabra y cumplía con el compromiso. Don Julio, con sólo 25 años, era un benefactor de todo aquel que quisiera tener su casa propia, y fue esa política de solidaridad la que lo empezó a destacar entre los vecinos, además del predicamento que tenía para ser tan joven", recuerda el periodista. Grondona nació el 18 de septiembre de 1931.

No tenía contra, era amigo de todo el mundo, y sabía negociar. Arsenal, por su lado, hacía ruido y empezaba a agigantar la figura de "Don Julio". El equipo del viaducto, en su primera participación en la última categoría de AFA, fue subcampeón de 1961, y en la segunda se consagró campeón invicto. En 1962 ya estaba en la C, con uno de los hermanos de Julio como goleador.

"El árbitro agarrátelo vos, y dame las banderas a mí"

Dos años más tarde, en 1964 y siendo vocal de Independiente, Grondona demostró a sus compañeros de comisión directiva de qué estaba hecho. El rojo jugaba la semifinal de la Libertadores con el famoso Santos de Pelé, e ir a Brasil era la muerte misma. Cuenta Cherquis que el crack brasilero, considerado el mejor del mundo antes de Maradona, "trataba bien a los árbitros, les regalaba camisetas y se sacaba fotos, y entonces después en la cancha no lo podías tocar porque cobraban instantáneamente". Grondona, en la semana, pidió contactos de sus pares brasileros para viajar y encontrarse personalmente con los jueces de línea designados para el encuentro. El resto de la comisión directiva lo trataba de loco. "Por aquellos días nació uno de sus latiguillos, 'el árbitro agarrátelo vos, y dame las banderas a mí'", agrega Cherquis. El día del partido, Grondona ingresó al vestuario y le sugirió al DT Manuel Giúdice que adelantara los 'fowards', ya que la offside no sería un problema. El entrenador se mostró reticente ante el ingreso del dirigente, y le ordenó que se retirara inmediatamente del lugar. "Se lo digo por su bien, a mí lo que me importa es Independiente, adelante los fowards que no habrá offside", retrucó Grondona. Independiente triunfó, y semanas más tarde se consagró campeón de América. Fue el primer equipo argentino en lograrlo.

Para 1976 ya era presidente de Independiente. Su acercamiento a la AFA se dio ese mismo año, en una comisión de apoyo al mundial 1978. Según cuenta Cherquis, representantes de la FIFA viajaron a Buenos Aires y le comunicaron al contraalmirante Carlos Lacoste que si la AFA estaba intervenida no podía organizar el campeonato del mundo. Alfredo Cantilo, que era el interventor en ese entonces, se presentó a elecciones y fue votado por la mayoría, pero le advirtieron: "Si usted quiere llevar adelante una buena gestión, que Argentina organice el campeonato del mundo y que todo marche armoniosamente, convóquelo a Grandona".

Junto a históricos dirigentes de Vélez, San Lorenzo, Huracán, Ferro, y Atlanta, Grondona encarriló la cuestión para que Argentina llevara a cabo el mundial, cuya sede había sido negociada durante el último gobierno de Juan Domingo Perón, mediante el secretario de Transporte, Deportes y Turismo, Pedro Eladio Vázquez, y conseguida finalmente antes de que empezara el mundial 1974, cuando asumió Isabel Martínez de Perón. El mundial se disputó y Argentina salió campeona por primera vez. Cherquis opina: "El fútbol siguió su camino, que fue un camino diferente al del gobierno de facto, cosa importante de destacar, porque para vituperar el campeonato mundial deportivamente conseguido, la gente apunta que el gobierno era militar. Claramente usaron el torneo a su favor, pero no se le puede negar mérito a una selección nacional que deportivamente seguía funcionando como tal".

Meses antes del mundial se produjo un hecho que, tiempo después, inclinó la balanza para que Grondona, que ya formaba parte del comité ejecutivo de AFA, se convirtiera en presidente de la institución por la ascendencia sobre sus pares. Independiente, todavía presidido por Don Julio, visitaba a Talleres para definir el torneo Nacional de 1978. Era 25 de enero y el calor derretía todo, pero Grondona estaba de traje. La final era muy importante para el fútbol del interior, porque Talleres era el gran abanderado contra el poder porteño, pero se agregaban factores "fundamentales, incomprobables, e intuidos, pero poco discutibles", según Cherquis.

El comandante del Tercer Cuerpo de Ejército, el general Luciano Benjamín Menéndez, "tenía un especial interés en que el campeón fuese Talleres". Por eso designó como árbitro a Roberto Barreiro, que expulsó a tres jugadores de Independiente, cobró un gol de Talleres que fue con la mano, y casualmente, meses más tarde, fue a vivir a Carlos Paz. Cuando el rojo era claramente perjudicado, sus jugadores quisieron abandonar el encuentro. "El estadio bramaba, hacía mucho calor, y los que estábamos ahí veíamos la desesperación de Grondona en el alambrado. Llamó al DT, a Omar Pastoriza, y le dijo 'Pato, terminá el partido en la cancha'", recuerda Cherquis, que viajó a Córdoba para cubrir el encuentro. Los jugadores regresaron, Independiente metió un gol con tres hombres menos, logró la hazaña y fue campeón. "Allí nació otro de sus lemas: 'los partidos se juegan, se ganan y se pierden en la cancha'".

