Todo fue ganancia para todos en el fin de semana de River. Con su salida consensuada de la dirección técnica, Martín Demichelis cambió una silbatina segura por una cálida despedida, se fue por la puerta grande y hasta recibió los abrazos sentidos de un plantel que no siempre pareció jugarle a favor. El presidente Jorge Brito evitó que el estadio Monumental se convirtiera en un hervidero de silbidos e insultos en contra de De los hinchas, los socios y también algunas terminales periodísticas lograron lo que pretendían: el cierre de un cicio al que daban por agotado sin remedio y el muy posible regreso de Marcelo Gallardo al sitio de donde acaso, nunca debió haberse ido.