A Javier Milei el caos político venezolano le sienta bien. Las denuncias de fraude electoral, los insultos cruzados con Nicolás Maduro y el llamado a la comunidad internacional para intervenir de manera urgente, calzan a medida con su insistente búsqueda por posicionarse como un líder global. De ahí que la crisis bolivariana haya sido tema casi excluyente de la última reunión de Gabinete y el compulsivo descargo del Presidente en redes sociales desde el domingo. La postura del libertario, que convocó a actuar a las Fuerzas Armadas, es la más radical de la región y será expuesta --con un tono más diplomático-- hoy en una sesión de emergencia a la que convocó la Organización de Estado Americano (OEA). A cargo de la representación argentina estará Diana Mondino. En Washington, la canciller tendrá una nueva oportunidad para recuperar la estima perdida por Milei, en un contexto de extrema tensión bilateral.
“No me aguantás un round”, desafío Maduro al mandatario argentino y lo calificó de “fascista, sociópata, cobarde, feo y estúpido”. Fue el lunes a la madrugada, cuando todas las miradas posaban sobre él por el escandaloso proceso electoral. “Para mí, son un halago”, confesó ayer Milei en la reunión que encabezó en Balcarce 50. Al libertario, la rivalidad con el jefe de Estado venezolano le resulta cómoda: le permite nutrir su prédica anticomunista, presentarse frente al mundo como un referente de “la libertad” y competir con el posicionamiento de sus pares regionales, en especial, con el brasileño Lula da Silva y el mexicano Manuel López Obrador.
La revancha de Mondino
La convulsión social en Venezuela y el hostigamiento a la embajada argentina en Caracas acaparó en gran medida las dos horas de conversación del Presidente con sus ministros en Casa Rosada. Mondino, marginada de la gestión y de las excursiones de Milei por el exterior, volvió a tener un rol protagónico. La canciller hizo una evaluación general sobre el complejo panorama venezolano e informó acerca de la situación que se vive en la sede diplomática, producto de la decisión de Maduro de cortarle el suministro eléctrico.
Respecto a los dirigentes opositores que se refugian en la embajada argentina, la administración libertaria anticipó que se están negociando garantías para el salvoconducto. Las conversaciones son a contrarreloj porque desde el lunes comenzó a correr el ultimátum de 72 horas que Maduro le realizó a la delegación argentina para que abandone el país. A pesar de la extrema tensión, Mondino aseguró que romper las relaciones diplomáticas es “la última de las opciones”, una medida que no sucede desde 1986, cuando el gobierno de Raúl Alfonsín dio por terminado el vínculo con Sudáfrica en medio del apartheid.
Luego de una serie de eventos fallidos que le valieron ser virtualmente excluida de la gestión, la canciller tendrá por estos días una segunda oportunidad. En principio, Sonia Cavallo --hija del exministro menemista y embajadora ante la OEA-- iba a ser la encargada de la representación argentina en la sesión especial que se llevará a cabo en Washington, pero Milei dispuso que fuera Mondino. “Voy a defender los valores de la democracia y Libertad en todo Latinoamérica”, subrayó antes de partir. Con un tono más apacible que el de Milei, la ministra desconocerá el resultado electoral y pedirá el recuento y la revisión de las actas de los casi 10 millones de votos que se emitieron el domingo.
Posicionamiento regional
La postura de Argentina fue expresada el lunes en forma conjunto con los gobiernos de Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay. A través de un documento, exigieron en bloque "la revisión completa de los resultados con la presencia de observadores electorales independientes que aseguren el respeto de la voluntad del pueblo venezolano”. “El conteo de votos debe ser transparente y los resultados no deben arrojar dudas", indicaron y solicitaron la reunión del Consejo Permanente de la OEA para emitir una resolución que “salvaguarde los principios fundamentales de la democracia en la región”. Esa iniciativa se firmará hoy y llevará también las firmas de Estados Unidos, Chile y Canadá.
Lo posición de la OEA no admite medias tintas. Según el organismo que dirige el uruguayo Luis Almagro, las presidenciales del domingo sufrieron una “manipulación aberrante” y se desarrollaron bajo un "esquema represivo" que buscó "distorsionar completamente el resultado electoral".
Con un planteo menos instransigente, los posicionamientos de Lula da Silva, Manuel López Obrador y el colombiano Gustavo Petro son más ambiguos. Si bien respaldan el pedido de transparencia y la revisión de las actas electorales, se diferencian de la región al no denunciar fraude.
En una entrevista con O'Globo, el líder del PT calificó al proceso de “normal”, aunque insistió en que se deben conocer las actas. "Cuando se presenten y se confirme que son ciertas, todos tienen la obligación de reconocer el triunfo de Maduro", remarcó. El mandatario mexicano, por su parte, apuntó con vehemencia a la OEA en su clásica conferencia de prensa: "¿Con qué fundamento sostiene que ganó el otro candidato?, ¿dónde están las pruebas?", soltó y pidió que “las dos partes” (oficialismo y oposición) “revisen y cuenten todo”. Desde Bogotá, Petro eligió el silencio. No reconoció la victoria de Maduro ni denunció fraude. El único pronunciamiento del gobierno lo hizo su canciller, quien pidió a que "a la mayor brevedad, se proceda con el conteo total de los votos, su verificación y auditoría de carácter independiente".
Milei y las redes
El rédito político que le pueda sacar a la situación en Venezuela es lo único que desvió ayer a Milei de su catarata de publicaciones económicas. Mientras se peleaba con el gobierno bonaerense por la instalación de la planta de GNL de YPF en Río Negro y festejaba el anuncio de inversiones para el sector minero en San Juan, compartía mensajes en contra de Maduro: imágenes de movilizaciones en Caracas, posteos de María Corina Machado y definiciones de él mismo en distintas entrevistas, en donde subrayaba que la "pobreza, escasez, inflación y violencia" son el "resultado que generan todos los regímenes socialistas".