En un nuevo intento de salvarse el pellejo institucional, otra diputada de La Libertad Avanza (LLA) intentó tomar distancia de la gravísima visita en la cárcel a un genocida, junto con otros cinco legisladores de esa bancada. Se trata de Lourdes Arrieta (la que durante una sesión se colgó un patito en la cabeza), quien recurrió a una insólita excusa para desentenderse del caso: “No sabía quién era” Alfredo Astiz.

Pero ese pretexto no fue el único. También dijo que su nivel de desconocimiento fue tal que tuvo que “googlear” los nombres de los represores con los que se reunió para saber quién era quién.

La coartada de Arrieta para minimizar su responsabilidad de haberse reunido con Astiz, uno de los más icónicos responsables de los delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura, pone en tela de juicio su cultura general y nivel de conocimiento de la historia reciente. Con total desparpajo, apeló a la variable generacional.

“Estuve y hablé con Astiz. Pero como no viví en esa época, como nací en 1993 y no tengo ni idea de quiénes eran los personajes de esa época, la verdad es que vi internos de 80 años”, dijo con soltura durante una entrevista por MDZ Radio.

Luego, al ser consultada si conoció a Astiz, respondió: “No señor, si nací en el 93 ¿cómo voy a saber? Es un tema que no está en mi agenda, que nunca lo estuvo, que no está en mi itinerario de actividades, ni siquiera de proyectos y no tengo ni idea. Están juzgados y están allí porque hubo un juez que dictaminó que deben estar ahí”.

También habló al respecto con un medio mendocino. “No les conocía las caras. Los tuve que googlear a la salida del penal para saber quiénes eran”, declaró y luego tuvo un rapto de ofuscación: “Mi repudio es absoluto hacia ellos porque forman parte la historia oscura del país”, arriesgó.

En su intento de librarse de culpa y cargos, también dijo que fue “estafada” su par Beltrán Benedit, el diputado que organizó el convite en el Penal de Ezeiza donde se alojan los condenados por delitos de lesa humanidad, y hasta se puso a disposición de los bloques de la oposición que presentaron una resolución para que juzgar la conducta de los diputados de LLA.

“No tengo nada que esconder. Voy a votar a favor de la resolución de UxP y del Frente de Izquierda para que pueda presentar mis pruebas”, dijo la diputada.

Las vueltas de los libertarios para justificar su visita a los genocidas

Arrieta es la segunda legisladora que sale a despegarse del escándalo que protagonizó junto con Benedit, María Fernanda Araujo, Guillermo Montenegro, Alida Ferreyra y Rocío Bonacci.

Precisamente fue la santafesina Bonacci la primera en intentar librarse de todo mal. Semanas atrás afirmó haber sido engañada por Benedit para ir a Ezeiza y aseguró haber estado "totalmente ajena" al encuentro que sus pares mantuvieron con los genocidas.

Arrieta sostuvo que ella no puede asegurar “si todos (los que visitaron a Astiz) lo sabían o no”, pero dejó claro que “tanto en el caso de la diputada Bonacci y como en el mío, empezamos a hablar de este tema porque en un momento teníamos angustia y entramos en un estado de shock”.

Por eso “en este tiempo me envalentoné y decidí salir a contar lo que fue”, dijo en declaraciones a MDZ Radio.

Tal como lo hizo Bonacci, Arrieta también culpó a Benedit: “Me sentí estafada por el diputado que organizó esta visita”. Juró que “fue una reunión a la que fuimos engañados” e intentó aclarar que “no se trató de un tour de diputados por el penal a ver represores”.

El rol de Martín Menem

“A mí se me informó, como a todo el bloque de LLA, que era una visita netamente institucional y humanitaria para conocer las condiciones edilicias y también sanitaria de los internos”, dijo Arrieta.

No obstante, dio una versión de los hechos un tanto diferente a Bonacci respecto de la responsabilidad del presidente de la Cámara, Martín Menem, quien facilitó la combi para que los del bloque LLA viajaran hasta la cárcel.

“Se me dieron las garantías de que era una visita oficial porque se avisó en el chat de WhatsApp del bloque de LLA. Martín Menem estaba al tanto que era una visita para conocer las condiciones sanitarias y de infraestructura del penal. No para reunirnos con represores”, aseguró.

Coartada más, coartada menos, la postura de Arrieta es totalmente contraria a la que tuvo cuando decidió participar de la visita para reivindicar el terrorismo de Estado. En ese momento, ella creyó que el motivo para ir a Ezeiza “era otro”.