Tyler, the Creator es difícil de clasificar. Es un delfín resbaloso, pero se puede decir que el rapero y productor estadounidense hace música sensorial, intensa, que camina sobre el borde del rap más experimental. En un disco puede sonar Kali Uchis de invitada y también se puede escuchar un piano, una investigación sonora apoyada en el jazz. Se mueve cómodo entre lo raro y el mainstream. Nada parece unir a Tyler con la banda argentina de más de 20 años de trayectoria que nos convoca, pero sí, los mismos atributos que se pueden usar para describirlo están en Poseidótica: un universo de fantasía propio, con un lenguaje en continuo desarrollo y una libertad creativa que es empujada por la ambición de crear, cada vez, música más personal.

Además de ese paralelismo, que puede parecer caprichoso, hay otra razón que lo justifica: “Tyler” es el nombre de la séptima canción de Las palabras y la realidad, el quinto disco de estudio de Poseidótica. ¿Cómo se nombran las canciones de una banda instrumental, donde no hay letra que ancle a un mensaje? En referencias sensoriales, sonoras, incluso aleatorias, en chistes internos que después a la hora de formalizar se visten de un sentido. “Había una parte de la canción que nos hacía acordar a él, pero después Tyler termina siendo un personaje del disco, en toda esta fantasía que sólo nosotros sabemos”, cuenta Cobra Rod, bajista de la banda.

En la ingeniería artesanal de hacer un disco, los Poseidótica militan el detalle y sus fans lo agradecen. La curaduría la aplican en una red de vínculos con bandas amigas de las provincias y la región, que ellos ayudan a que toquen en Ciudad de Buenos Aires y luego se retroalimentan con giras ininterrumpidas por el país; con el mismo cuidado planifican shows temáticos, como su festival Viaje de Agua, un espacio que no existía para bandas de heavy, psicodélicas o progresivas que crearon para llevarlas a salas de conciertos grandes, donde no se suele programar esos estilos. “Quisimos invitar a otras bandas y que tuvieran un trato ejemplar, que tuvieran un backline de primera para que suenen bien, que reciban el mismo caché una que recién empieza que un grupo de trayectoria. Eso tiene un valor para nosotros”, sigue Cobra. El mismo criterio aplican en la red de músicos que fueron invitando a tocar con ellos, para llevar su música por fuera de los límites del género, como Litto Nebbia, Adrián Dárgelos (Babasónicos), Marina Fages, Edelmiro Molinari (Almendra/Color Humano), Paula Maffía, Nekro (Fun People/Boom Boom Kid), Carca o Lucy Patané.

Ahora, para Las palabras y la realidad acercaron su lupa al corazón del coleccionista. El 10 de agosto, cuando se abran las puertas del mítico Teatro Flores, para ellos por primera vez, su público va a poder encontrar el cassette editado por Aquatalan Records –su sello propio–, pero también el CD por Smolder Brains Records de México, y el año que viene llegará la edición en vinilo por Clostridium Records de Alemania. No es sólo la nostalgia de los formatos donde aprendimos a amar la música, a escucharla con mayor fidelidad o transportarla con nosotres, es el amor por el detalle. En cada disco físico, Poseidótica escribe un relato ficcional que acompaña el concepto de cada trabajo discográfico. Es para los coleccionistas, sí, para que se enamoren del objeto en sus manos, pero también es la leña del fuego interno, el que alimenta la fantasía después de 23 años juntos.

Foto: Martín Darksoul

En este quinto disco después de Intramundo (2005), La distancia (2008), Crónicas del Futuro (2011) y El dilema del origen (2015), Poseidótica hizo de Tyler un protagonista de su viaje fantástico al sentido de la vida. En el libro del álbum se lee un monólogo de este personaje que vive en el futuro y tiene entre 543 y 544 años: “¿Soy un héroe de la contracultura? A ciencia cierta no lo sé. Quisieron borrar mi identidad, hacerme desaparecer, pero no pudieron –dice el relato–. Había muchos seres en mi misma situación, una comunidad que no lograron diezmar ni separar, la esperanza se mantiene intacta”. ¿Acaso Tyler está diciendo que los músicos del under, los +40, son una especie en riesgo? Pueden parecer pocos, fuera del foco, pero están ahí resistiendo los golpes de lo fugaz, lo transitorio de la industria de la música.

En un café en Villa Crespo, Cobra Rod, el alias de Martín Rodríguez, uno de los cuatro integrantes de Poseidótica –que integra junto a Walter Broide, Santiago Rua y el flamante guitarrista Eugenio De Luca– dice que al final, todo lo que hacen es para seguir divirtiéndose, para sentirse motivados como banda, como amigos. “No le debemos nada a nadie, esto lo hacemos primero para nosotros. Suena un poco egoísta, pero creo que es el punto de partida de cualquier músico”.

Eso que hacen es el empeño en tocar cada vez en lugares más grandes, hacer shows cada vez más complejos, que exigen una ejecución mucho más precisa. Una maquinaria puesta al servicio de la imaginación de unos ¿pocos? fans. Y, por eso, el material es importante: “Somos combatientes contra lo efímero. Queremos que haya algo concreto, que haya algo físico después de estar componiéndolo, ensayándalo, grabándolo por tanto tiempo. Que no sea subirlo a las plataformas digitales y ya. Cuando tenés el CD, el vinilo o el cassette, lo mirás, lo agarrás, tiene una tapa, dice los nombres de los temas, quién los grabó, hay fotos, una historia, se materializa. No somos negacionistas de la modernidad, para nada, pero si tenés la opción de que todo eso conviva, está buenísimo”.

En Las palabras y la realidad, hicieron una especie de locura: grabaron todas las canciones en un estudio y decidieron que la mezcla la haga un ingeniero de sonidos distinto. Querían jugar, experimentar con un sonido nuevo –aunque controlado por la identidad sonora de las canciones–. “Tyler”, por ejemplo, lo mezcló Santiago De Simone de Bohemian Groove, el ingeniero de Dillom. También está Maxi Leivas, Estanislao López, Paulina Chiarantano, Sebastián Barrionuevo y, entre otres, “Sur Realista” lo hizo Billy Anderson, un ingeniero estadounidense de incontable cantidad de bandas heavys como Melvins, Mr. Bungle y de acá Los Natas. La idea, muy creativa, fue también un poco caótica cuando las canciones empezaron a llegar. ¿Cómo hacer para hacer una devolución a cada ingeniero sobre cada instrumento? “Fue una odisea, no lo volvería a hacer aunque estamos contentos con el resultado. Sobre todo por haber conocido a tantos productores nacionales, que están en un nivel muy alto. Fue mejor la experiencia con ellos que con Anderson”. En un juego con el título, Poseidótica construye su realidad en lugar de hablar. En agosto, escribirán un nuevo capítulo de su épica personal.


Poseídótica presenta el sábado 10 su disco Las palabras y la realidad, con Iah, Undermine y Wrrn como bandas invitadas. En El Teatro Flores, Av. Rivadavia 7806. A las 18.