Para Lisa Rinna, una de las siempre pendencieras divas del reality estadounidense de larga duración The Real Housewives of Beverly Hills, su marido actor nunca es simplemente "Harry". Siempre es, sin importar el contexto, "Harry Hamlin". "Harry Hamlin nos está haciendo la cena". "Harry Hamlin es un maestro pastelero". "¿Sabés? Harry Hamlin toca la guitarra". Un poco raro, ¿verdad? Pero pasó unos minutos con el tipo y todo empieza a tener sentido. "Harry" parece demasiado vulgar para el rompecorazones del cine de los '80, que saltó a la fama como un semidiós aceitado en Furia de titanes (1981), de Desmond Davis. "Harry" es un tipo al que se conoce en el bar; "Harry Hamlin", con su desenfadado acento y su encanto de Hollywood, es una estrella de cine, un hombre que divaga eruditamente sobre temas que van desde la fusión nuclear hasta Shakespeare. "La fusión aneutrónica es una de mis grandes pasiones", afirma con aire despreocupado. "Tengo muchas pasiones".

El actor californiano y marido a tiempo parcial de un reality televisivo parece una década más joven de sus 72 años. Un mechón de pelo blanco recorre su cuidada raya al medio. Unos gruesos anteojos enmarcan su rostro bronceado y tenso. También está lleno de sorpresas. Su padre era científico espacial, lo que explica en parte por qué Hamlin pregona la energía de fusión desde los años '90 y forma parte de la junta directiva de la National Space Society (sea lo que sea eso). Fue expulsado de la universidad por presidir una comuna hippie, antes de graduarse en Yale en 1974. Después estudió en el Teatro de Arte de Moscú, antes de dedicarse al cine. De hecho, sigue formándose a día de hoy.

"He asistido a clases de interpretación durante toda mi carrera", dice. Todos los sábados, a las 9.30 de la mañana, acude al teatro Hudson de Los Ángeles para estudiar escenas. "Todos los sábados quiero levantarme y decir: 'Bueno, hoy voy a hacer La Tempestad, quiero interpretar a Próspero'... Hacer las cosas que el negocio [de la televisión] nunca te ofrecería... son las cosas que disfruto haciendo".

Fue durante una de esas sesiones cuando sus amigos y cocreadores, Misha Crosby y John Mawson, le pidieron que apareciera en su nueva "película sonora" -una suerte de podcast de drama episódico- llamada Unsinkable. El proyecto -producido por Datura Studios y North Atlantic Ridge- es un relato dramatizado del petrolero británico San Demetrio, hundido en la Segunda Guerra Mundial, que se enfrentó a una angustiosa travesía por aguas infestadas de nazis.

Hamlin interpreta al marinero Mortimer, "un alcohólico que supera su adicción y es capaz de salvar el día", afirma. Es un experimento interesante. No hay narrador que guíe la historia, sino que el reparto rellena los huecos con sus diálogos. Thomas Brodie-Sangster, Nathalie Emmanuel, Brian Cox y John Malkovich prestan sus reconocibles voces, aunque Hamlin nunca llegó a conocerlos. "Se rodó en plena pandemia", dice solemnemente. "Lo hice solo, con la cabeza dentro de una caja".

No fue Enrique V en el Globe, pero Hamlin ha trabajado con los grandes. En 1980, estaba listo para protagonizar una versión cinematográfica de Tristán e Isolda con Richard Burton cuando le ofrecieron la oportunidad de actuar junto a Laurence Olivier en una nueva versión del mito griego de Perseo. "Olivier había sido mi héroe", dice. "Durante toda mi escuela de arte dramático, era la persona a la que más admiraba". Y así, optó por hacer Furia de titanes, que sería el éxito de su carrera, aunque a través de un proceso de producción muy tenso.

"Los productores no me hablaron durante 25 años después", cuenta Hamlin. El actor, que había estudiado mitología en Yale, luchó constantemente contra las innumerables inexactitudes del guión, llegando incluso a encerrarse en su trailer cuando los productores sugirieron que la cabeza de Medusa debía cortarse lanzando su escudo, en lugar de con la simbólica espada Harpe de Perseo. "Desenchufaron toda la electricidad de mi trailer e intentaron echarme", recuerda. "Sólo les importaba ganar dinero. A mí me preocupaba hacer una película lo mejor posible, dadas las limitaciones del guión".

A Olivier tampoco le impresionó demasiado la película. Hamlin desentierra una carta que el legendario actor le escribió a mano, en la que se disculpa por haberle conocido "en tales circunstancias". "Debe de ser extraño ver a un viejo colgado de las uñas, indigno en realidad. Bueno, tantas bocas que alimentar", lee Hamlin entre risas. "Básicamente estaba indicando que estaba haciendo una película estúpida para ganar dinero... ¡a la estrella de la película!".

