Duratierra nació de la visión compartida de Micaela Vita, Juan Saraco, Nicolás Arroyo y Tomás Pagano, y se consolidó como un colectivo musical potente con raíces en el folclore y la música latinoamericana. La incorporación de Valen Bonetto, Silvia Aramayo y Martín Beckerman hace más de dos años enriqueció la propuesta, que se ve completada por el público, fundamental como trinchera y sostén en cada show. Micaela Vita, una de las fundadoras, recuerda los comienzos de la banda como un experimento lúdico. “Llevamos 20 años sin parar de elegirnos. En ese entonces, no teníamos muchas bandas a las que mirar, solo referentes que llenaban nuestros paisajes sonoros e inspiracionales”, señala.
Aunque el folclore y la música latinoamericana fueron el fuego fundante de Duratierra, la banda exploró a lo largo de los años el bagaje emocional, cultural y musical que cada integrante aporta desde sus propios territorios e identidades, así como otras ramas de la música y las artes. “Es lo más honesto que podemos hacer”, explica Micaela Vita, “no replicar el modo museo que a veces toma la música folclórica, sino pasarla por la experiencia vital, por el cuerpo y por los 20 años de trayectoria”. Esta amalgama de paisajes, colores y sonidos que caracteriza la música de Duratierra los hace inclasificables. Según Mica, la pregunta típica “¿qué música hacen?” no tiene una respuesta sencilla: “Respondiendo solo una cosa, se omite información vital sobre nuestra música. Conviven Radiohead y Eduardo Falú, Chabuca Granda y Raúl Carnota, todo lo que nos legó Mercedes Sosa, y mucho más que siempre está en diálogo”. Mica está orgullosa del trabajo de Duratierra y añade: “soy una fan activa”. Para ella, la banda funciona como “un puente, un espacio de transición y apertura que habilita esos nuevos sonidos”.
El folclore llegó a Duratierra a través del contexto, las amistades, las fiestas populares y la emoción de sentir al cantar. Cada integrante experimenta esta conexión de manera única. Micaela, que no proviene de una familia melómana, decidió cantar a los 14 años y encontró apoyo en su entorno. En contraste, para Valen Bonetto, el folclore es una parte integral de su identidad. El músico y activista travesti cordobés llegó a la ciudad en 2019 y descubrió que esa música había sido fundamental en su vida desde la infancia. “El folclore en mi música tiene que ver con el lugar de donde vengo; es una reafirmación de mi identidad”, dice Valen, quien también ve en este género una herramienta de denuncia y pronunciamiento muy fuerte. Una característica que comparte con Mica, a quién conoció militando en un espacio llamado Músicas Unidas de Buenos Aires, para ese entonces él ya era fan de la banda. “La conexión especial con el folclore tiene que ver con venir a esta ciudad desde un entorno campesino. Es muy impactante, porque no solo te identificás, sino que también te desidentificás de lo que no querés. Marlene Wayar siempre habla de comenzar por lo que no somos”, recuerda Valen Bonetto sobre esos primeros meses en la Ciudad de Buenos Aires, todo lo que fue sintiendo y lo que le habilitó la música.
Valen critica el ritmo y la propuesta de la ciudad que aleja a las personas del propio cuerpo y señala lo extraño que le resultaba al principio que la gente no se animara a bailar. “Costó mucho tiempo que en espacios de música y militancia se animaran a soltar el cuerpo y bailar. Ahora bailan todes. Hicimos un trayecto juntes para aprender a habitar esos espacios; aunque no sepas bien cómo bailar una chacarera, ya está, el folclore se baila.”, dice satisfecho con ese recorrido.
Micaela recuerda cómo algunos profesores de música la acercaron a estos sonidos. “Íbamos a escuchar a Mariana Baraj, a Willy González, a Raúl Carnota. En esos referentes encontré una pasión muy grande, y la primera vez que canté una zamba supe que quería cantar eso para siempre,” dice. Más tarde, conoció a sus compañeros que también habían vivido el folclore desde pequeños. “Para mí, ellos fueron y siguen siendo mis maestros", asegura.
Ambxs reconocen que el folclore solía ser un lugar rígido y estático, una tradición que a menudo dejaba afuera muchas formas de vivirlo y otras identidades. Sin embargo, Duratierra cuestiona esa postura desde la práctica misma. “Hace que todo estalle de una manera muy accesible; hay una fibra que te toca, te convoca y te hace sentir eso que se dice, ‘el folclore es la sabiduría del pueblo’,” reflexiona Valen, añadiendo que el pueblo no es algo estático. “Es esto y aquello, y nosotres somos sujetes políticos que estamos haciendo esto otro dentro del folclore.” También destaca la creciente presencia de personas queer que componen e interpretan este género, trayendo historias personales actualizadas a la época. “No recuerdo en mi niñez escuchar una zamba que hablara de lo que me pasaba. Bueno, eso hay que hacerlo, y lo estamos haciendo,” concluye Valen.