"Yo hablo el idioma del fútbol"

En abril de 1979 se convirtió en presidente de AFA, cargo que ocupó hasta el día de su muerte. Grondona, cuando hablaba de los equipos del interior o del ascenso, apelaba constantemente a la palabra "derecho". "Él llevó la reforma agraria al fútbol", compara el periodista, al mencionar que bajo su presidencia se disipó la supremacía constante de Boca, River, Independiente, San Lorenzo y Racing, y los campeones empezaron a tener otros colores. Rosario Central, Estudiantes de La Plata, Ferro Carril Oeste, Argentinos Juniors, Newell´s, Vélez, Lanús, Banfield, y Arsenal rompieron el status quo y alzaron trofeos en la primera división.

"Te estoy abriendo la Biblia", dice Cherquis entre risas. En el mundial de México 1986 un brillante Diego Armando Maradona se grabó para siempre en la historia del fútbol y condujo a la Argentina hacia su segundo título mundial. Con esa hazaña como impulso, dos años más tarde, Grondona se convirtió en vicepresidente de FIFA por la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), y presidió, de 1988 en adelante, la Comisión de Finanzas y el Consejo de Mercadotecnia y Televisión. Para 2014, año en el que murió, las reservas de la FIFA ascendían a 1.523 millones de dólares. Grondona manejó todo sin hablar inglés. "Yo hablo el idioma del fútbol", se jactaba, mientras preguntaba: "¿por qué no aprenden ellos a hablar castellano?". El periodista nacido en Uruguay dice que todos confiaban en él porque "era un tipo de palabra, en un ambiente donde la traición es moneda corriente". "No fallar y no mentir", era la frase que rezaba en sus lapiceras. "Su virtud fue que nunca perdió su espíritu, su condición de hombre simple y sabio, y fue más importante por lo que evitó que pasara, que por lo que en realidad realizó, pero mucho más por lo que supo callar, que por lo que dijo", subraya el ex director de la revista El Gráfico.

"Estaba en contra de la tecnología, decía que el VAR iba a arruinar el fútbol, y estaba en contra de las casas de apuestas, porque quería que fueran sólo de la lotería nacional, ya que de otra manera, el fútbol sudamericano iba a ser fácil víctima de la tentación", sostiene Cherquis, que como vocero de Grondona y director de Medios de Comunicación de la AFA vivió en carne propia los comienzos de la discusión sobre los problemas que hoy son una realidad en el fútbol argentino.

Grondona y la Fragata Libertad

Cuenta que por esos años Don Julio luchó fuertemente para que el gobierno encabezado por Cristina Fernández de Kirchner le aprobara el famoso Prode, que se había dejado de realizar años atrás. En 2012, Grondona estaba en la Casa de Gobierno, sentado con el entonces secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos Zanini, a punto de firmar el convenio que unía a la AFA con la Lotería Nacional. Pero una noticia de último momento frenó todo. "Lo tenemos que dejar para otro momento, Don Julio, nos acaban de embargar la Fragata Libertad en Ghana", dijo el secretario General, Oscar Parrilli, que también estaba presente.

Grondona llegó a su casa desencajado, porque hacía más de un año que venían trabajando para ese convenio. Se cambió, se sentó a la mesa y esperó que pasara la medianoche para que se hiciera de día en Suiza, donde está situada la FIFA. No aguantó. Estaba junto al presidente del Tribunal de Disciplina Deportiva de la AFA, Fernando Mitjans, "su último gran hombre de confianza y quien más sabe de política estatutaria de la FIFA", según Cherquis. Eran apenas las cinco de la mañana en Zurich cuando sonó el teléfono de Mark, uno de los empleados de la entidad. "Fíjate si hay algún expediente abierto sobre la conducta de Ghana", dijo Don Julio. "Sí, acá hay una protesta por mala inclusión y presunta falsificación de los documentos de un par de jugadores", contestó Mark. "¿Tenés el teléfono del presidente de la federación de fútbol de Ghana?", preguntó Grondona. "Sí, Don Julio, pero mire que el tipo está ligado a la Suprema Corte", advirtió el empleado. "¡Mejor!", retrucó el nacido en Sarandí.

Kwesi Nyantakyi era el hombre. Grondona lo llamó. "Vos tenés retenida ahí, en el puerto de Tema, la Fragata Libertad. Lárguenla porque no jugás más un puto mundial", cuenta Cherquis que le dijo el presidente de la AFA. La Fragata estaba incautada por un fallo judicial a favor de la subsidiaria NML Capital, y Grondona, durante casi diez días, recibía los llamados del presidente de la federación de Ghana que informaba: "Estamos cerca, señor Grondona". Cherquis asegura que "el tipo movió cielo y tierra, contrató a los mejores 'bogas', y a los pocos días, luego de la decisión del Tribunal Internacional del Derecho del Mar, liberaron la Fragata Libertad".

