El agrónomo - 6 puntos

(Argentina/2024)

Dirección: Martín Turnes

Guión: Marcelo Pitrola y Martín Turnes

Duración: 72 minutos

Intérpretes: Diego Velázquez, Valeria Lois, Ángeles Zapata, Lautaro Zera, Claudio Martínez Bel y Susana Pampín

Estreno en el Cine Gaumont a las 15.45 y 19.

Gastón y su familia se entretienen durante el viaje rumbo al pueblo donde van a mudarse por el nuevo trabajo de él, señalando a qué especie pertenecen los árboles y las plantas que bordean la ruta. Una vez allí, la radio del vehículo devuelve voces que a cualquier hora analizan una realidad climática con muy pocas lluvias y avisos publicitarios de empresas vinculadas al negocio agropecuario. En sus tiempos libres, Gastón va con su jefe a ver partidos de pato en los que se reúne la elite zonal del sector, aun cuando el deporte nacional le importe nada. 

Porque Gastón piensa, se recrea y actúa como lo que es: un avezado ingeniero agrónomo a cargo de planificar, ejecutar y monitorear los cultivos de las tierras de un tal Pereda, de quien se habla mucho pero no aparece ni en figuritas. A esas tierras intenta sacarle el máximo rendimiento aplicando decenas de litros de sustancias químicas que podrán ser buenísimas para menguar los efectos climáticos, pero no para una comunidad que ve con pavor cómo sus habitantes caen enfermos.

El agrónomo es la crónica de como la planificación de una vida choca de frente contra la realidad. Para Gastón, su esposa (Valeria Lois) y su hija Vera (Ángeles Zapata) la nueva vida implica una mejora económica, pero las consecuencias de esa decisión irán saliendo a la luz a medida que el relato establezca qué lugar ocupa cada quien en la dinámica del lugar. Vera, por ejemplo, elige pasar sus tardes participando en rondas de freestyle en la plaza junto a sus nuevos amigos. De ese grupo sobresale una chica que vive con su abuela en un barrio humilde en las afueras del pueblo, y que más pronto que tarde terminará en el hospital con los mismos síntomas que otros vecinos. Es la huella más visible de un quiebre en la relación familiar, materializado cuando ella se ubique junto a los aseguran que es un daño colateral del uso excesivo de agroquímicos.

Estrenada en una de las secciones no competitivas del último Bafici, el debut en el terreno de la ficción del realizador Martín Turnes (el documental Pichuco) tiene la misma dualidad que su protagonista. Por un lado, es delicada y sutil a la hora de delinear sin apremios el conflicto y las particularidades de una zona donde chocan los usos y costumbres agropecuarios con otros más propios de las grandes urbes, incluyendo el ya mencionado freestyle de esos jóvenes cuyas rimas tienen la forma de una bala directa al corazón del negocio del campo. Por otro, se vuelve un tanto obvia al momento de ilustrar el tironeo de Gastón entre su trabajo y sus consecuencias. Allí está, por ejemplo, la fábula que le cuenta a Gastón su jefe sobre un líder indígena durante la llamada “Conquista del desierto” que, al no poder vencer a los enemigos, termina uniéndose a ellos.

Un dilema, desde ya, muy similar al de ese hombre obligado a decidir y cuyos procesos internos son un misterio. Gastón no sería quien es si no estuviera interpretado por Diego Velázquez, que aquí reconfirma por enésima vez que es uno de los mejores actores de su generación. Lo suyo es una voz siempre tranquila y al borde del susurro, gestos mínimos y un rostro que parece esculpido en piedra que vuelve imposible saber qué piensa, qué siente, qué hará y qué le gustaría hacer ante el desbarajuste de una vida alguna vez ordenada. Y está, claro, su mirada de hielo aunque siempre alerta, como si se tratara de un animal agazapado.