Durante estos últimos tres años en cada movilización, en cada marcha feminista, hubo, entre otros, un pedido que se repetía: “Donde esta Tehuel”
Tehuel tenía 21 años y se autopercibía como un varón trans. Un día salió a buscar trabajo como tantas personas de veinte y tantos años salen a buscar trabajo. Pero no nunca más fue visto.
El viernes pasado fue al alegato final del juicio por su desaparición. Los dos imputados fueron juzgados por homicidio con motivos de odio e identidad de género y orientación sexual. A asto es importante destacarlo porque la carátula tiene perspectiva de género y eso no siempre sucede. El crimen de Tehuel fue un crimen de odio y es muy importante para la familia y la sociedad sentar ese precedente.
En el juicio declaró la novia de Tehuel llamada Luciana y contó que nadie lo aceptaba para trabajar en ningún lado. Tanto es así que en un comercio le dijeron que no lo contratarían porque temían que pudiera arrepentirse de ser trans y querer después quedar embarazado. Básicamente no querían darle trabajo por ser quien es.
Es importante escuchar nuestras voces. Y esto también tiene que ver con la precariedad que sufre la población trans. Este hecho revela todavía más contundentemente la importancia del cupo laboral travesti trans.
Tehuel fue a buscar trabajo en una condición de extrema vulnerabilidad y esto es el reflejo de la realidad de un colectivo que sigue teniendo como expectativa de vida los treinta y cinco años. Quedar afuera de un sistema y no encajar en los patrones socialmente establecidos muchas veces tiene un precio muy alto; la violencia, la expulsión y la muerte.
Más allá del resultado de los juicios, seguimos preguntando: ¿Dónde está Tehuel? A tres años de su desaparición el cuerpo no aparece y hay una madre que no tiene donde ir a llorar la muerte de un hijo, así como las Madres de Plaza Mayo. Esto lo convierte en un desaparecido en democracia. El Estado tiene responsabilidad. Es sumamente paralizador pensar que Tehuel es el primero de nuestros cuerpos en adquirir ese estatus, de desaparecido trans en democracia.
Sabemos, Tehuel, que saliste a buscar trabajo y no volviste. El odio es el silencio de no saber. ¿Dónde estás? Para vos, la justicia. Para nosotros, las respuestas. Para todes, Nunca Mas.