El 9 de enero de 2013, Grondona estaba invitado a recibir la Fragata Libertad en Mar del Plata, pero prefirió celebrar sólo y lejos de los flashes. Tiempo después, el Prode se hizo oficial. "Usaba su influencia política del fútbol, que es una de las actividades deportivas, sociales y humanísticas más importantes, para otras cosas muchas veces increíbles", remarca Cherquis, y cita un ejemplo insólito.

"Tenés que hacer algo por esos nenes, Julio"

A fines de los '90, Gabriela Arias Uriburu ocupó la primera plana de los medios de comunicación cuando Imad Shaban, se exmarido, se llevó ilegalmente a sus hijos de Guatemala a Jordania. Grondona llegó a su hogar y vio a su mujer envuelta en llanto. Ella escuchaba todas las mañanas al 'Negro' Oscar González Oro, que cubría el caso a diario, y la empatía de madre a madre la colmaba de dolor. "Tenés que hacer algo por esos nenes, Julio", le dijo "Nelly" a su marido.

Grondona habló primero con la embajada, y luego con el Rey de Jordania Huséin I. "Ahí le entró a mangar, ya no era el tono que mantuvo con el de Ghana, porque acá era otra historia", describe Cherquis, que advierte la veta por donde Grondona convenció al Rey. "Usted tiene quejas internacionales por la discriminación de género, porque las mujeres no pueden entrar a la cancha, ¿por qué no se organiza un mundial femenino?", preguntó el mandamás de la AFA. Huséin I se entusiasmó con la maquinaria que desembarcaría de la FIFA, que ponía a Jordania en otro orden y le hacía dar un paso gigantesco en la imagen internacional.

El Rey movió los hilos y dispuso que la mujer se reencontrara con sus hijos en una ciudad neutral, tal como lo indicó la Corte de Apelaciones de ese país en 1998. Jordania fue sede la Copa Mundial Femenina de Fútbol Sub-17 en 2016.

Dice Cherquis: "Julio fue el más grande dirigente político, social y deportivo que tuvo la Argentina. Nunca se dejó seducir por la política, porque le ofrecieron desde diputaciones, senadurías, gobernaciones de la provincia de Buenos Aires, el oro y el moro, pero él nunca quiso. Eso le permitió tener autoridad para oponerse a la voluntad de algunos presidentes de la república, que le pedían cosas imposibles".

Según cuenta el periodista, en 1992 Carlos Menem pidió la suspensión de los descensos para salvar a San Martín de Tucumán. 'Palito' Ortega, que era el gobernador, "tenía una provincia socialmente complicada, y San Martín representaba una gran parte de esa provincia", recuerda Cherquis, y resume la respuesta que Grondona le dio al entonces Presidente, en la entrega de los premios Olimpia: "De ninguna manera, está reglamentado así, lo siento mucho'". También le dijo a Eduardo Duhalde que no podía hacer nada por Banfield, que estaba luchando por ascender a principios de los 2000. "Sonrió frente a una sonrisa de Néstor Kirchner, que le insinuó que Racing tenía que salir campeón algún día. 'El día que gane más partidos que los demás van a ser campeones', le contestó".

Cherquis se lamenta cuando asegura que Grondona "ha sido cancelado por la actual dirigencia del fútbol argentino, por la Conmebol y por la FIFA, que están en manos de los delatores premiados que con el caso FIFA Gate consiguieron el lugar que hoy ocupan". El FIFA Gate, orquestado por el FBI estadounidense, acusó en 2015 a diversos dirigentes de FIFA por soborno, fraude y lavado de dinero. Días atrás, durante la Copa América celebrada en el país norteamericano, Marcelo Bielsa brindó una conferencia de prensa explosiva y mencionó el caso, aduciendo que Estados Unidos acciona "cuando ve que sus intereses están en juego".

Esa explicación del "Loco" cae como anillo al dedo para graficar los últimos días de Grondona, que sabía que si la FIFA otorgaba la sede del mundial 2022 a Qatar y no a Estados Unidos, como el presidente Joseph Blatter había prometido, el FIFA Gate saldría a la luz y voltearía a todos. 

En sus últimas horas de vida, Grondona le dijo a Cherquis que redactara un mail pidiéndoles a los miembros de FIFA que se volvieran a reunir para "patearle la sede a Qatar a 2026". "Quédense con las coimas que recibieron de los árabes, pero el mundial es para los yankees", apuntó Grondona, que al día siguiente, el 30 de julio de 2014, ingresó al Sanatorio Mitre para ser operado sin éxito, ya que la ruptura de un aneurisma en la aorta abdominal terminó con su vida.

Sus pares de FIFA no le hicieron caso. Mantuvieron la sede de 2022 para Qatar y el FIFA Gate se los llevó puestos. Estados Unidos será sede de la Copa del Mundo 2026, pero eso ya es anécdota para Ernesto Cherquis Bialo, que más allá de su cargo en AFA compartió con Grondona los últimos nueve años de su vida y asegura: "Es difícil, casi imposible, que haya otro igual".