Fransia ya está en Buenos Aires, pero por tiempos la entrevista acaba haciéndose por Meet. La gira la tuvo tocando en Barcelona, Madrid, París y Londres con canciones de su segundo y tercer disco, dos álbumes conducentes a una concreta declaración de principios. Que el encuentro no se resuelva de manera presencial es, considerando los enfoques de sus dos últimos discos, irónico. Después de Mundo virtual, ella está lista para sacudirse los pliegues del croma y afirmarse en la Vida real, el que presentará este jueves 1° de agosto en Niceto Club.
¿En qué instancia temporal se encuentra Fransia y hacia dónde desea trasladarse? En la súplica hacia lo palpable, acentúa su nostalgia, aunque sin perder del todo sus perlas bailables, como en Xtasis, ni tampoco resignar esa sensación onírica que con frecuencia atestiguan sus canciones, como sucede en Contact y aún más en Los misterios del amor.
- Entre esos discos pasaron más de dos años. ¿Sentís que hubo cierta transición personal para llegar a Vida real? Hay una sensación de fin de fiesta, por momentos.
- Este nuevo disco pasa por diferentes climas a nivel musical. Hay nostalgia pero también canciones mucho más alegres, como I Love You o Xtasis. En las letras siempre tuve una cuota nostálgica, eso me caracteriza. Cuando trabajaba con Nacho -Ignacio Albini, su ex pareja, con quien conformó un dúo y publicó su disco epónimo- los dos teníamos esa fusión, él era más hacia el futuro y yo lo contrario. El primer disco fue para mí un acercamiento a demostrarme que podía tener un proyecto y que salga a la luz. Pensé qué quería comunicar, cuál era el universo detrás de Fransia, un concepto y una estética bastante lineal en el tiempo. Pero el primer disco no es algo con lo que me vea representada ahora, aunque tiene temazos como Telepatía o Hacia ninguna parte. Quizás más adelante diga lo mismo de Vida real, porque voy mutando. Tampoco es que desprecie ese debut, pero siento que la evolución fue muy grande en lo personal, musical, compositivo y en las letras. Ahora escucho mi voz y me suena muy distinta.
- Decís que el universo Fransia lo construiste para que sea persistente en el tiempo. ¿De qué forma?
- Sabía qué me interesaba a nivel visual y de composición, más allá de que a través de las obras vas virando, que es lo que pasó. Pero siempre tuvo esta cuota de algo espacial, medio mágico, fantasioso, ochentoso y también moderno. Por más que a medida que pasan las eras eso cambia, tenía claro los colores que quería transmitir, las temáticas, cómo quería comunicarme en las redes. Me tomé el tiempo de pensar bien qué es Fransia para que después en la música sea más transparente.
- Mencionás mucho la metafísica como algo importante, que estudiás. El léxico propio de lo científico se llega a identificar en varias de tus canciones. ¿De dónde viene eso?
- Está en mi familia. Mi mamá es astróloga y mi tía la capa del horóscopo chino, Ludovica Squirru, entonces esos siempre fueron lugares cercanos y naturales. De chica escuchaba una voz y pensaba que era normal. Esa voz se fue por ocho años y cuando volví a escucharla todo me fue llevando hacia la energía y me terminé dedicando a eso. Pasaba energía con las manos, limpiaba gente y casas. Trabajaba con el péndulo también. Después lo dejé porque me di cuenta de que quería llevar esa misma data a mis canciones, conducir esa energía para mi vida y mi música. De manera autodidacta estudié lo teórico.
"Cuando saqué Mundo virtual hice un anexo donde cada canción se vinculaba a un capítulo para ampliar la idea de los temas. Y esos anexos hablaban desde el salto cuántico hasta el desdoblamiento del tiempo. Ahora, para Vida real hice una serie de videos con los hacks para la vida en Tik Tok. Me divertía la idea de hacer algo así teniendo en cuenta que este disco es opuesto. Son hacks para transitar la vida real", desarrolla Fransia.
Y más allá de sus movimientos simbólicos, su sonido tiene suficientes elementos comunes en la obra publicada. Pero a futuro, y desde ya hace un tiempo, viene trabajando otras tramas, tal vez tan disonantes en comparación que podrían hacer saltar el punto de costura. En la guantera lleva consigo un disco de post punk. Uno que nació en 2022 y ya lleva un año de producción.
- ¿Cómo surgió la idea de ese disco? Es un cambio bastante radical.
- Me sentía en una cajita de comodidad trabajando en dupla. Estaba acostumbrada a trabajar con una estructura que me contenía en lo musical. Con Nacho pasaba eso, desde conectar un cable a lo más sustancial de llevar adelante un proyecto. Cuando decidió irse me movió todo mi mundo y tuve que salir a tomar decisiones, armar una banda, aprender a manejar pistas, componer. Y ahí me di cuenta de que no tenía muchas herramientas para componer con software, porque era él quien solía empezar las canciones y yo las producía a partir de su base. Pero un amigo me prestó una guitarra, una Supro, en un momento particular, e hice un disco sola en tres, cuatro meses. Loops de YouTube de batería, guitarra, toqué los bajos con la guitarra y mi voz. Espero publicarlo en algún momento del año que viene.
Mientras tanto, convida otras distracciones. Prepara un simple de dos caras sobre las que no devela pero anticipa otra distorsión de estilo. Interesantes aportes para poner más fichas en el imaginario Fransia y anular de una vez y para siempre el chiste futbolístico que dejó de tener gracia a los cinco segundos de terminado el último Mundial. Tampoco se trata de posiciones en la tabla: el mambo de Fransia es demasiado volátil para ubicarla sobre césped.
- Pop y fantasía son una pareja indisoluble. ¿Qué nivel de importancia tiene para vos ese juego?
- Siempre sentí que veo las cosas de una forma distinta, quizás un poco más directa, los colores con otra electricidad y los sonidos de un modo más vibrante también. Cuando pasa eso me doy cuenta de que estoy en una fase más sensible. Eso me llevó a tener mucho mundo interior al cual recurrir frente a las vicisitudes de la vida real. Leí mucho, lo cual me dio sabiduría, conocimiento, la posibilidad de abrir universos paralelos, lo cual creo que es muy importante.
- ¿En qué momento creés que se encuentra la música pop nacional?
- Me parece que hay mucho camino por andar, lo comparo por ejemplo con la movida que hay de cultura pop en Chile. Acá en Argentina el pop se convirtió en algo contaminado, me refiero al pop-pop. Si no es Miranda!, tienen que ser proyectos muy nuevos y sino se confunde un poco. Siento que lo que importa es lo que trasciende y no tanto el estilo musical en sí. Siempre me costó encontrar redes dentro de la música de acá. No sé si pasa porque soy solitaria o porque encontré pocos proyectos que realmente me representen en ese género.
- ¿Podés nombrar alguno?
- Ceretti, que se mete en un universo bien pop, Cielo y Terra, que no sé si se separaron pero son argentinas. En París conocí al dúo Odeón que es de la bajista Nathalia Cabrera.
- Es tu primer show local en bastante tiempo. ¿Cuáles son tus expectativas?
- Venimos de darle vida a estas canciones en otros países desde el principio. Nunca las toqué para mis amigos ni mi familia, y me parece un flash. Estoy produciendo el show con una dupla, armando vestuario, esas cosas. Voy a estar muy cerca de todos y va a ser una noche mágica.