“Este gobierno trató de aumentar los derechos de exportación, pero ahora dice que, en un determinado momento del futuro, cuando la macroeconomía mejore, los revisará.” Las palabras de Javier Rodríguez pintan su lectura con desconfianza tras el discurso de Javier Milei en el predio de la Sociedad Rural Argentina. 

De todas maneras, para el ministro de Desarrollo Agrario de la provincia de Buenos Aires, hubo situaciones más graves. A su juicio, es muy preocupante que el Presidente omita deliberadamente temas fundamentales como la industria, la ciencia, la tecnología, el cambio climático y, ante todo, la importancia del rol del Estado en el sector agropecuario.

Así, y a lo largo de una hora de charla con Buenos Aires/12, Rodríguez asegura que tiene dificultades para creer en las promesas de Milei hacia el sector. Afirma que a los productores pequeños y de mediana escala no les está yendo bien porque los costos no dejaron de aumentar y la demanda de alimentos está en caída.

Su visión coincide con el último informe presentado por su colega al frente de la cartera de Economía de la provincia, Pablo López. En un estudio sobre el impacto de los primeros seis meses de política mileísta contra la Provincia, el ministro señala que la actividad del agro, en su conjunto, se contrajo en casi ocho puntos respecto al 2023.

Entre las principales preocupaciones de Rodríguez está la reciente instrucción que corre por los pasillos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la prohibición de utilizar en los documentos emitidos por el organismo términos como “sustentabilidad” y “cambio climático”.

En este escenario, y ante los anuncios de Milei frente al agro en plena rural, donde se volvió a comprometer en quitar las retenciones y bajar impuestos, Rodríguez tiene una convicción: “Fue un discurso con muchísimas falsedades y planteos equivocados". 

—¿Por qué?

—Porque utiliza datos que no son los de la realidad. Sigue sosteniendo que la Argentina fue el país con mayor PBI per cápita en el mundo en un momento de la historia. Eso no es así. Son afirmaciones que sólo se explican desde una mirada que parte de distorsionar la realidad para tener un posicionamiento político. Hubo muchos temas no abordados. 

--¿Cuáles, por ejemplo?

--Cuando habló de industria, sólo la mencionó para criticar las políticas industriales en general. Pero no hizo mención alguna al agregado de valor por la industrialización. Tampoco hubo mención al rol del Estado en la innovación tecnológica ni la que se genera en el sector privado. No hubo mención al INTA en todo su discurso, lo que es preocupante. No habló del financiamiento que provee el Estado. Y otro punto importante del Estado que no se mencionó es el tema de las obras de infraestructura. El sector rural necesita rutas, caminos rurales, determinadas condiciones en los puertos, y no hubo ninguna mención a estos temas. Son temas fundamentales del interior de la provincia de Buenos Aires, del país, pero del sector del agro en sí.

—Pero se comprometió a eliminar las retenciones…

—Es una mirada que no se condice con la realidad. Apenas comenzó este gobierno envió un proyecto de ley, el de la Ley Bases, que apuntaba a aumentar los derechos de exportación para todas las economías alimentarias. Si eso no avanzó fue por el rechazo de distintos bloques opositores. Este gobierno trató de aumentar los derechos de exportación, pero ahora dice que, en un determinado momento del futuro, cuando la macroeconomía mejore, los revisará. No se condice con lo que sucedió hasta ahora, así que cuesta creerlo.

—¿Y el anuncio sobre la eliminación del Impuesto PAIS?

—Habla del Impuesto PAIS y fue este gobierno el que lo aumentó. Dice que en septiembre bajaría, pero sólo volvería a los niveles previos al aumento que hizo este gobierno, ¿no? También hablan de que se elimina en diciembre, pero es la fecha de caducidad de la ley que establece el propio impuesto. Lo que analizan es que no tiene el apoyo legislativo para darle continuidad al impuesto y generan un anuncio sobre algo que no es político.

—Entonces, ¿este modelo económico no favorece al sector agrario?

—En lo que respecta a granos y oleaginosas, cuando se ven las superficies sembradas con modelos liberales como el que gobierna actualmente, no tienden a crecer más que cuando gobierna un modelo que incentiva la producción.

—¿Tampoco a la soja?

