La continuidad del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata se encuentra en grave riesgo. Este viernes, su director artístico, Pablo Conde, anunció su renuncia a través de su cuenta de X. Su salida ocurre poco después de la del presidente del evento cinematográfico, Fernando Juan Lima, de varios programadores, como Marcelo Alderete y Fernanda Mugica.
La organización del festival todavía cuenta con un par de integrantes del equipo anterior, al que se le sumaron algunas designaciones por parte del presidente del INCAA, Carlos Pirovano.
Ante este panorama, se pone en duda la concreción de la edición 2024. Según versiones que circulan en las últimas horas, la fecha del festival podría postergarse para marzo de 2025 —desde hace años, se realiza en el mes de noviembre—.
Conde, quien desde 2009 de director artístico se desempeñó como programador en el festival, además anunció su dimisión en el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA). En este aspecto, ponderó el rol del Instituto pese a la consideración del Gobierno nacional.
"Hoy, sin más, también dejo de trabajar para el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, ese INCAA que a lo largo de los años creció —desparejo, perfectible— hasta ser un organismo que además de fomentar el cine argentino pasó a ser su principal difusor: con un canal de televisión, una plataforma online, programas para la creación, el pensamiento, el desarrollo, ayuda a festivales, un Gaumont y varias salas coordinadas federalmente; un crecimiento con explicación, aunque hoy —de manera conveniente para justificar su feroz reducción— no se detalle".
Y agregó: "En su mínima expresión en años, consecuencia de una reducción atolondrada, poco estratégica y antojadiza, el INCAA actual se topa con una imposibilidad de gestión real sobre sus propias intenciones, entre ellas la de concretar la inminente edición de su festival insignia".
Conde destacó "tres ejes fundamentales" para la "construcción de un festival de cine": "el equipo de trabajo, quienes participan con sus películas —es decir, cineastas, elencos y profesionales, entre otros— y el público". En ese sentido, señaló que veía "con tristeza" que en la actualidad "esos ejes no sólo no son prioridades, sino que hasta son molestia".
"Con dolor, de allí me voy, con la conciencia tranquila de haber llegado un poco más allá de hasta donde me fue posible", apuntó.
Casi al final de su mensaje, remarcó que aunque la organización de un festival de cine no es una tarea sencilla, y menos cuando el gobierno insiste con que "no hay plata", se debería hacer "una edición medida, pequeña, de acuerdo a las posibilidades".
"Pero también sé que, por eso mismo, es necesario escuchar a quienes tienen experiencia, sumarlos para ser inteligentes a la hora de optimizar, ahorrar, concretar logros reales. No hacer todo lo contrario", dijo, y opinó que no era "mala idea que el festival se haga con aportes privados".
"De hecho desde hace años vengo insistiendo —en vano— en la necesidad de la búsqueda de sponsors para evitar los achiques continuos que viene sufriendo la programación, los cuales vienen vulnerando la efectividad de aquellos ejes enumerados", afirmó.
"¿Mi partida es consecuencia de los espantosos comunicados que el INCAA publicó en las últimas semanas? No, ya que comencé el proceso administrativo de desvinculación antes de que eso sucediera. Desde la Hora Cero, si se quiere (y no desde el Kilómetro Cero). Esas comunicaciones confirmaron fuertemente mi decisión", consignó.