Durante Titanes, Hamlin entabló una relación con su compañera de reparto, la chica Bond Ursula Andress, 16 años mayor que él. Rinna, con la que se casó en 1997, contó en un episodio de Real Housewives que Andress citó a Hamlin, que entonces tenía 28 años, en su habitación de hotel y se quedó embarazada esa noche. Su hijo Dimitri nació en 1980; la pareja se separó tres años después. Hoy en día, las diferencias de edad entre las parejas de famosos son objeto de un discurso interminable. ¿Recibió Hamlin una atención similar? "No me importa si a la gente le importaba entonces... Tuve una relación con una mujer bastante mayor que yo y como resultado tenemos un hijo precioso. En aquel momento no pensaba en la diferencia de edad, pero supongo que ahora la gente piensa mucho más en ese tipo de cosas".

Titanes fue un éxito, y la exposición de Hamlin con el torso desnudo le valió ofertas para protagonizar otras películas de género como Rambo y Greystoke: La leyenda de Tarzán. Sin embargo, no era un camino que le interesara. En lugar de eso, Hamlin lo arriesgó todo y firmó por la primera historia de amor de temática gay producida por un gran estudio cinematográfico estadounidense, Su otro amor, de 1982. Cree que el hecho de que en la película participaran dos actores heterosexuales fue un signo de los tiempos. "Por aquel entonces, a ningún homosexual le hubiera gustado que el mundo supiera que era gay, todo el mundo era reservado", afirma. "Pero el efecto innegable fue que mucha gente del negocio pensó que los que interpretábamos papeles gays debíamos ser gays".

Aunque fue un momento importante en el cine queer, Su otro amor torpedeó la trayectoria de Hamlin como protagonista. "Ningún estudio quería emparejarme con una protagonista femenina después de aquello; pensaban que el público pensaría: 'Qué raro que un gay esté emparejado con una mujer'", dice. "Antes de eso, sólo hice películas de estudio. Pasaron 40 años desde aquella película hasta que hice otra".

Después, la carrera de Hamlin sufrió varias metamorfosis. La telenovela LA Law, que protagonizó de 1986 a 1991, le valió ser elegido el hombre vivo más sexy por la revista People en 1987, pero dice que "desdibujó" los papeles que interpretaba. "Pasé de hacer cosas muy interesantes, como Su otro amor, a que después de LA Law la gente pensara que era un tipo que lleva corbata y maletín. Fue difícil conseguir los papeles buenos y sustanciosos después de eso". Así que no vean sus películas para televisión, como Envenenado por amor: Los asesinatos del condado de Kern. Pero sí su papel de ejecutivo publicitario en Mad Men, nominado a un Emmy.

Al igual que Rinna, que saltó a la fama como actriz en series como Melrose Place y Days of Our Lives, Hamlin se mezcló con los realities a finales de los años '90. Hoy dice que nació de la crisis financiera mundial, y de la quiebra de una línea de moda que él y su mujer habían fundado juntos. "Pasamos de tener un negocio de gran éxito a la quiebra", explica. Protagonizaron juntos un breve reality -Harry Loves Lisa- antes de que Rinna se uniera a Real Housewives. Hamlin aparecía ahí de vez en cuando como el cariñoso marido de una mujer que, con el tiempo, se convirtió en la villana del programa.

En 2023, tras ocho años de acoso en Internet y un sonado incidente en el que fue abucheada por los fans del programa en una convención de realities, Rinna abandonó el programa. "Se volvió muy venenosa", dice Hamlin. "Es una persona extremadamente honesta. Cuando ve algo que le parece injusto o injustificable, responde. Pero cuando lo hace, le da munición a la gente del otro bando, que podrá replicar con alguna maldad. Llegó un punto en que era demasiado". Su voz se vuelve sombría. "Me alegro de que ya no esté en eso. Me alegro mucho".

Aún así, se arrepiente de pocas cosas. Cuando Rinna y Hamlin debatían si Real Housewives era una buena idea para ellos, su amiga Bethenny Frankel -la empresaria y exreina de la franquicia en Nueva York- les aconsejó que sería muy valioso desde el punto de vista del marketing. Y en lo que seguro que es una total coincidencia, en un episodio de Real Housewives Hamlin preparó a las señoras su "famosa" boloñesa, que tuvo tan buena acogida que le valió a Hamlin su propio programa de cocina. "¿Qué te parece?" Hamlin se ríe antes de que se le ilumine la bombilla. "Esperá un segundo, dejame agarrar algo". Hamlin desaparece de la cámara y vuelve con un tarro en el que se lee "La Famosa Salsa de Harry". "Esperamos lanzarlo en una gran cadena en septiembre", dice, siempre buen vendedor.

Parece delicioso. Pero algo no está bien. Debería decir "La Famosa Salsa de Harry Hamlin", ¿no es cierto?

The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.