Como viene sucediendo cada año el próximo 7 de agosto el santuario católico de San Cayetano, ubicado en el barrio capitalino de Liniers, será el foco de un hecho de piedad religiosa, que también contiene ingredientes culturales, sociales y políticos. Hay quienes llegan invariablemente todos los años hasta el templo para elevar sus plegarias pidiendo la intersección del santo patrono del “pan y del trabajo” para superar situaciones de pobreza, también para agradecer por los beneficios recibido de quienes acuden aumenta considerablemente cuando la crisis económica impacta en la sociedad