En su editorial, el periodista y conductor de La Mañana, Víctor Hugo Morales, celebró los resultados electorales de las elecciones en Venezuela y explicó por qué cree que, una vez más, Nicolás Maduro logró imponerse en las urnas. En paralelo, cuestionó a la oposición por su denuncia de presunto fraude y recordó cómo el este mecanismo fue repetido siempre por la oposición cada vez que pierden una elección.

El editorial de Víctor Hugo Morales

Era fácil saber lo que sucedería en Venezuela. Desde Argentina, Milei y Clarín y desde los Estados Unidos, cualquiera, hablarían de fraude si ganaba Maduro. Miren la autoridad moral de Estados Unidos para mencionar la palabra fraude, ¿no? Después de lo que sucedió en la última elección y sigue pasando.

Intento de golpe de Estado, denuncias que se prolongaron años y un costo de 800 millones de dólares a Trump y su partido hecho en juicio por de la empresa que hizo la elección. Porque mintieron. Mire a los que denunciaron fraude acá, y salvaron la ida al balotaje por dos puntos, caso Milei y el resto de la derecha.

Nunca explican los fraudes. ¿Se acuerda de Cano cuando Scioli le ganó en Tucumán? ¿De Carrió antes de 2015? Todavía estarían hablando de fraude si no hubieran ganado las elecciones limpias de las que participaron.

La mafia de Clarín dice que van 25 años de fracaso económico y social de Venezuela. Debe ser fácil tener éxito bloqueados, ¿no? Aquí una vez hicieron un escándalo inventando que faltaban tampones, ¿se acuerda? Eso era el final del mundo. Estábamos rodeados.

Imagina el pueblo venezolano con todo lo que le han quitado, robado, impedido de llegar en todos estos años. Imagínese un instante, nada más, cómo es la situación de Venezuela. Y luego pregúntese cómo fue posible la victoria.

Y la explicación es un pueblo empoderado, un pueblo que tenía menos que nada y pasó a tener un poquito. Piense en el valor de la dignidad, que está siempre en juego, luego de tanta humillación.

La primera vez que estuve en Caracas fue en 1970. En el viaje del aeropuerto a la ciudad me parecía ver casitas de muñeca trepando las montañas que pintaban el valle en el aire de la primavera eterna.

No eran casitas. Eran lugares de muy pocas posibilidades de sobrevida. Ahora cinco millones cien mil casas, con la que se entregó ayer, pasan a ser la primera de las explicaciones a considerar.

Entre caminar en el barro allá arriba en el monte y tocar paredes de cemento en casas preparadas con amor revolucionario, poder prender la luz, es elegir el pincel de la ilusión, pintar un futuro y no hundirse en ese pasado en el que tanto les costaba llegar a las personas.

El que quiere más está mal, pero el que no quiere retroceder a la ignominia está mejor. Quizás Maduro se salva porque venía de tan abajo en la tabla que ganar el campeonato de la casa propia no le alcanza para llevarlos a la clase media, pero sí para pelear por el ascenso.

Venezuela es más digna gobernada por los venezolanos y no por los que piden la invasión de Estados Unidos.