Según Mica ya hay otra cosa que está pasando con la forma de hacer folclore, “no es algo que parta de una racionalidad, es lo que somos. Vamos actualizando nuestras vidas, nuestras identidades se van moviendo, se va sumando a nueva gente este proyecto que trae su propia información y su propia realidad, eso se ve reflejado en las letras. Es algo que ya está en la música y nosotres cantamos eso que somos”
Poner el cuerpo y la voz en medio de la tempestad emocional
“Soy hija de la democracia, no no había pasado por mi cuerpo la urgencia del decir y ahora esta música es urgente”, dice Mica sobre la tristeza y la preocupación que le genera la situación política, social y económica que estamos viviendo en Argentina con el Gobierno de Javier Milei. Reconoce que están vulnerando derechos que considerábamos pilares y lo describe como un momento de tempestad emocional en el que debemos defender la música y la cultura.
En “A los amores”, Duratierra proponer abrir otras sensibilidade para aflojar el dolor y dejarse abrazar. “En este contexto los espacios cuidados se vuelven necesarios y valiosos; siento que nuestras trincheras están en un momento de refuerzo están en un momento de revitalizarse a partir de este enemigo tan gigante que estamos teniendo, y por eso queremos encontrarnos desde la música con muchísima gente que igual que nosotros está exhausta de este presente y necesita saber que que hay esperanza en otres. Que somos un montón. Y que vamos a dar vuelta la tortilla”.
Hoy Micaela encuentra fuerza en hacer música, en encontrarse con las personas que ama y en compartir espacios de aprendizaje, de pensamiento creativo ante un presente que “nos aplasta la cabeza y el corazon”, una batalla que segura no quiere dejar ganar.
Sobre este tema, Valen se sincera y asegura que no comprende el momento que estamos viviendo, por eso le conmueve tanto la música que compone Juan Saraco para Duratierra “somos una banda que no tiene reparo, no sabemos ser de otra manera, hay un compromiso político en el quehacer discursivo, narrativo que también refleja una época, somos parte del entramado social, hacemos canciones que relatan lo que nos duele, los desacuerdos con la sociedad, con el mundo, algo muy inseparable. No podría estar por fuera de lo que me pasa, de lo que le pasa a mis amigues, a mi familia, necesito que eso se cuente en algún lado”. Para el activista travesti esta honestidad es muy bien recibida por el público que asiste a los conciertos, una comunidad que también se hace llamar trinchera y que tiene una participación única en cada espectáculo. “Hay mucha cercanía, hay un compromiso, nuestros conciertos no son solamente ir a ver a siete personas que están paradas arriba del escenario. Pasa algo entre nosotros, pasa algo en ese ida y vuelta”.
A todos los amores
El grupo estará presentando en vivo el nuevo disco el 17 y el 18 de agosto en el Teatro Margarita Xirgu de Buenos Aires, dando inicio a una gira que abarcará Córdoba, Rosario, Mendoza y San Luis, entre otras ciudades de nuestro territorio. Es un trabajo que en palabras de Valen Bonetto pone en un lugar accesible al amor en una época en la que eso parece fácil. “Hay una aparente obligación de estar en soledad, en forzar la individualidad, en salvarse soles, este disco propone pararse en la vereda de enfrente. Pone al amor en todas sus formas en contacto con las emociones, para proponer otra idea del mundo que está en la construcción con otres”, cuenta Valen sobre el disco que tiene un fuerte compromiso con la ternura y la poesía, acercando la necesidad de amucharse y abrazarse.
Mica Vita, agrega que es un disco que abre una caja de memorias de todos los amores, y es por eso que para la fecha del Xigru están organizando una fantasía folclórica. Están trabajando con la directora escénica Giselle Hauscarriaga, con quien vienen montando un concierto de muchas capas de profundidad, elementos del teatro y de la danza. La cantante y guitarrista de la banda promete una experiencia emotiva y única, que los lleva por lugares nuevos.
También reconoce que el disco nuevo permitió la llegada de un público diferente, pudieron entrar en otras casas. “Es un disco que conectó a muchas personas con una memoria de sus infancias al ingresar por esos sonidos que a muchos les remite a su infancia, o a los paisajes de sus provincias”