Desde Ciudad de México

La expectativa por el contenido de la conferencia de Cristina Kirchner en su reaparición pública en México iba creciendo junto con la urgencia del tema caliente que atraviesa a la región: Venezuela. Lejos de apelar a elipsis o metáfora alguna, la expresidenta fue contundente al respecto. Se manifestó en línea con el comunicado conjunto que emitieron Manuel López Obrador, Lula Da Silva y Gustavo Petro, un pedido de paz social y de respeto a la institucionalidad que incluyó el reclamo de no injerencia. Pero sumó un reclamo muy concreto: "Pido, por el legado de Hugo Chávez, que muestren las actas". Y apuntó también sobre "los hongos demócratas que crecen después de la lluvia": "¿Quiénes son los que hoy hablan de dictadura en Venezuela?", cuestionó. "Los que dicen que hay dictadura en Venezuela tienen diputados que visitan a genocidas en la cárcel. Los que hablan de dictadura son los que entregaron armas al golpe de Estado en Bolivia. Hay que ser más coherentes, por favor", criticó.

El encuentro, organizado por institutos de formación y partidos progresistas de diferentes países de la región, fue ocasión también para hablar del método de "estigmatización, persecución y proscripción" que sufren estos gobiernos en América latina, del atentado que sufrió como caso límite, y para destacar la profunda reforma judicial que busca llevar adelante en México el gobierno de AMLO. Los asistentes recibieron a la expresidenta con banderas argentinas y wiphalas, libros Sinceramente en alto (al finalizar se formarían filas para los pedidos de firmas), adaptaciones de los cantitos de la campaña de Morena y hasta la marcha peronista entonada por argentinos radicados en México.

Como suele hacer en sus discursos, la expresidenta situó cada tema en el contexto histórico, regional y global. Sobre Venezuela, apuntó el "detalle" de que el país “tiene la primera reserva de petróleo global convencional, mayor aún que la saudí”, y pidió analizar el caso “sin ángeles ni demonios, sin simpatías ni antipatías”.

"Ayer escuché al titular del Consejo Nacional Electoral de Venezuela leer los resultados del escrutinio de casi el total de votos. Todos sabemos, porque lo informó el propio CNE, que el sistema había sido hackeado y que por lo tanto no tenían las actas para poder publicarlas. Pero también es evidente que si se ha podido abordar ese escrutinio, que fue meticulosamente leído ayer con precisión de decimales en cada una de las candidaturas que se presentaron, es porque hay un sistema doble de soporte, con actas que fueron firmadas y remitidas. Pido, no solamente por el pueblo venezolano, por la oposición, por la democracia, por el propio legado de Hugo Chávez, que publiquen las actas, para que todos puedan escrutar", marcó.

Habló también sobre la responsabilidad de los Estados para evitar una escalada: "Que no nos trasladen ningún conflicto", pidió. Y envió un mensaje, sin nombrarla, a Corina Machado: "De cualquier manera, estoy contenta. Ayer estaba muy preocupada porque la principal líder de la oposición estaba en la clandestinidad, según había comunicado por Twitter. Pero hoy la vi encabezando una marcha en Caracas. Así que afortunadamente ha tenido poco tiempo de clandestinidad, lo cual es muy bueno, porque es algo muy feo", chicaneó.

Un think tank progresista

Los militantes de Morena iban y venían con nervios en la previa de una charla que duró cerca de una hora en el luminoso y amplio salón circular del Centro Cultural México Contemporáneo, un edificio precolombino que exhibe la belleza imponente de todo el centro histórico de la Ciudad de México. La preocupación por la seguridad y lo reducido del espacio dejó a mucha gente en "lista de espera" afuera, algunos fueron pudiendo entrar a medida que el horario de comienzo se estiraba. En el ingreso se implementaron escaners y se repartieron revistas y un libro de los columnistas de Página/12 Atilio Borón y Paula Klachko editado localmente: Segundo turno. El resurgimiento del ciclo progresista en América Latina y el Caribe.

