Racing (16 puntos) se repuso de la derrota sufrida en Junín durante la semana y derrotó 2 a 1 a Unión (14) en Avellaneda, para quedar como único escolta del líder Huracán (18), aún cuando restan seis partidos de la octava fecha de la Liga Profesional, a jugarse este lunes. Además, se subió a la cima de la tabla anual (40).

En un partido muy parejo, el equipo de Gustavo Costas logró encontrar rápidamente la ventaja gracias a un cabezazo del central Santiago Sosa, quien a los 10 minutos aprovechó una mala salida en un córner del arquero uruguayo Thiago Cardozo.

La Academia, el equipo más goleador del año argentino (41 tantos entre Liga y Copa contra 38 de River, el segundo), contó con varias ocasiones para asegurar la ventaja pero le tocó sufrir.

"Los goles que no se hacen en un arco, se sufren en el otro", dice el dicho y fue el caso de Racing, que tuvo muchos inconvenientes para sacar la pelota dentro del área propia. El empate tatengue llegó a los 72, con un lindo cabezazo del exBoca Gonzalo "Torito" Morales, ganándole la posición a Sosa.

Claro que la cosa no paso a mayores para el local ya que, casi instantáneamente, a los 73, Agustín Almendra puso el 2 a 1 tras un lindo toque de Maxi Salas, luego derribado dentro del área por lo que la cosa, de no haber pateado Almendra, hubiera terminado en penal.

¿Qué le pasó al Kily González?

El final del partido no estuvo exento de drama. Sobre todo por parte del Kily González, de muy buen año al frente de Unión (4º en la Liga, 9º en la tabla anual) pero necesitado de protagonismo en la noche de Avellaneda. El DT primero protestó airadamente un supuesto penal que no pareció ser -incluso seguía amenazando al cuarto árbitro cuando llegó el empate de los suyos- y al rato se volvió "loco" por la tremenda patada voladora que le dio Corvalán a Maravilla Martínez, como último hombre.

El árbitro Sebastián Zunino le mostró roja directa al capitán tatengue, exRacing por cierto, por la acción karateca que impactó de lleno en la costilla derecha del delantero. Sin embargo, y quizá sin advertir la insólita infracción, el Kily explotó. Primero contra el árbitro y luego al cuarto, a quien incluso llegó a tomarle el micrófono con el que se comunica con sus compañeros. Una vez finalizado el partido, el DT fue a "saludar" al árbitro y jueces de línea con un apretón de manos tan largo en tiempo como desafiante en actitud. Papelón.



La síntesis del partido