Monoproducto al poder

Hay algo de tentador en abrir una propuesta que solo ofrezca una única cosa, un único sándwich. Algo que se puede leer en el orden de la especialización, de permitirse enfocar toda la atención en un producto, para lograr así siempre el mismo sabor, ganando constancia, calidad y, también, un precio imbatible que se logra justamente por la eficiencia que permite esa estricta especialización. De eso se trata Sangüchito, flamante novedad en el Villa Crespo que por pocas cuadras no es Palermo.

Ocupando un pequeño local con ventana a la calle, la oferta de Sangüchito es simple y comprensible: un sándwich de cerdo de carne de cerdo que se desmecha tras largas 24 horas de cocción. Eso es todo. El local no cuenta con mesas dentro, tan solo un par afuera para sentarse al sol del mediodía. La mayoría de los comensales compra para llevar a las oficinas y productoras de la zona.

El mismo sándwich se ofrece en tres tamaños distintos: el Petit, con 60 gramos de carne, casi un tentempié rápido para seguir el día ($1500); el Tranqui, con 120 gramos de carne, lo justo para un almuerzo rápido en un día laboral ($2500); y el Sangüchito, la estrella de la casa, con 250 grs de carne, tan potente como contundente ($4500). Cualquiera de estas opciones permite además elegir tres aderezos o agregados, que vienen servidos en cazuelitas separadas, para que cada comensal arme la combinación a gusto: por ejemplo cebolla frita, cebolla encurtida, pepinos agridulces, una salsa picante, un kétchup, entre otros.

El pan es industrial pero rico, de esos que son suaves y fáciles de masticar; no busca tener el protagonismo sino ser un buen contenedor para esa carne tierna y repleta de sus propios jugos de cocción.

A esto, Sangüchito suma gaseosas, algún jugo de marca y variedad de cervezas como una invernal Guinness o la IPA de Rabieta ($2500). Nada más: sin hay distracciones ni canchereadas: tan solo un precio muy amigable en tiempos de crisis para un sándwich que cumple todas las promesas que hace: es bueno, es bonito y es barato.

Sangüchito queda en Bonpland 943. Horario de atención: lunes a viernes de 10.30 a 15.30. Instagram: @sanguchito.ba.

El portón verde

En el barrio ese portón verde es un viejo conocido. Es la entrada a un gran galpón antiguo de 1922, que siempre estuvo en manos de una misma familia. Por varios años estuvo casi sin uso, aprovechado como depósito o para encuentros familiares y de amigos, aprovechando la amplitud del espacio. Hoy, ahí mismo, abrió Galpón Oeste, propuesta de sándwiches contundentes con varios ases bajo la manga. “Con Matías, mi pareja, somos arquitectos; y se sumó mi cuñado. Nos gusta comer, nos gusta cocinar, teníamos este espacio que es muy querido dentro de la familia, y decidimos probar suerte”, cuenta Dolores, a cargo del servicio.

Galpón Oeste se compone de dos partes: un pequeño local con una barrita; y la callejuela de entrada al galpón con mesitas alegres desparramadas sobre un piso empedrado rodeado de plantas y un precioso sol de mediodía. A futuro, prometen, sumarán el galpón techado, donde imaginan tener escenario y actividades culturales.

La oferta es un “armalo a tu gusto”. Hay panes (ciabatta, panini, bagel) y varias carnes distintas a elección, todas caseras: vacío y bondiola de larga cocción, osobuco braseado, pastrón con receta de la abuela de Matías, lomito de cerdo ahumado y una porchetta muy sabrosa. A esto se agregan muchos otros ingredientes: pasta de poroto aduki, berenjenas en escabeche, provoleta, cebolla caramelizada, chucrut, coleslaw, pimientos asados, pepinillos, rúcula, tomate, queso azul, panceta y siguen los etcéteras. También aderezos: aioli, mostaza y miel, chimichurri, barbacoa y más. “Nos gusta esa libertad, sin tener todo prestablecido”, dicen. El precio, no importa qué se elija, es siempre el mismo: $7000. Hay vermut, está el gin tonic de Dill, se suman algunos vinos y el jugo natural de Estancia Los Naranjos. Y en tiempos de frío, los fines de semana suelen sumar especiales como su ya clásico goulash de cordero, que agota porciones en pocas horas.

Un gran plan: sentarse un día de sol en ese callejón oculto tras el portón verde, con vermut y sándwich en mano. Eso es Galpón Oeste.

Galpón Oeste queda en Aranguren 1365. Horario de atención: miércoles a domingos, de 12 a 15 y de 19 al cierre. Instagram: @galponoeste.

Puro humo

La historia de Jacksons Holy Smoke puede contarse así: hace años que un par de restaurantes pusieron de moda en Buenos Aires las típicas ribs a la barbacoa. Pero lo cierto es que, en el Estados Unidos profundo, esas ribs deberían ser ahumadas, impregnadas del sabor y color típicos que genera el humo. En cambio, las más famosas en Argentina son braseadas, con el humo agregado a modo de condimento. “Somos tres amigos. Uno es cocinero, Maximiliano Urbandt. Él gerenció un restaurante muy conocido especializado en ribs. Y tuvo la idea de repetir el estilo de propuesta, pero respetando el ahumado”, cuenta Maxi.

Jacksons Holy Smoke nació en Maschwitz en 2018; creció luego con un segundo local en Villa Urquiza, el único que tienen actualmente. Una casona amplia con ambiente de bar relajado, y un patio al fondo donde se puede ver al ahumador, esa belleza capaz de soportar el calor de los leños encendidos.

“Nuestra especialidad son los ahumados, pero sumamos otras cosas, como hamburguesas o milanesas. Mucha gente no está acostumbrada al sabor del ahumado. Vienen clientes que buscan esas ribs que se desarman al moderlas, algo que se consigue al hervirlas mucho tiempo; en el ahumado buscamos una carne tierna pero con textura”, cuenta Maxi.

A Jacksons hay que ir por las Dalton, las ribs ahumadas BBQ con coleslaw y fritas a $14000; también por el Ranchero, un bife de chorizo de 400grs ahumado en frío, que sale con papa rellena de queso crema, panceta, cebollín y quesos gratinados ($16500); o por el invernal pastel de papa relleno de brisket ahumado a $14000. Esto es apenas una pequeña muestra de un menú que suma milanesas, nachos, salchicha parrillera casera ($6800, con queso, morron, huevo frito y panceta), mollejas con verdeo, albóndigas con fileto, tortillas, h. ot dogs y suculentos sándwiches como el Brisket Huancaína, con tapa de asado ahumada, cebolla morada, salsa huancaína, rúcula y queso gratinado a $11000. Hay unos pocos vinos, cervezas de Troppel (desde $2500 la media pinta) y cócteles. 

El verdadero sabor del humo, en Villa Urquiza.

Jacksons Holy Smoke queda en Blanco Encalada 5263. WhatsApp: (11) 3046-5063. Horario de atención: lunes a viernes de 18 al cierre; sábados y domingos de 12:30 a 2AM. Instagram: @jacksonsholysmoke.