MAXXXINE - 7 puntos

(EE.UU./Reino Unido/Nueva Zelanda, 2024)

Dirección y guion: Ti West.

Duración: 103 minutos.

Intérpretes: Mia Goth, Kevin Bacon, Bobby Cannavale, Elizabeth Debicki, Michelle Monaghan, Lily Collins.

Estreno en salas de cine.

Ha transcurrido poco más de una década desde el estreno de Ninfómana, el díptico del danés Lars von Trier donde una jovencísima Mia Goth (contaba entonces con veinte años) hizo su primera aparición en la gran pantalla. Once años más tarde, con el cierre de la trilogía dirigida por Ti West, en la cual Goth no sólo encarnó todos los personajes principales sino que en algunos casos participó como productora y/o coguionista, la actriz inglesa se corona como la primera gran reina del grito del siglo XXI. 

MaXXXine llega después de X y la notable Pearl, ambas de 2022, capítulos previos de esta particular saga terrorífica que, desde un punto de vista formal, recupera caminos estéticos de otras épocas sin caer en el pastiche. Si la primera entrega retrotraía al espectador a los horrores setentosos –con un pie firmemente apoyado en el clásico El loco de la motosierra, una de sus múltiples referencias– y Pearl jugaba con las mieles del melodrama clásico, sumándole varios litros de hemoglobina, MaXXXine es hija pródiga del slasher de la década de 1980, entre otras yerbas de ese mismo período.

Recapitulación: en X la rubia Maxine viajaba junto a grupo amateur de cineastas para rodar una película porno en una casa rural alquilada para la ocasión, sufriendo el acoso de una anciana homicida con pasado ídem, personaje cuya juventud está reconstruida en Pearl (ambos personajes interpretados con genuina intensidad por Goth). En el nuevo film de West, Maxine Minx se ha transformado en una estrella del universo XXX, aunque el relato la encuentra en plena audición para un papel en una película “normal”, la secuela de un éxito del terror religioso dirigida por una realizadora con pretensiones (y un más que lógico derecho de piso ganado a fuerza de constancia en un universo masculino). En paralelo a las peripecias profesionales de Maxine, Los Ángeles se ve sacudida por los horrendos asesinatos de El Acosador Nocturno, aunque otros cadáveres comienzan a apilarse sin conexión aparente con el famoso criminal de la vida real.

Y así es que dos colegas y amigas de Maxine son asesinadas cruelmente, sus cuerpos marcados a fuego como si se tratara de ganado, al tiempo que el pasado (aquellos días descritos en X) regresa con fuerza detrás de la figura de un desagradable detective privado (Kevin Bacon) que parece tener todas las intenciones de chantajearla. Difícilmente el cine de terror sea lo primero que viene a la mente al pensar en la carrera del actor, pero es bueno recordar que uno de sus primeros roles fue el del joven que muere por una filosa flecha atravesando su cuello en Martes 13 (1980). 

Las referencias en MaXXXine son recurrentes y van desde lo evidente a lo oscuro, una suerte de juego para fanáticos del género que, sin embargo, son desplegados con lógica narrativa. Por caso, Maxine es perseguida en los backlots de los estudios Universal y termina refugiándose en la casa de Norman Bates; cuando, más tarde, ella y su agente (Giancarlo Esposito con tupida peluca) urden un plan para sacarse de encima a cierto personaje lo que suena en el boliche no es “Relax”, el tema central de Doble de cuerpo, sino “Welcome to the Pleasuredome”, del mismo álbum de Frankie Goes to Hollywood.

MaXXXine no está a la altura de los largometrajes previos de la trilogía, pero ofrece varias superficies de placer genérico, entrelazando el giallo con el slasher más rampante, cruzando el horror religioso con el policial de suspenso, y haciendo de la iluminación un ejercicio de estilo mimético, todo ello aderezado con altos consumos de cocaína y un diseño de producción preciso hasta el más mínimo detalle. Tal vez le falte cierta fuerza dramática (sin duda no ofrece ninguna secuencia comparable al monólogo final de Pearl o a la escena “de cama” de X), pero MaXXXine cierra con dignidad una trilogía que hizo de los lugares comunes un punto de partida y no de llegada.