El asesinato en Teherán del líder político de Hamas, Ismail Haniyeh, deja al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, con las manos libres para completar la conquista y destrucción de Gaza, y lanza al nuevo presidente iraní, Masoud Pezeshkian, un desafío que, presionado por el integrismo de los ayatolas, no puede rechazar.
Tanto Hamas como su aliado Irán, así como Catar, mediador entre palestinos e israelíes, responsabilizan a Israel del asesinato de Haniyeh en un ataque perpetrado en la madrugada del miércoles, cuando la residencia donde estaba el líder palestino en Teherán fue alcanzada por un misil.
El atentado contra Haniyeh se produjo pocas horas después de que Israel ordenara y reconociera otro "asesinato de estado" cometido el martes y que acabó en Beirut con la vida de Fuad Shukr, el comandante de militar de mayor rango de las milicias proiraníes de Hezbollah.
Israel justificó la ejecución de Shukr por su responsabilidad en el lanzamiento el sábado de un misil contra una localidad del territorio anexionado a Siria por Tel Aviv en los Altos del Golán. Este bombardeo mató a 12 niños y adolescentes drusos e Israel clamó venganza.
Benjamín Netanyahu: "Israel está preparado para cualquier escenario"
Aunque Israel no ha reconocido el asesinato de Haniyeh, algunos ministros israelíes sí han sugerido en las redes sociales esa autoría. Netanyahu no la negó en un mensaje televisado tras la reunión urgente de su Gabinete de Seguridad: "Israel está preparado para cualquier escenario".
Israel siempre está listo para "cualquier escenario", aunque ello signifique poner a Oriente Medio al borde de una guerra total. Por eso, todos los dedos apuntan a ese país. Una guerra total, por cierto, de la que Israel no tendría ninguna posibilidad de salir bien parado si no fuera por el respaldo militar estadounidense.
No parece probable que el asesinato de Haniyeh no haya tenido el visto bueno de Washington, aunque la Casa Blanca se apresuró a negar que tuviera "constancia" del ataque o que EEUU estuviera implicado en el mismo. Sin embargo, en una carta al Consejo de Seguridad de la ONU, Teherán afirmó que el ataque "no podría haber ocurrido sin la autorización y el apoyo de la inteligencia de Estados Unidos".
La muerte de Haniyeh dinamita las negociaciones
Paradójicamente, el asesinato significa de facto la voladura de todo intento de alcanzar una tregua en Gaza, en cuyas negociaciones estaba EEUU muy implicado, y posiblemente la sentencia de muerte del centenar de rehenes israelíes (y alguno estadounidense) aún en manos de Hamas.
La muerte de Haniyeh, quien llevaba el peso de las negociaciones del alto el fuego, podría aunar a las fuerzas palestinas ahora enfrentadas, es decir Hamas y la Autoridad Nacional Palestina, controlada por el grupo Al Fatah, que gobierna a duras penas en una Cisjordania semiocupada por el Ejército israelí y los colonos ilegales judíos.
El 23 de julio, Al Fatah y Hamas firmaron un acuerdo en Pekín para poner fin a esa división, propiciada por el propio Israel cuando en 2006 ayudó con dinero a Hamas para imponerse en Gaza y desalojar de la Franja a la Autoridad Nacional Palestina. El asesinato de Haniyeh podría ser un reactivo que impulsara el consenso entre las formaciones palestinas. De hecho, al conocerse la muerte de Haniyeh, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abás, condenó el asesinato y llamó a las fuerzas palestinas de Cisjordania y Gaza a la unidad.
Haniyeh, exiliado en Catar, encabezó Hamas en Gaza desde 2006 hasta febrero de 2017. Entonces fue reemplazado por Yahya Sinwar como líder en ese territorio palestino y Haniyeh encabezó el buró político. Sinwar es considerado el organizador de los ataques del 7 de octubre y, por eso, Haniyeh podía sentarse ante los israelíes para negociar. Ahora podría imponerse la radical visión de Sinwar.
Mohammed bin Abdulrahman Al Thani: "¿Cómo puede tener éxito una mediación cuando una de las partes asesina al negociador de la otra parte?"
"¿Cómo puede tener éxito una mediación cuando una de las partes asesina al negociador de la otra parte?", afirmó en la red X (antes Twitter) el primer ministro de Catar, Mohammed bin Abdulrahman Al Thani, también mediador en las negociaciones para alcanzar una tregua en Gaza.
Nada más conocerse el asesinato, Catar calificó el ataque como un "crimen atroz", que conducirá a una "escalada peligrosa" en la región, y acusó a Israel provocar el "caos" en Oriente Medio y arruinar las posibilidades de alcanzar la paz en la región.
La intervención de Haniyeh había sido clave en el proceso negociador y a la hora de obtener ciertos avances que apuntaron una y otra vez a una inminente firma del alto el fuego, aunque finalmente Israel se echara siempre atrás en el último momento. De ahí que su eliminación devuelva todo el proceso a la casilla de salida y muestre realmente el valor que cada una de las partes le daba al diálogo.
