El estadounidense Noah Lyles se quedó con el rótulo de "el hombre más rápido del mundo" al ganar la célebre final olímpica de los 100 metros llanos, ante 80 mil espectadores en el Stade de France.

Con un tiempo de 9,79 segundos aventajó en solo cinco milésimas al jamaiquino Kishane Thompson, mientras que tercero fue el también yanqui Fred Kerley (9,81).

Lyles inició con éxito el reto con el que llegó a París: ganar los oros en 100, 200 y el relevo 4x100, el mismo triplete que hizo hace justo un año en los Mundiales de Atletismo de Budapest.

El velocista estadounidense, 27 años, afrontó la final consciente de que los casi 80.000 espectadores que abarrotaron el estadio estaban pendientes de él y él respondió montando un show antes de la carrera, alentando al público, dándose golpes en el pecho y haciendo gestos de complicidad con la grada.

Sus 0.178 de reacción fueron el peor tiempo de los ocho finalistas, por lo que le tocó remontar durante la carrera. En la meta detuvo el reloj en 9,79, mismo tiempo que el jamaiquino Thompson, por lo que no hubo festejo de inmediato. Ambos tuvieron que esperar algunos segundos a los resultados del "photo-finish" en las pantallas del estadio.

Vale destacar que por primera vez en la historia de los Juegos Olímpicos bajar de diez segundos en las semifinales no dio acceso a la final. Y es que el nivel que hubo por entrar en la pelea por las medallas fue enorme, con el corte marcado por el estadounidense Kenneth Bednarek en 9,93.