"Calaveras y diablitos", así se llama la muestra de pintura que expondrá desde el jueves 8 de agosto (desde las 19 horas) hasta el 5 de septiembre, el artista plásico Lucas Guigón en la galería del Centro Cultural Leopoldo Marechal (avenida Vergara 2396), en la localidad de Hurlingham, provincia de Buenos Aires.
"Las huellas antepasadas son las que marcan nuestro próximo camino. Estas huellas coloreadas trazan caminos que se entrelazan, al igual que el ADN, entrecruzándose como si bailaran en rituales paganos, entre diferentes culturas, religiones y creencias de nuestra América Latina", explica a Página 12 el artista.
"Los diablitos han bailado entre nosotros desde las primeras culturas, llevando diferentes nombres. Se les relaciona con el bien y el mal, y en la minería brindan protección bajo el apodo del Tío a los mineros que ofrecen coca y tabaco", agrega.
Los diablitos son también muy populares en los carnavales de Jujuy y en países como Bolivia y Perú. "Se los puede ver en el desentierro y entierro durante los carnavales de la Quebrada de Humahuaca, y en países como Bolivia y Perú, donde se los conoce como Coludo o Pujllay".
Para Guigón, las calaveras también encierran un mundo de colores y sentidos. "Las calaveras somos aquellos que nos regimos por la presencia y ausencia de los diablitos, dejando nuestras propias huellas. Somos testigos de la danza ancestral que nos conecta con nuestros antepasados, manteniendo viva la tradición y transmitiéndola a las generaciones futuras", dice. "En nuestro paso, llevamos el legado de la vida y la muerte, recordándonos que somos efímeros pero eternos en espíritu. Somos la esencia de la celebración, la presencia que ilumina la oscuridad y la voz que resuena en cada rincón del mundo. Así, en el baile de la existencia, las calaveras seguimos bailando, recordando y honrando a aquellos que ya no están, mientras dejamos nuestra marca en el camino de la eternidad".
La obra que Guigón expondrá en la muestra "Calaveras y Diablitos" consiste –según lo define el propio arista– en objetos, que también pueden ser ensambles, esculturas o dioramas. "Es una técnica que sigo modificando y que ha ido cambiando con el tiempo. Comencé a trabajar de esta manera en 2018 y hoy presento mi obra en el contexto de las calaveras y los diablos, siempre dentro de la cultura latinoamericana".