La caída en las ventas, el abandono de las políticas públicas hacia el sector, la suba costos –entre 4 y 5 veces en el caso energético- y la competencia importadora son los principales factores del drama que están viviendo las pymes en estos meses del gobierno de Javier Milei.

Esta descripción es una síntesis dos encuestas sectoriales en relación a cómo están transitando las pymes la crisis autoinfligida por parte del gobierno nacional. Las expectativas para lo que resta del año son negativas: la mayoría de las encuestadas piensan que se agrava la crisis. 

Las entidades empresarias simularon dos escenarios para 2024. El más optimista pierde 47.000 puestos de trabajo y el más pesimista, 87.000, acompañado de cierre de empresas. Por este motivo, dirigentes del sector reclaman una Ley de Emergencia Pyme.

El Observatorio Industriales Pymes Argentinos (IPA) presentó el Informe N° 8 con proyecciones sobre la cantidad de despidos y cierre de empresas pymes en lo que va del año. Se nutren de series anuales de empleo y PIB desde 2005 y prevé una recesión del 3,5 por ciento para esta año, en línea con las estimaciones del FMI y el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central.

El reporte proyectó dos escenarios: el más optimista contempla una baja de unos 47.000 puestos de trabajo pyme, mientras que el más pesimista es de pérdida de 87.000 empleos. Al primero le corresponde una quiebra de 8600 pymes, en tanto que en el peor serían 12.000 las firmas en quiebra. En promedio, se perderían 60.7000 puestos de trabajo pyme y cerrarían 10.000 firmas.

“El dato de cierre de pymes indica una situación grave que continúa deteriorándose, sin horizonte de recuperación a la vista ni políticas públicas que aporten a moderar la crisis”, indicaron los especialistas a cargo del informe, Martín Kalos y Pablo Bercovich.

Como referencia, advierten que en 2019, año de crisis, se destruyeron 101.500 puestos de trabajo pyme en comparación con 2017. El PIB había caído 2 por ciento ese año y 2,6 por ciento el anterior, a lo cual se sumó el impacto de la pandemia. En 2020 la economía se contrajo 9,9 por ciento y se destruyeron unos 28.000 puestos de empleo más. “Una pérdida acotada si se tiene en cuenta el nivel de caída del PBI y la política de sostenimiento de puestos de trabajo ante la crisis” de parte del Estado, explican. Esta es una diferencia crucial: en la crisis actual, el Estado está ausente.

Otro grupo de pymes nucleadas en la Asociación de Empresarios y Empresarias Nacionales para el Desarrollo Argentino (Enac) –que no son exclusivamente industriales- apuntan que la recesión es "un costo demasiado alto en virtud del beneficio de reducir la inflación a niveles de septiembre del 2023", el cual coincide con el pronóstico de inflación para este año de 136,6 por ciento, según el REM.

Desde el Gobierno sostienen aunque que el país estaba al borde una hiperinflación a fines de 2023 (proyección que no se basa en ningún dato objetivo), de modo que el salto inflacionario de diciembre era inevitable. Desde allí narran la tendencia a la desaceleración de los precios. Para las pymes es vital que el Gobierno reconozca la recesión y reclaman una Ley de Emergencia que "es vital para mitigar los daños".

Profundización de la recesión

En otra encuesta, realizada por la Enac, se entrevistaron a 350 empresas pymes de 21 provincias respecto a una serie de variables en el segundo trimestre del año: estado de las ventas, utilización de la capacidad instalada, rentabilidad y puestos de trabajo. La información relevada siempre es peor en el caso de las pymes industriales, y puntualmente el dato de rentabilidad es el que más decayó.

“Solo el sector servicios tuvo ventas razonables, todos los demás se encuentran en una recesión que lleva 6 meses para el comercio y la industria y 9 meses para la construcción”, advirtieron en un informe publicado en su página web. Peor aún es que las expectativas de los empresarios pyme, en un 65 por ciento de los casos, consideran que la situación económica nacional empeorará a lo largo del año.

La utilización de la capacidad instalada en la mayoría de los casos se mantuvo en situación de normalidad, es decir en 60 por ciento o más. Excepto para el caso de la industria, que en promedio se ubicó en 50,3 por ciento. “Hay un 6 por ciento de industrias que están en situación crítica pasible de cierre”, informaron.

En cuanto a las ganancias, “solo 1 de cada 3 pymes (es decir un 34 por ciento) tuvo rentabilidad positiva en el segundo trimestre del año, mientras que en el trimestre anterior fueron el 60 por ciento de los casos”. El empeoramiento de este indicador es notable.

Para finalizar, “en el período analizado un 21 por ciento de las empresas redujo personal mientras que un 13 por ciento lo incorporó, poniendo una alerta amarilla en cuanto a la generación de empleo en las pymes”. Son tres los trimestres consecutivos donde hay más despidos que contrataciones.

Sobre la base de una economía que venía mostrando bajas tasas de crecimiento, se advierte una profundización del deterioro. “La crisis de 2023 devino en una profunda depresión en la industria manufacturera: en lo que va de 2024 la producción está en niveles más bajos que en 2023, año que a la vez tuvo un peor desempeño que el 2022”, advierten desde IPA.

Empresas testigo

En el informe del Observatorio entrevistaron a numerosas empresas en todo el país y eligieron contar en detalle cuatro casos que resultan ilustrativos de la crisis actual. Una empresa textil radicada en La Rioja tenía 33 empleados y actualmente tiene 20. La segunda empresa se dedica a la fabricación de hierro y acero, está ubicada en la provincia de Buenos Aires y pasó de ocupar a 62 a 50 personas. Son todas firmas proveedoras de otras empresas. La tercera pyme fabrica productos de vidrio, despidió a 4 personas y el uso de la capacidad instalada está al 30 por ciento. La última, con cifras similares, fabrica productos de plástico.

“Caímos a un punto en el que prácticamente tocamos fondo y se mantiene ahí”, declaran, pues todas las empresas entrevistadas identificaron la caída en las ventas como el principal obstáculo que están atravesando. La facturación se redujo entre 60 y 80 por ciento.

“A modo de ejemplo, la empresa textil solía vender 1400 unidades por mes de un producto a una marca, actualmente le vende 30, es decir 80 por ciento menos. La fabricadora de hierro y acero producía alrededor de 50 toneladas de piezas de acero por mes en el 2023, mientras que actualmente produce 30, un 40 por ciento menos. La empresa plástica incluso declaró que en algunos de sus productos la venta se redujo directamente a 0”, aclaran en el informe.

Las empresas también informaron “que algunos de sus clientes optaron por reemplazar sus productos por otros de origen importado, y entre los países proveedores destacan a China y Brasil”. En el caso de la empresa de vidrio, sus clientes les indicaron que dejarían de comprarle porque consiguen el mismo producto proveniente de China a un precio alrededor de 90 por ciento inferior. 

“Los costos de producción locales se incrementaron entre 4 a 5 veces” y resaltan el caso de los servicios: “la misma empresa narra que en enero pagaban alrededor de 700.000 pesos por la energía eléctrica con la empresa funcionando cerca del 100 por ciento, pero actualmente pagan 3,5 millones de pesos (400 por ciento, es decir, 5 veces más), pero con la fábrica produciendo al 30/40 por ciento”.