—Hay cuestiones productivas de la soja que hicieron que la cosecha se posponga algunas semanas, lo que trajo aparejada una demora en la liquidación. Por eso algunos esperan un poco más. Pero no se esperarían grandes ingresos por la liquidación de la soja. Serían similares a años previos a la sequía. Cuando se compara con el 2023 se ve un crecimiento, pero hablamos de producciones castigadas por un evento climático histórico.

—¿El escenario es competitivo para las exportaciones del sector?

—Por supuesto que, con la devaluación inicial, el sector cerealero y de oleaginosas generó más rentabilidad. Pero eso fue absorbido por la inflación. Hubo aumento de combustibles, fertilizantes y de los alquileres de la tierra. En la región pampeana, alrededor dos tercios de lo que produce el sector es bajo la forma de alquiler. Además, los alquileres aumentaron más allá de la emergencia climática del año pasado. Entonces, el campo rinde menos pero no bajaron los alquileres. Así, los productores de mediana escala no están mejor.

—Pablo López publicó que la actividad neta cayó 8 puntos, más allá del repunte agrícola y ganadero respecto a la sequía, ¿cómo lo perciben los productores?

—Para entender la dinámica del sector en esta etapa de Milei hay que visualizar la caída del salario y jubilaciones y por ende la inédita caída de la demanda interna. Inédita tanto en porcentaje como en el lapso que se dio. Eso impacta en el consumo en general, y de manera muy severa en el consumo de alimentos, lo que golpea a los sectores que tienen una alta demanda en el mercado interno.

—¿Cómo cuáles?

—Un caso típico es la lechería. La demanda cayó en el orden del 15 por ciento, lo que arroja un menor nivel de producción en comparación al 2023, el que atravesó las consecuencias de la peor sequía de los últimos cincuenta años. Es decir, en valores absolutos se produce menos que en 2023, cuando a diferencia del año pasado las condiciones climáticas hoy están normalizados. Esa caída en la demanda también se ve en la carne de forma generalizada, donde es permanente la noticia de que el consumo de carne bovina está en niveles récord pero por lo bajo de su consumo. También hay una fuerte caída en la demanda de la carne porcina que afecta a los productores. Todo eso impacta en los precios. En la carne porcina, por baja demanda, los productores reciben precios más bajos y eso afecta la rentabilidad, lo que, en definitiva, impacta en la producción. En todas las economías vemos una situación complicada.

¿Se aplicaron más líneas de crédito para atravesar este momento desde la Provincia?

—Si. En la campaña de invierno, por ejemplo, cuando hubo que tomar definiciones cerca del mes de mayo, se veían números difíciles para el trigo. Por ende, lanzamos una línea específica y hoy podemos hablar de una buena superficie sembrada de trigo que recupera niveles previos a la sequía. Es decir, el acompañamiento de la Provincia se va a ver reflejado en la producción de trigo teniendo en cuenta que la provincia de Buenos Aires representa el 50 por ciento del total que se produce a nivel país. Ese acompañamiento financiero es fundamental.

—Habló de que Milei no mencionó al INTA y hace unos días criticó la prohibición al uso de determinada terminología dentro del organismo, como cambio climático o sustentabilidad, ¿por qué?

—Es una decisión que es una bajada de línea porque todavía no hay algo escrito. Nosotros estamos en vinculación permanente con distintos referentes, técnicos profesionales y de varias fuentes distintas nos llegó este planteo. No tuvimos ningún tipo de desmentida en este sentido y la verdad que, efectivamente, hay un temor en la institución acerca de determinadas investigaciones. Lo vimos en otros espacios de investigación, como el ataque en redes a los investigadores del CONICET.

—¿Por qué cree que el Gobierno nacional adopta esta medida?

—Muchas veces escuchamos que, en el Gobierno nacional, están muy dispuestos a defender lo que entienden que son sus valores, sus principios, y en ese sentido el propio presidente Milei dice verdaderas aberraciones sobre el cambio climático. Veo la medida con un contenido político muy fuerte que contrasta con cualquier institución que se refiera a ciencia y tecnología. Además, el desarrollo tecnológico y de conocimiento se tiene que desarrollar en ámbitos amplios, de debate, y con distintas temáticas de investigación.