"Es un honor, estar con Cristina hoy", cantaba la concurrencia. Era la adaptación del cantito de los actos de campaña: "Es un honor, estar con Claudia hoy", que a su vez fue una adaptación de la campaña anterior: "Es un honor, estar con Obrador".

En la primera fila escuchaban sonrientes los integrantes de la comitiva que acompañó a CFK -Anabel Fernández Sagasti, Oscar Parrilli, Mariel Fernández, Mayra Mendoza- e intelectuales y referentes de Morena: Héctor Díaz Polanco, diputado local de la Ciudad de México, la antropóloga Consuelo Sánchez, la diputada federal y senadora electa Andrea Chávez, María Elvira Concheiro, otra reconocida referente e intelectual de la izquierda mexicana, entre otros.

"¡Es tiempo de mujeres!", arrancó el presidente del Instituto Nacional de Formación Política (INFT) de Morena, organizador del curso, y despertó una ovación. Junto a las demostraciones de admiración y afecto por Cristina Kirchner, la euforia por el triunfo histórico de Claudia Sheinbaum atravesó la jornada. La expresidenta entró además del brazo de la senadora Citlalli Hernández, secretaria del partido, quien expresó: "En México hoy vivimos un momento de profunda felicidad. Pero en los momentos más difíciles, siempre miramos al sur con muchísima esperanza. Te miramos a tí como la gran mujer que gobernó de manera ejemplar", halagó a CFK.

La expresidenta agradeció a los organizadores locales del INFT, junto al Patria de Argentina, y también quiso nombrar uno por uno a todos los espacios de los diferentes países, como un "reconocimiento a los que seguimos apostando a la formación de cuadros y a la información, que es en definitiva apostar a la historia". La conformación de un "think tank progresista" es una de las apuestas de los espacios regionales de formación, y la presencia de la expresidenta aquí también tuvo que ver con eso.

La rémora monárquica

Además de felicitar "al pueblo mexicano por su primera presidenta mujer", recordando que "batió todos los récords, porque López Obrador había sido el presidente más votado, y ella fue más votada aún", Cristina Kirchner se detuvo particularmente en la reforma judicial que busca llevar adelante el gobierno de AMLO (ver nota aparte). "La utopía hoy pasa por la justicia, por reformar una justicia que está totalmente cooptada por los factores de poder económico, y absolutamente presionada por los medios hegemónicos de comunicación, porque cada uno tiene un muerto en el ropero y entonces no hay juez o jueza que por ahí se anime a determinadas cosas", puntualizó.

"Celebro esta profunda reforma que propone elección popular para todos los magistrados, desde la Corte Suprema de Justicia hasta los tribunales inferiores", destacó. "Aquí los jueces de la Corte Suprema duran quince años, y la reforma propone reducirlo a 12. En mi país, los integrantes del poder judicial son vitalicios. Los cuatro o cinco miembros de la corte que tienen poder sobre la vida, el patrimonio y la libertad de 47 millones de argentinos, los elige un Senado que los vota, y nadie más. Una rémora monárquica absoluta", calificó.

Y en la línea histórica que trazó en la que "al partido militar le sucede el partido judicial", cuando "ya no sirve la intervención militar en Latinoamérica", citó como "ejemplo quirúrgico" la causa Vialidad. Repasó que el juicio se inició en enero de 2016, ni bien asumido el gobierno de Mauricio Macri, y que duró "exactamente cuatro años, qué raro, una instrucción tan larga, ¿no?". "¿Cuándo deciden que me tengo que sentar para ser juzgada por corrupción, en un juicio oral? En 2019, cuando había que ir a elecciones nuevamente. Era el escenario nacional que me tenían preparado, no a mí, al peronismo, a la fuerza política: La candidata iba a estar sentada durante todo el mes anterior en el banquillo. Lo desmonto cuando comunico mi decisión, como conductora de nuestro espacio político, de que fuera Alberto Fernández el candidato a presidente", repasó.