El boxeo femenino atraviesa un profundo debate, que se potenció este jueves con el estreno de la argelina Imane Khelif, una peleadora cuya presencia en París se convirtió en un tema controversial porque en el campeonato mundial de 2023 había sido desclasificada después de no pasar un análisis de elegibilidad de género. Ahora, con otro criterio, se permitió su participación, pero su primer combate quedó marcado por la polémica luego de que su rival, la italiana Angela Carini, se retirara de la pelea cuando apenas transcurrían 46 segundos.
Khelif no es trans. Pero, a pesar de que ya habían competido durante muchos años a nivel amateur, su presencia en París y la de la taiwanesa Lin Yu-ting –ambas mujeres cisgénero- provocó una gran controversia por el alto nivel de testosterona que presentaron. Lin, por ejemplo, ganó los campeonatos mundiales de la Asociación Internacional de Boxeo (AIB) en 2018 y 2022, pero el organismo rector la despojó de su medalla de bronce del certamen del año pasado debido a que aseguró que no cumplió con requisitos de elegibilidad no especificados en lo referente a un análisis bioquímico.
Khelif, en tanto, sufrió una situación similar, cuando la AIB la descalificó antes de la final del Mundial 2023, por más que antes le había permitido participar, además de combatir en diferentes torneos desde cinco años antes. Incluso, en Tokio 2020 participó y quedó eliminada en los cuartos de final. Enfrentada con el Comité Olímpico Internacional, la AIB no organiza ni participa en la elegibilidad de las deportistas en el certamen olímpico, potestad que le corresponde al COI. Y según esos criterios, tanto Lin como Khelif están aptas para combatir en el torneo.
Ante esa situación, el Comité Olímpico de Argelia difundió un comunicado en el que condenó lo que calificó de “mentiras” y “ataques poco éticos y difamatorios de nuestra estimada deportista, Imane Khelif, con una propaganda infundada de ciertos medios de comunicación extranjeros”. La boxeadora argelina tiene hiperandrogenismo, una condición médica caracterizada por niveles excesivos de andrógenos, lo que determina que sus niveles de testosterona son superiores a la media de las mujeres.
En el combate de este jueves, Carini y Khelif apenas intercambiaron algunos golpes antes de que la italiana abandonara la pelea, un hecho sumamente inusual en el boxeo olímpico. Hasta ese momento, lo único llamativo había sido que el cabezal de Carini se había desajustado en dos ocasiones antes de que la italiana decidiera abandonar la pelea. Superada por las emociones, Carini se negó a saludar a Khelif luego de que se diera a conocer el fallo y se puso a llorar en el cuadrilátero antes de bajar.
Ya un poco más tranquila, pero aún con algunas lágrimas, Carini aseguró que abandonó la pelea como consecuencia del intenso dolor en la nariz luego de recibir los primeros golpes. “Nunca en mi vida me habían golpeado tan fuerte. Me rompe el corazón porque soy una peleadora”, dijo la italiana. “Mi papá me enseñó a ser una guerrera. Siempre he subido al ring con honor y siempre he sido leal a mi país. Y esta vez no pude porque no podía seguir”. Carini, quien tenía una mancha de sangre en su pantalón, aseguró que no darle la mano de la argelina no fue un acto deliberado ni un mensaje político. “Sentí mucho dolor en la nariz, y con la madurez de una boxeadora, dije ‘hasta aquí llegué', porque no quería y no podía terminar la pelea”, argumentó.