Las reglas de gobernanza plantean no ideologizar al extremo las relaciones internacionales y las decisiones estratégicas sobre infraestructura. Se trata por un lado de no cerrar puertas y por el otro, de respetar las especificidades técnicas para bajar costos y obtener más rendimiento. Exactamente lo contrario a lo que hizo el gobierno libertario con los países de la región y con el veto de Bahía