17 años de historia, un disco, un EP y un número discreto pero necesario de shows como para que los testigos de esas noches hayan salido a regar el dato. Seductores como quien tiene una información poderosa: ver a D.I.E.T.R.I.C.H. en vivo es trascendental. El golpe sucede, no se trata de una experiencia de estímulos cosméticos; sus shows consiguen condensar esa tónica pagana. Ya no es un secreto a voces: lo arcano está en el aire, en la frontera ideológica que aparta a quienes conviven con un cielo diferente cada vez. Este sábado 3 de agosto, el rito regresa al escenario de Niceto Club.
Se precisa sintonizar intemperies. Autodefinidos como música de expedición, su música podría ser la banda sonora de una zona alejada de todo, de pueblos pequeños con gente que lidia con el temperamento criminal de la naturaleza. Todo el hermetismo creativo del que parecen proteger al proyecto D.I.E.T.R.I.C.H. explota en el sonido bucólico, con ganas de salir a cazar, el ritmo exaltado contenido por movimientos del orden natural, una escena campo traviesa, la ruta, una parada improvisada para gritar con el viento como único testigo, la desesperación del asfalto como continuación lógica de las raíces, una sola interrupción posible entre materia manipulada por el hombre y su empresa espiritual, como una hoja, como pensar que las personas graciosas son felices y no un recurso donde alojan el tedio de la existencia. En sus canciones se puede encontrar cierta sensación de salir afuera, de aferrarse a la fe como recurso. Para la banda la música en sí misma es mística, y en esa coreografía se traducen sus intervenciones en vivo, ésas son sus propias ceremonias.
Pero no hay algo así como un método D.I.E.T.R.I.C.H.. La sensación general se aparta de ideas preestablecidas. La energía fluye y el cuerpo y la mente la siguen. Esta especie de trance al que se someten sus miembros demanda una gran parte de ellos, de ahí que hayan estado en pausa durante tanto tiempo.
El halo de misterio que cubre sus presentaciones parece responderse desde un cuidado hacia lo suyo. Si bien sus apariciones y expresiones se ven temporalmente propias, es difícil no ligarlas a la actualidad del país: arrancaron en 2007, se fueron en 2015 y volvieron en 2023. La motivación por tocar otra vez no es de agenda, sino de recuperar el foco: "Amamos tanto lo que hacemos que, al no poder honrarlo como se merecía, tuvimos que dejarlo ir un tiempo. Hoy estamos en otra situación. Enfocados y con intenciones de no parar más", explican.
Por más que se sepa poco de sus integrantes, su sonido construye imágenes necesarias para producir una saga de películas. Películas donde el rodaje se detiene si acaso el carácter del aire no es suficiente, o el paisaje en lugar de contener, distrae. La motivación de D.I.E.T.R.I.C.H. por crear depende del tiempo dedicado, sin dejarse seducir por fuerzas ajenas, quizás por eso su regreso se muestre intermitente, quizás por eso su filosofía sea tan exigente que pide sacrificio. Música instrumental, canciones de más de siete minutos, una obra que surte efecto por lo que evoca y no por lo que muestra. Y en una época de marquesinas sonoras, su postura a contramano de todo deja caer algo de romance.
Aún no llega el momento de estar componiendo para un nuevo disco. El archivo enseña el EP que los presenta en sociedad y su disco sucesor, Providencia, que ya tiene una década de vida y sigue siendo un objeto de colección como obra pero también como arma de diseño. Otra vez, lo tangencial hablando: a los D.I.E.T.R.I.C.H. no se los puede reconocer, pero su ofrenda a lo material alimenta de sobra. Se trata de un movimiento que los excede, aunque: ¿qué se puede hacer con un proyecto musical de tal talante que no agrega canciones nuevas hace diez años? Pues volver, revisitar, romper el loop, calibrar el embrague y salir a andar otra vez.
"Con Providencia, la energía dictó el camino, no es algo al pasar. Realmente nosotros somos buenos curadores, somos buenos manejando esa energía. Pero rara vez la planeamos de antemano. Es más lograr agarrarla y guiarla cuando se puede. En ese sentido, el disco fue ese objeto hermoso, se fue dando paso a paso. Nadie grabó un acorde sabiendo en qué se iba a convertir. Es un disco que nos tomó mucho tiempo hacer."
- El registro D.I.E.T.R.I.C.H. es notablemente nacional, un compromiso identitario que está en crisis en Argentina. ¿Piensan sus canciones desde ese lugar?
- Las pensamos como una militancia de hacer lo que amás sin que importe lo que está de moda o lo que se espera que hagas. Para nosotros no es solo hacer música: es nuestra unión, nuestro manifiesto.
- ¿Y de qué manera se pondrá en práctica en este próximo show?
- Para la nueva fecha de Niceto Club tenemos preparado un set bastante extenso que pensamos dividir en dos etapas. La primera va a ser más de sintetizadores, lásers y mucho humo, y la segunda más cruda: dos guitarras, bajo, batería y percusión. Estamos hace varios meses armando el nuevo show. Nuestra idea siempre es cambiar de una noche a la otra, intentamos que ninguna sea igual. Después de Niceto nos vamos para Córdoba (31/8, Club Babylon) y planeamos reproducirlo. Estamos muy entusiasmados con ambos toques y ya pensando cómo cerrar el año.