Nicolás Pachelo, el ex vecino del country el Carmel de Pilar donde hace quince años fue asesinada en 2002 de seis tiros María Marta García Belsunce, declaró como imputado en la causa y aseguró ser inocente. Pachelo, al igual que su ex esposa Inés Dávalos Cornejo –quien se presentó un mes atrás en la justicia y también dijo ser inocente– fueron llamados a declaración indagatoria como sospechosos del crimen, luego de que se reabriera la causa que estaba por prescribir. El abogado del acusado, Roberto Ribas, dijo a la prensa que en la indagatoria su defendido sostuvo “lo que viene diciendo hace quince años: que es inocente y que no tiene nada que ver con esta causa”.
Pachelo, a quien los familiares de la socióloga asesinada apuntaron desde el comienzo de la investigación, y al que el fiscal Diego Molina Pico (el primero que intervino) nunca investigó porque apuntó a la familia de María Marta y descartó el robo, declaró durante una hora y media en la sede de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N°2 de Pilar, a la que llegó pasadas las nueve y media. El imputado –de 41 años– ingresó al edificio judicial de la calle Tucumán 501 oculto en el asiento trasero del auto de su abogado.
La indagatoria estuvo a cargo de los nuevos fiscales del caso, María Inés Domínguez y Andrés Quintana, quienes le imputan los delitos de “robo agravado y homicidio criminis causa”, que prevén prisión perpetua. A pedido del abogado defensor, participó como veedor el juez de Garantías 1 de San Isidro, Ricardo Costa.
“En primer lugar, me declaro inocente del hecho que se me imputa”, dijo Pachelo al comenzar a declarar, y antes de aclarar que no se iba a referir a las causas por robos en las que fue condenado y por las que purgó varios años de cárcel.
El relato fue similar al que había hecho cuando declaró en la causa como testigo. Sostuvo que el mediodía del 27 de octubre de 2002 fue a jugar al fútbol, un torneo intercountries, y que a media tarde –la cámara de seguridad lo captó a las 17.34 entrando en su Ford Ranger– regresó a Carmel junto a su hijo mayor, quien tenía entonces 7 años.
“Permanecí aproximadamente una hora, una hora y media en mi casa, donde me bañé y me cambié. Y partí hacia Buenos Aires”, señaló Pachelo, que quedó registrado saliendo de Carmel a las 18.59 en el Fiat Siena rojo de la que entonces era su esposa, lo que lo ubica dentro del country al momento del homicidio, porque de acuerdo con los forenses ocurrió a las 18.30.
Pachelo contó que en Capital Federal buscó a su madre para ir al shopping Paseo Alcorta a comprar un regalo a su hijo. Después pasó a buscar a quien era su esposa, Dávalos Cornejo, de 39 años, y a una amiga por un recital de Diego Torres en el Luna Park, y dejó a la amiga en su casa. Luego retiró a sus dos hijos menores de lo de sus suegros y volvió de noche al Carmel.
El imputado desestimó el relato de los tres testigos –adolescentes en aquel momento– que habían asegurado que lo vieron trotando cerca de María Marta cuando ésta volvía en bicicleta a su casa y minutos antes de que fuera asesinada. “No recuerdo haberlo hecho corriendo, ni de haberme cruzado a nadie en el camino. Una vez que busqué el auto, volví a mi casa, busqué a mi hijo y partimos juntos hacia Capital Federal entre las 18 y las 19”, afirmó Pachelo.
Desacreditó el testimonio de un mozo de una estación de servicio de Panamericana y ruta 25 que lo comprometió al declarar que la mañana siguiente a la muerte de García Belsunce, Pachelo se presentó a desayunar y preguntó: “Che, ¿saben algo de la mujer que mataron en el country?”, cuando hasta ese momento sólo se hablaba de una muerte accidental en la bañera.
Recordó que con la víctima “jamás” tuvo relación y que al viudo Carlos Carrascosa lo trató “en dos o tres reuniones” por su función de tesorero en el country. También negó ser usuario o tenedor de armas.
La hipótesis de los fiscales es que María Marta volvió repentinamente a su casa de jugar un partido de tenis y se encontró con que le estaban robando; era la época del corralito, y según los rumores había mucho dinero en la casa. En la acusación, los fiscales sostienen que Nicolás Pachelo efectuó los disparos homicidas en “coautoría funcional” con quien era su esposa, y con la “colaboración” de los vigiladores del country.
Tras declarar, Pachelo se retiró en el asiento trasero del auto de su abogado y se tapó la cara con un cuaderno para evitar que fotógrafos y camarógrafos captaran su imagen.