—¿Afecta las relaciones internacionales?

—Si nos quedamos callados, claro que afecta. Por eso es importante el planteo, que se difunda, porque no hay argumento para cercenar como se pretendió y pretende hacer determinadas palabras y temáticas. No hay que naturalizarlo y, por el contrario, enfrentar las situaciones.

—¿Corren riesgo relaciones comerciales o de investigación?

—Si se frenan investigaciones vinculadas al cambio climático y la sustentabilidad vamos a estar en dificultades. El desafío del agro es ser competitivo trabajando en la sustentabilidad dentro contexto cambiante. Porque el contexto, en términos ambientales, está cambiando. Cortar y frenar investigaciones en ese sentido es francamente negativo. Esto plantea una posición por fuera de la agenda internacional y se aleja del diálogo internacional tan importante para el desarrollo científico y tecnológico, así como también el comercio. Posiblemente, no es algo que impacte mañana, pero si se convalida no tengo la menor duda de que el impacto negativo llegará, empezando por las dificultades para el agro. A lo largo de la charla hablamos de la sequía. Precisamente, no estar desarrollando conocimiento para comprender sus causas y ver como mitigar sus daños es tremendo.

¿El sector rural avala la idea de que se está produciendo un cambio climático?

—Sí. Hay muchísimos productores y entidades comprometidas con la temática para pensarla y analizarla seriamente. Por eso contrasta la bajada con la realidad. Hay que trabajar en esa dirección en conjunto, entre el sector privado y el público para que en distintos contextos se garantice la sustentabilidad.

—¿Cuál es el valor de fomentar la sustentabilidad del suelo?

—La historia de la Argentina, y parte de su inserción internacional, está fundada en los productos que requieren de la tierra como recurso. En ese sentido, se trata de tener una mirada estratégica porque las condiciones del un recurso natural como la tierra se vuelven insostenibles. Por eso los productores están comprometidos y hay que trabajar permanentemente. Además, no es un tema estático, y por eso necesitamos un sistema científico y tecnológico pensando en los desafíos nuevos.

—¿A eso apunta la biofábrica de kiwi que se anunció para la chacra experimental en Miramar?

Lo que vamos a construir en Miramar es un Laboratorio de Multiplicación Vegetal que permite producción de plantas de forma masiva, con una calidad garantizada, libre de virus, con mayor vigor y que permite obtener más frutos. Vamos a apuntar a la fruticultura y, en primer lugar, al kiwi. Hay producciones como los frutales o las hortalizas que necesitan de plantines de calidad. No arranca en las semillas, arranca en los plantines y el rol del productor.

—¿Hay otras experiencias similares que funcionan?

—Tenemos otro laboratorio en Mercedes. Allí se desarrollaron plantines de batata, alcaucil y hace poco se desarrolló el protocolo para el kiwi. Así que vamos a estar construyendo en Miramar, pero parte del desarrollo técnico que se hizo en Mercedes es lo que permite que la primera producción masiva sea el kiwi. Esta siembra está creciendo muchísimo en la región y encuentra entre sus limitantes el acceso plantas de calidad y, muchas veces, se da la necesidad de importarlas, lo que eleva los costos porque se gastan dólares.

—¿Qué inversión le demandará a la provincia?

—Es una inversión estimada en 900 millones de pesos y el año que viene estará operativa.

—¿Por qué es necesario hacer estas inversiones?

—Esta es la mirada de Axel Kicillof. La mirada de fortalecer la producción, lo que requiere fortalecer el desarrollo científico y tecnológico. Todas las producciones tienen como uno de sus limitantes, a veces históricos, la producción de plantines en Argentina. La falta del desarrollo tecnológico hizo que muchos cultivos pierdan superficie, tal como sucedió en los noventa. Nosotros tomamos ese diagnóstico, asumimos que se necesita de estos desarrollos y los hacemos en articulación con el sector privado. En el caso del kiwi, firmamos un acta acuerdo con la cámara de los productores locales. Lo que viene después, que es la entrega, de los plantines, depende en gran medida de los productores. En los casos que estén abocados a la agricultura familiar se los entregamos de manera gratuita, y en otros casos los comercializamos como con los viveristas que luego desarrollan las plantas y las venden ellos.