Obra escrita y dirigida por Charo Moreno, Y con esta luna, cartas desde la cárcel, es el relato a cuatro voces sobre la experiencia carcelaria de una adolescente uruguaya que pasa casi diez años presa en Argentina. El espectáculo se basa en las 140 cartas que Charo escribió a su madre desde los diversos penales donde fue recluida como presa política en 1975 hasta que salió en libertad en 1984. Un conjunto de cartas que fueron editadas (Elemento Disruptivo Editora), volumen que puede encontrarse en los espacios donde se presenta el montaje: hasta antes de la pandemia recorrió diversos escenarios, también bares, galpones y universidades en diferentes provincias. Hoy puede verse los domingos en la sala Area 623, de Pasco 623.

Charo Moreno debió exiliarse por su actividad política pero en Buenos Aires fue detenida, estando embarazada. Estuvo secuestrada y desaparecida durante 12 días para luego ser puesta a disposición del Poder Ejecutivo. Fue llevada a la cárcel de Olmos, pasó largo tiempo en Devoto -allí nació su bebé, que estuvo con ella sólo 6 meses ya que la obligaron a entregarlo a su madre-, y finalmente fue trasladada a Ezeiza, para después ser liberada.

“Las cartas las había guardado mi mamá en un bolso y yo tardé 10 años en leerlas”, cuenta la autora y directora en la entrevista con Página/12. Asistida por Margarita Roncarolo, Charo dio forma a su libro y creó el espectáculo. Lo interpretan Emilia Benítez, María Moggia, Mariela Lacuesta y Carolina Hortiguela, hija de la propia Moreno. El montaje da cuenta del día a día en la cárcel, habla de castigos y prohibiciones pero pone el énfasis en la camaradería y la solidaridad entre las reclusas, en los diversos modos que encuentran para vencer la inercia del encierro.

-¿Cómo reiniciaste tu vida después de salir en libertad ?

-Cuando salí de la cárcel tuve la imagen de un tren andando al que yo tenía que subirme pegando un salto para recomponer los vínculos afectivos, especialmente con mi hijo. Haberlo tenido en la cárcel, no haber podido criarlo fue el costo mayor que tuve en toda la situación que viví adentro.

-¿Cómo sucedió el tránsito hacia el teatro ?

-No me sentí convocada a la militancia cuando salí. El mundo era otro y aunque yo tenía las mismas convicciones que antes, me volqué al teatro, algo que me acompaña desde siempre. Desde la adolescencia yo pensaba que tanto al teatro como al activismo político había que entregarle la vida. Y lo prioritario en los '70 fue la lucha política. Después, cuando salí, elegí el teatro.

-¿Cómo describirías Y con esta luna… ?

-Es un espectáculo que trae un mundo que pocos conocen contado desde la propia voz de quien atravesó esa experiencia, sin un discurso que habla del militante como de un héroe. Lo social y lo político surge desde el relato de la vida cotidiana, con una gran vitalidad.

-¿Qué aspectos del relato fueron menos tomados en cuenta ?

-El espectáculo no habla de la tortura ni del horror que pasé, aunque sí está sugerido. Para mí, eso fue algo que otros nos hicieron para que dejáramos de pensar como pensábamos. Ésa es la voz de ellos, no fue la nuestra en el día a día. Nuestra voz tenía que ver con la vitalidad, la alegría, la voluntad de organizarnos, la entrega.

-¿Te hicieron críticas por tomar este punto de vista?

-Algunos espectadores me dijeron que la alegría les molestó. Otros, lo contrario. Pienso que la voz que quedó de toda esa época es la de los que buscan a sus familiares, una voz de llanto. Y cuesta entender que nosotros no llorábamos en la cárcel porque ahí teníamos que resistir y vivir. Nunca renegué de mi pensamiento político pero no me sentí nunca víctima, sabía lo que podía sucederme. Hablar hoy de la resistencia vital de una mujer de 18 años puede darle fuerzas a otros y a otras, para lo que necesiten.

* Y con esta luna, cartas desde la cárcel, en Area 623 (Pasco 623), los domingos a las 19.