Instituto y Boca empataron sin goles en un partido de bajo relieve, con pocas emociones y mucha paridad e intensidad, como ya es característico en estos tiempos del decaído fútbol local. En la última jugada los cordobeses estuvieron a punto de quedarse con los tres puntos en una jugada muy curiosa que terminó con un rechazo de Milton Giménez, el rebote en Chiquito Romero en la raya, la pelota en la red y el árbitro con la mano levantada por una posición adelantada de Gregorio Rodríguez. Zafó Boca, pero la realidad es que ninguno de los dos equipos había hecho méritos para quedarse con la victoria.

En el primer tiempo Boca tuvo la pelota, pero en el fondo, aburriendo con pases horizontales, esperando que se abriera un hueco para elaborar algo de juego pero el equipo cordobés, que esperaba ordenado más atrás de la mitad de la cancha, recuperabacon facilidad cuando llegaban pelotazos largos y frontales.

Instituto no le sacaba lustre a su juego, aunque de vez en cuando conseguía combinar cuatro o cinco pases y al menos generaba la impresión de que potencialmente era mucho más.

La única llegada de Boca en esos 45 minutos iniciales fue un remate que Lautaro Blanco cruzado. La mejor de los cordobeses fue un potente cabezazo de Fernando Alarcón en una acción de pelota parada que se frustró en las manos de Romero.

En el segundo período hubo algunos pasajes interesantes con llegadas de los dos a campo abierto en jugadas muy amenazantes que no se concretaron.

Boca mejoró un poquito con la entrada de Saralegui y lavó superficialmente la pálida imagen del primer tiempo.

El público local se quedó con la sensación de que su equipo había sido más. Los hinchas de Boca siguen padeciendo un amargo gusto a poco.

La síntesis del partido