El mayor sabotaje a las negociaciones de una tregua
En realidad, a Netanyahu le da igual que no haya más negociaciones para un alto el fuego con Hamas, pues una y otra vez saboteó el proceso cuando parecía que se llegaba a un principio de acuerdo. Con la decapitación de Hamas, el líder judío ya puede completar la operación militar en Gaza y desalojar a los gazatíes de la Franja o confinarlos en campamentos devenidos en auténticos campos de concentración.
La acción muestra también que el genocidio de cerca de 40.000 palestinos en Gaza desde el 7 de octubre ha sido en vano, pues Israel, sin tener que recurrir a esa masacre condenada incluso en Naciones Unidas, podría haber acabado uno por uno con los responsables de la matanza de 1.200 civiles y militares en territorio israelí en esa fecha, ataque que sirvió de pretexto para la guerra de Gaza.
La guerra soterrada entre Irán e Israel
A la espera de que pueda haber una respuesta iraní, como ya ha advertido Pezeshkian, y del Eje de Resistencia de grupos islamistas aliados de Teherán y Hamas por todo Oriente Medio, el asesinato de Haniyeh evidencia una realidad: Israel está ya inmerso en una guerra de baja intensidad con Irán, con ese intercambio de ataques puntuales con Hezbollah en el Líbano y Siria, y con sus acciones directas en territorio iraní. Es solo cuestión de tiempo de que esta lucha soterrada se convierta en una guerra abierta regional, como ya estuvo a punto de suceder en abril.
Entonces, el asesinato por Israel de varios militares iraníes de alto rango en el consulado de Irán en Damasco desató una respuesta contenida de Teherán, con el lanzamiento de una oleada de drones y misiles contra territorio israelí, que no tuvo mayores consecuencias gracias al apoyo de Estados Unidos y Reino Unido, las dos fuerzas de Occidente ya implicadas en esta contienda encubierta. Israel respondió a su vez con bombardeos bastante inocuos de algunas instalaciones iraníes y la partida quedó en tablas.
Un desafío directo a Pezeshkian
No solo el lugar del asesinato de Haniyeh importa mucho. También el momento en que se produjo. El líder de Hamas había acudido a la capital iraní precisamente para participar en la toma de posesión como nuevo presidente de Irán de Masoud Pezeshkian.
La percepción de Occidente de Pezeshkian había sido hasta ahora de un político aperturista y deseoso de negociar la retirada de las sanciones internacionales. Con la muerte de Haniyeh, el nuevo presidente queda entre la espada y la pared, entre la moderación y la ortodoxia del régimen, situación que viene bien a Netanyahu.
La respuesta de la cúpula teocrática y política iraní no se hizo esperar y echó gasolina al incendio que empieza a propagarse. El máximo líder de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, declaró el deber de su país de "vengar" la muerte de Haniyeh. "Mataron a nuestro querido huésped en nuestra casa y ahora allanaron el camino para vuestro duro castigo", amenazó Jamenei en directa alusión a Israel.
El Kremlin previene sobre una "confrontación a gran escala"
Es obvio que los autores de la acción, "un asesinato político absolutamente inaceptable", eran "conscientes de las peligrosas consecuencias para toda la región", señaló el Gobierno ruso en un comunicado. Moscú consideró que la acción "tendrá un impacto tremendamente negativo en el curso de los contactos indirectos entre Hamas e Israel".
En su comunicado, el Ministerio de Exteriores ruso hizo hincapié en el riesgo real de "un dramático deterioro de la situación de seguridad en la región", que podría llevar a "una confrontación armada a gran escala".
EEUU cierra filas con Israel
La respuesta de EEUU fue ambigua. Aunque el secretario de Estado, Antony Blinken, negó la participación estadounidense en el atentado, Washington manifestó su intención de apoyar a Israel sin fisuras. No era para menos este cierre de filas, pues Irán apuntó a EEUU también como responsable del asesinato.
Cuando Israel asesinó al comandante de Hezbollah este martes, inmediatamente el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, informó al secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin. De nuevo Washington aparece intentando encubrir a su aliado.
Lloyd Austin: "Estados Unidos estará junto a Israel, suceda lo que suceda. Y ese es el mayor temor"
Austin indicó, sin confirmar ni negar nada sobre la muerte de Haniyeh, que Estados Unidos estará junto a Israel, suceda lo que suceda. Y ese es el mayor temor. Como muchas veces sucede en Oriente Medio, parece como si la historia ya estuviera escrita, al menos en la hoja de ruta de la Casa Blanca y del Gobierno israelí.
Aunque Netanyahu tiene en principio el apoyo de los dos aspirantes a la Casa Blanca en las elecciones de noviembre próximo, la actual vicepresidenta, Kamala Harris, y el expresidente Donald Trump, ninguno de los dos políticos le ofrece al líder israelí la confianza que le ha dado el actual mandatario de EEUU, Joe Biden.
De ahí que, si Netanyahu quiere cumplir sus planes para conquistar Gaza y en Oriente Medio, para quitar a Irán cualquier capacidad de amenaza, entonces debe hacerlo ahora, antes de que cambie el inquilino del Despacho Oval en Washington.