Desde Brasilia

Dilma Rousseff está de regreso: ocho años después de haber sido desalojada del gobierno por un golpe de Estado, maquillado de juicio político en razón de delitos que luego se demostrarían inexistentes, la expresidenta fue recibida por su compañero, y actual mandatario, Luiz Inácio Lula da Silva en el Palacio de Alvorada.

Ambos pasearon por los salones de altas paredes vidriadas, resguardadas por columnas blancas como cuellos de garzas blancas. Un aire fresco llegaba hasta los jardines del Palacio desde el lago Paranoá, donde Lula suele ir a pescar. Y donde Jair Bolsonaro, durante su mandato, solía pasear a alta velocidad en su jet-sky acompañado por militares y policías.

El encuentro sucedió el viernes pasado por la tarde, luego de que Lula y Dilma, actual presidenta del Nuevo Banco de Desarrollos del BRICS (Brasil, Rusia, India , China y Sudáfrica), participaron en una serie de eventos de alto nivel en Río de Janeiro como parte de las actividades del G20, grupo que reúne a las economías más importantes del mundo. Brasil ocupa la presidencia rotativa de ese organismo este año.

Alianza contra el hambre

Hablando ante ministros de Economía del G20, la directora general del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva y Ajai Banga, jefe del Banco Mundial, Lula propuso crear una Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza.

"Nunca tantos tuvieron tan poco y tan pocos concentraron tanta riqueza, nada es tan absurdo como la persistencia del hambre y la pobreza, cuando disponemos de tanta abundancia. No hay ningún tema más desafiante y actual que éste".

El mandatario fue aplaudido de pie después de uno de sus discursos más importantes desde que inició su tercer mandato en enero del año pasado.

El líder del Partido de los Trabajadores fue elocuente al decir que "el hambre no es consecuencia sólo de factores externos, es consecuencia, sobre todo, de decisiones políticas".

Y se permitió una ironía, dirigida a Elon Musk, cuando declaró que "algunos individuos controlan más recursos que países enteros y otros poseen programas espaciales propios".

Musk, además de impulsar un programa para colonizar Marte, es uno de los "superricos" a los que el brasileño propone cobrarles un impuesto para costear el combate contra el hambre. Iniciativa que defendió el mes pasado durante su paso por Italia, donde fue uno de los convidados a la cumbre del G7 y en Suiza, durante la conferencia de la Organización internacional del Trabajo.

El comentario de Lula sobre Musk realizado en Rio es uno más de los dardos que se han dirigido uno al otro en los últimos meses.

El empresario australiano ha atacado ha Lula y a su gobierno con la misma frecuencia con la que dedicó elogios a Bolsonaro antes de anunciar, su apoyo financiero al candidato presidencial republicano Donald Trump.

Musk, Trump, Harris

Lula aspira a que su propuesta contra el hambre sea aprobada por los miembros del G20 en la cumbre presidencial que se realizará en Río a partir del 18 de noviembre, es decir dos semanas después de las elecciones en Estados Unidos.

Los ojos del mundo estarán puestos sobre ese cónclave que la diplomacia brasileña está montando con todo esmero: dado que indicará el relanzamiento del gigante sudamericano como un jugador de peso en la escena internacional.

Dejando en el pasado los cuatro años de aislacionismo a los que el país fue condenado durante la administración Bolsonaro, cuando uno de sus cancilleres dijo preferir ser un "paria" global si ése era el precio de ser aliado incondicional de Trump.

La Alianza contra el Hambre y la Pobreza seguramente tendrá el respaldo de quien en noviembre será el todavía presidente estadounidense, Joe Biden y de su colega chino , Xi Jinping quien ya confirmó su viaje a Río. Después del cual volará a Brasilia para una serie de reuniones con Lula, donde el banco del BRICS debe estar en los temas analizados.

En cambio no se pueden hacer previsiones sobre cuál seria la posición respecto de ese pacto global contra el hambre por parte de Trump. Y parece poco probable que el republicano desembarque en Río, dentro de cuatro meses, si se fuera electo presidente.

Por su parte el excanciller Celso Amorim, asesor internacional de Lula, comentó al pasar que sería de su agrado que la demócrata Kamala Harris visite Río en noviembre si para entonces fuera la vencedora de los comicios norteamericanos.

Amorim es un diplomático de extrema confianza de Lula, tanto que este domingo se encontraba en Venezuela representando al mandatario en las elecciones de ese país caribeño. Y, cuando Amorim dice que no estaria mal que Harris viaje a Río, está dando a conocer la opinión de su jefe.

Banco del BRICS

Antes de encontrarse con Lula en el Palacioi de Alvorada, Rousseff hizo una radiografía de un orden global donde cientos de millones de personas pasan hambre y miles de millones viven en la pobreza durante su intervención, la semana pasada, en la reunión del G20..

Hablando como titular del Banco del BRICS criticó las deudas externas que asfixian a los países en desarrollo y los intereses abusivos que éstos deben pagar a los bancos y potencias occidentales.

Todo lo cual motiva las "inmensas desigualdades" que existen entre naciones ricas y pobres, y al interior de éstas últimas.

Para la economista y dos veces mandataria brasileña, (gobernó entre 2011 y 2016, cuando fue depuesta) , el actual sistema internacional - que da señales de agotamiento- debe ser superado por otro en el que haya una mayor participación del Estado.

"El denominado pensamiento único" ha establecido una "falsa oposición entre el mercado y el Estado" que conspiró contra el desarrollo y la industrialización en los países del Sur Global, explicó.

En ese rediseño del mundo se debe cuestionar el uso del dólar como "papel de reserva internacional" , dijo Dilma.

El cuestionamiento del dólar como moneda dominante y el respaldo del comercio utilizando monedas nacionales ha sido una de las banderas defendidas por Rousseff desde que asumió el comando de la entidad financiera del BRICS en Shangai en abril de 2023, donde estuvo acompañada por Lula.

Repercusión interna

El debate sobre el reemplazo paulatino del dólar seguramente estará entre los temas a ser tratados en la reunión del grupo BRICS que se realizará en Rusia en octubre, un mes antes de la reunión del G20 en Rio.

Lula, que aprueba el reemplazo gradual de la moneda estadounidense, ya anunció su presencia en ese evento que tendrá como anfitrión al presidente ruso Vladimir Putin, quien el mes pasado recibió a Dilma, en San Petesburgo.

La nutrida agenda internacional de Rousseff es parte de su actividad como titular del banco pero su dimensión política va más allá de lo estrictamente institucional. Ella es, al mismo tiempo, una expresidenta brasileña y aliada del gobierno petista: fue Lula quien respaldó su nombramiento ante las autoridades del la entidad financiera del BRICS, que tiene como principal accionista a China.

Esta situación internacional se replica en el plano interno brasileño.

El discurso dado en Río cuestionando al orden global, objetando las altas tasas de interés lo mismo que al dogmatismo neoliberal, contribuye para reinstalar a Dilma en el debate económico y político local.

Precisamente, cuando Lula y el PT acusan al ultraliberal presidente del Banco Central, el bolsonarista Roberto Campos Neto, de sabotear el crecimiento de la economía con tasas de interés del 10,5 % anual.

Al posicionarse con su discurso "desarrollista" , el mismo que defendió cuando estuvo al frente del goierno, la expresidenta gana proyección para un eventual retorno a la política nacional. Tal vez en algún cargo en el gabinete, dirigiendo una empresa estatal, como representante ante un organismo internacional o como candidata al Parlamento en 2026. Ninguna de esas opciones debiera ser descartada.