Desde que el presidente Javier Milei y varios de sus funcionarios de gobierno rechazaron los resultados oficiales de los comicios en Venezuela, la embajada argentina en ese país se convirtió un foco de tensión no solo para los ciudadanos que desempeñan tareas diplomáticas sino también para los opositores de derecha que se hallan asilados allí.
En las últimas horas, el presidente Nicolás Maduro exigió “el retiro de manera inmediata” de los representantes de Argentina, Chile, Costa Rica, Perú, Panamá, República Dominicana y Uruguay. Es decir de los países que no reconocieron formalmente los resultados provisorios del Consejo Nacional Electoral (CNE) venezolano. Les dio un plazo de 72 horas para retirarse del país.
En la Embajada argentina no solo hay connacionales sino que también están los dirigentes opositores a quienes la administración ultraderechista de Milei les dio asilo: Claudia Macero, Mottola Magalí Meda, Pedro Urruchurtu Noselli, Fernando Martínez, Humberto Villalobos y Omar González. Se trata de estrechos colaboradores de la líder de la derecha venezolana Corina Machado y de su candidato, Edmundo González.
Lo habitual en estos casos es que los representantes de los países que abren este tipo de conflictos diplomáticos negocien un salvoconducto que garantice la libertad e integridad de las personas al salir de la embajada. Pero por el momento nada de esto está garantizado.
Lo cierto es que en horas de la madrugada un grupo de personas se manifestó frente a la sede diplomática argentina y hubo un corte del suministro eléctrico en el edificio. La canciller Diana Mondino habló de “encapuchados” que habrían intentado ingresar.
El Gobierno de La Libertad Avanza (LLA) se pronunció al respecto a través de un comunicado del Palacio San Martín. “La Argentina repudia el hostigamiento de la que es objeto su sede diplomática en Caracas a partir de la decisión del régimen de Maduro de interrumpir el suministro eléctrico”.
Además, exigió “la seguridad del personal diplomático argentino y de los ciudadanos venezolanos bajo protección”, así como también “salvaguardar” la sede diplomática “contra intrusiones o daños”.
“La Argentina hace un llamado a la comunidad internacional sobre la importancia de bregar por el cumplimiento de la normativa internacional que rige las relaciones diplomáticas entre los Estados”, cerró el texto.
Urruchurtu Noselli, uno de los colaboradores de Machado que en su condición de asilado sigue haciendo campaña desde adentro de la embajada argentina, denunció la presión sobre esa sede diplomática. “Funcionarios armados han estado fotografiando a las afueras de la residencia”, escribió en su cuenta de la red X, donde además postea los pronunciamientos de apoyo a González y los supuestos resultados electorales con que cuenta la oposición.
Esta mañana, el vocero Manuel Adorni calificó de "extremadamente sensible" la situación y sostuvo que la Argentina protegerá a los asilados: "Cuando se retiran los diplomáticos, deben retirarse los asilados, así que no hay otra decisión que la de seguir protegiéndolos”.
Es un “tema extremadamente sensible que, más allá de nuestra responsabilidad y nuestro compromiso con ellos, estamos evaluando en el minuto a minuto cómo se desenvuelven los hechos y cuál es la solución que encontramos a esta situación absolutamente desafortunada", indicó durante su habitual conferencia de prensa.