Desde Caracas
Luego de la proclamación de Nicolás Maduro como ganador de las elecciones presidenciales el domingo pasado, la crisis de Venezuela se acentuó el martes y el país se mantiene en un frágil equilibrio, al borde del precipicio de la violencia generalizada. El día estuvo signado por sendas marchas multitudinarias del chavismo y de la oposición, en un clima muy tenso. Y mientras el oficialismo profundiza sobre las acusaciones de un intento de golpe de estado, sus contrincantes persisten en desconocer los resultados, alegando fraude electoral, y se proclaman como los verdaderos ganadores de la contienda.
De la misma forma que viene sucediendo desde el día después de las elecciones, el martes estuvo colmado de declaraciones de funcionarios de gobierno, referentes opositores y pronunciamientos internacionales. Maduro dio tres discursos importantes: uno al mediodía, desde la Asamblea Nacional; otro por la tarde, transmitido por cadena nacional, y uno al caer la noche, en el Palacio Miraflores, ante una multitud de seguidores. Edmundo González Urrutia y María Corina Machado, por su parte, protagonizaron un acto masivo en Los Palos Grandes, una zona acomodada de Caracas.
En sus tres alocuciones, Maduro insistió con el tema que ocupó su principal atención los últimos dos días: los hechos de violencia que se desarrollaron en algunos puntos del país y por los que responsabiliza a grupos delincuenciales presuntamente pagados por la oposición. Mostró, incluso en cadena nacional, videos publicados en redes de varios de esos episodios vandálicos. No hizo, por su parte, ninguna mención de las actas electorales, que aún no fueron publicadas (la página oficial del Consejo Nacional Electoral -CNE- continúa caída).
Machado
Por el contrario, Machado sí se enfocó en ese tema y lo hizo eje de sus alocuciones. La ex diputada, que continúa con su papel absolutamente protagónico pese a no haber sido candidata en las elecciones, vociferó: “Nos acusan de que defender la verdad es violencia. Violencia es ultrajarla. Retamos al CNE a que entregue las actas, ¿Cuál es el miedo? Nosotros lo hicimos con la gente”. A las 19:13, en sus redes sociales, publicó una página web en la que se podían ver las supuestas actas que le darían el triunfo a González Urrutia por un porcentaje de 67% (7.119.768 votos) contra Maduro, con el 30% (3.225.819 votos), con 81,21% del conteo completo.
Disturbios
La atmósfera durante toda la jornada fue muy tensa. Hubo disturbios e incidentes en varios puntos del país, aunque la violencia no fue generalizada. La Fiscalía de Venezuela confirmó que ya hay 750 detenidos por vandalismo y un fallecido: un funcionario de la Guardia Nacional Bolivariana, en el estado de Aragua, que habría recibido un disparo en el cuello. A su vez, una ONG llamada Foro Penal denunció que hay al menos 11 muertos debido a la “represión por parte del estado venezolano durante la situación post electoral”. Alcierre de esta edicion esa información no había sidoconfirmada por fuentes oficiales. En redes sociales circulan infinidad de rumores y videos, en los que tanto oficialismo como oposición se acusan mutuamente de actuar con violencia.
Apoyo de las FF.AA.
Muchos seguidores de Machado piden al Ejército Bolivariano que se convierta en garante de su supuesto triunfo y se vuelva contra Maduro. De hecho, el lunes hubo una manifestación a las puertas de un cuartel general en la ciudad de Valencia. Sin embargo, el martes, en otra de las tantas declaraciones que hubo, Vladimir Padrino López, Ministro de Defensa y General en Jefe de la fuerza, manifestó su incondicional apoyo "al presidente reelecto". En una conferencia y rodeado de otros altos mandos militares, manifestó: “Estamos en presencia, sencillamente, de un golpe de estado fraguado nuevamente por estos factores fascistas de la derecha extremista, apoyados por factores imperiales, los norteamericanos y sus aliados y lacayos y cipayos”.
En medio de la vorágine de hechos que se sucedió desde la mañana hasta bien entrada la noche, a las dos de la tarde, sobre la Avenida Libertador, ya habían comenzado a llegar los seguidores chavistas. Con remeras en las que se leía "Ganó Maduro", banderas venezolanas y gorras con el "gallo pinto" (lema del presidente en campaña), bailaban al son de la música que sonó durante los últimos meses: "Viva Venezuela mi Patria querida, quien la libertó fue mi hermano Simón Bolívar". Manifestaban su apoyo ante la arremetida de la oposición y celebraban el resultado del domingo. Bajo una lluvia intensa, también se sumaron a la multitud cientos de “motorizados”, grupos de militantes organizados que circulan todos juntos en moto, haciendo sonar sus bocinas.
Maduro
"El fascismo en Venezuela no pasará, no llegará, no volverá", declamaba Maduro por TV -en su segundo discurso del día- mientras la gente marchaba rumbo al palacio. Al conversar con los presentes, las respuestas se asemejaban entre sí: "¡Nicolás es nuestro presidente y el pueblo lo eligió de nuevo!", "Venezuela no quiere que la gobiernen desde Estados Unidos!". Las consignas anti imperialistas y “contra los nazis” fueron las más pronunciadas.
Mientras tanto, en la calle, con una “boina bolivariana”, un señor mayor alzaba un cuadro con el retrato de Hugo Chávez, hecho con sus propias manos: “Es mi Comandante eterno", contaba a este diario entre lágrimas.
En el techo de la sede de la Guardia de Honor Presidencial, sobre la esquina opuesta, decenas de militares embanderados contemplaban la apertura de los portones de Miraflores. Pasadas las seis, la militancia ingresó y colmó el jardín del palacio a la espera de la aparición de Maduro en el “balcón del pueblo”. A las siete de la tarde, el líder chavista se hizo presente y comenzó su discurso entonando las estrofas del himno nacional venezolano junto a la militancia. “Responsabilizo a González Urrutia de todo lo que está pasando en Venezuela” sentenció, y agregó: “El tiempo de la justicia ha llegado”.
También aseveró que habrá que “movilizar el pueblo todos los días, cada día, para marchar”, y anunció que en toda Venezuela la unión "popular, policial y militar" custodiará la seguridad. En varias regiones del país el Ejército ya está desplegado en las calles. Cuando se retiró, sus seguidores comenzaron a salir, pero el evento no terminó allí: se quedaron bailando en rondas al ritmo de los jingles chavistas que seguían sonando afuera, en una rara postal de alegría dentro de un día muy difícil.
Cada hora que pasa en Venezuela comporta la incertidumbre de cara a un estallido y, al mismo tiempo, el deseo de que escampe la tensión, en un país que ya vivió etapas recientes de violencia. Las actas (o su ausencia) siguen siendo una de las claves, así como el reconocimiento internacional respecto al resultado electoral. En el mientras tanto, el futuro se vislumbra sombrío.